El desarrollo de la humanidad puede pensarse desde la evolución del modo de apropiación de los recursos naturales por el ser humano. En un primer momento grupos nómades que vivían y se organizaban en base a las actividades de caza, pesca y recolección; posteriormente, el sedentarismo y la evolución hacia un mayor control del abastecimiento de alimentos a través de la sistematización: la agricultura y la cría de animales, impulsando la formación de sociedades cada vez más complejas y con mayor población.

Desde el comienzo de la agricultura existió la necesidad de controlar y cuidar el desarrollo del cultivo, combatiendo las malezas y mejorando la calidad de los cultivos a través del entrecruzamiento de especies. Con sociedades cada vez más grandes, el requerimiento de alimentos fue cada vez mayor. La ciencia y la tecnología posibilitaron la modificación genética de las semillas para mejorar sus características y combinarlas con los efectos de herbicidas e insecticidas. Ambos factores, junto a la implementación del sistema de siembra directa, potenciaron la expansión de la agricultura, permitiendo mayor cantidad y calidad de alimentos en menos tiempo, optimizando los procesos productivos.

Ahora bien, el uso de semillas manipuladas genéticamente (Organismos Genéticamente Manipulados - OGM-) siempre generaron dudas y controversias en cuanto a sus posibles efectos negativos para la salud humana. No obstante, una gran proporción de los alimentos que consumimos, hoy en día, proviene de OGM, incluso las carnes, ya que los animales de cría son alimentados con productos manipulados genéticamente, también llamados transgénicos.

Actualmente, un nuevo paradigma avanza cada vez más y apunta al desarrollo del mercado de productos no OGM. En este contexto, los especialistas e investigadores señalan que se pueden obtener variedades con características biológicas de elevada calidad sin manipulación genética, lo cual desestima el uso de herbicidas, como es el caso de la soja RR y su aliado el glifosato, en un contexto de mayor tolerancia al herbicida en las malezas.

Los especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Marco Juárez, provincia de Córdoba, presentaron cinco nuevas variedades de soja que no fueron modificadas genéticamente (no OGM) y que poseen características diferenciales, entre ellas: buen comportamiento sanitario, fenológico, productivo y de calidad industrial.

De esta manera, el aporte del INTA a mercados específicos de granos de valor agregado biológico permite avanzar en este nuevo segmento del mercado que, si bien aún es reducido, contiene un gran potencial sobre todo por su elevada calidad.

El objetivo es "colaborar en la generación de una herramienta tecnológica que contribuya a impulsar sistemas productivos de granos con valor agregado biológico" y "diversificar la oferta de materia prima con valor diferencial tanto para al mercado interno como externo expresó", Diego Soldini, especialista en mejoramiento genético del INTA y responsable de los nuevos cultivares.

Soldini explicó que buscan "impulsar sistemas agrícolas basados en el desarrollo de nuevos materiales genéticos que incorporen características biológicas especiales que, al ser procesadas, potencien la calidad, la diferenciación, la trazabilidad, el valor agregado y la generación de mano de obra en los territorios".

Cómo se obtienen los cultivares no modificados genéticamente

Para lograr este mejoramiento los especialistas del INTA se enfocaron en la adecuación de la genética del cultivo. Básicamente, según explicó Soldini, "el proceso para la obtención de una variedad no OGM es el mismo que se utiliza para desarrollar materiales tipo commodity o RR". Sin embargo, "las principales diferencias entre ambos materiales son que los no OGM no poseen genes exógenos, tienen mayor porcentaje de proteína en el grano, granos más grandes, color claro del hilo de la semilla y mayor contenido de azúcares deseables, entro otros aspectos", detalló el especialista.

El equipo de investigadores del INTA señaló que el enfoque está puesto en el "desarrollo de germoplasmas de soja con características especiales de calidad, como: alto contenido de aceite y proteínas, ausencia de factores antinutricionales y de lipoxigenasas y material genético con perfiles alterados de ácidos grasos, incluyendo bajo contenido de ácido linolénico". Nuevos materiales genéticos que incorporan características biológicas especiales.

Características biológicas de los cultivares

Las nuevas variedades de soja no OGM son: INTA ALIM4C No OGM, INTA ALIM4M No OGM, INTA ALIM4L No OGM, INTA ALIM5C No OGM y INTA-FICA5C k/lx. Las mismas fueron inscriptas en el Registro Nacional de Cultivares del Instituto Nacional de Semillas (INASE), informó el INTA.

Estos cultivares se destacan por el tamaño del grano, el color amarillo del hilo, el contenido de proteína, las lipoxigenasas y el factor antinutricional, caracteres de importancia para el valor agregado biológico.

Al respecto, Soldini señaló que "el tamaño de grano es un componente importante del rendimiento y, en términos de calidad, el mayor tamaño contribuye a una menor proporción del tegumento (cáscara), lo que se traduce directamente en una mayor concentración de proteína y de otros componentes de las harinas".

En cuanto al color amarillo del hilo, señaló que "es un elemento utilizado como diferenciador en la producción de granos con calidad diferencial, debido a que el color negro o castaño oscuro (propio de la soja commodity) afecta la calidad visual y repercute en el precio del producto".

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