7 de julio - Día de la Conservación del Suelo
Es necesario tomar conciencia y tener presente de que no se trata de una fecha cualquiera, cuidar el suelo que pisamos, que sembramos, donde se enraíza una comunidad toda, requiere de compromiso y concientización constantes. Este suelo nos sostiene, nos abraza.
Por Marisa Massaccesi | 07-07-2021 08:35hs
Por Decreto N° 1.574/1963 firmado en 1963 por el entonces presidente de la Nación argentina, Arturo Illia, se instituyó el 7 de julio de cada año, como el Día de la Conservación del Suelo, en memoria del fallecimiento del Dr. Hugh Hammond Bennet, investigador estadounidense, pionero y emblema norteamericano en la disciplina que trabajó constantemente en busca de la preservación de la integridad del recurso natural suelo, cuya importancia es vital para la producción agropecuaria.
Según uno de los párrafos del Considerando, manifiesta "que el suelo agrícola configura el soporte más sólido de la economía argentina, así como de su expansión futura y que, consecuentemente, la conservación de nuestro recurso natural básico es imprescindible para garantizar el bienestar de todos los habitantes de la Nación".
En nuestro país, una importante parte del territorio está sujeto a procesos erosivos causados por las actividades agrícolas, ganaderas y forestales. La desertificación es el resultado de fenómenos naturales que pueden agruparse en tres grandes categorías: la deforestación, el uso desequilibrado del suelo y el mal uso de la mecanización. A medida que aumenta la degradación de las tierras, también se degrada la calidad de vida de quienes la habitan.
De acuerdo a información proporcionada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), la conservación del suelo es esencial para el cuidado de nuestra tierra y como legado para las próximas generaciones. Es sustento de vida, desarrollo y producción. Es nuestro deber cuidarlo, respetando buenas prácticas agrícolas.
El suelo está compuesto por minerales, materia orgánica, diminutos organismos vegetales y animales, aire y agua. Es una capa delgada que se ha formado muy lentamente, a través de los siglos, con la desintegración de las rocas superficiales por la acción del agua, los cambios de temperatura y el viento. Las plantas y animales que crecen y mueren dentro y sobre el suelo son descompuestos por los microorganismos, transformados en materia orgánica y mezclados con el suelo.
Este recurso sufre una degradación progresiva a causa de la erosión, desmontes, uso del fuego, sobrepastoreo, labranzas inadecuadas, falta de rotación de cultivos y expansión de las fronteras agrícolas. El Inta impulsa de manera continua Buenas Prácticas en el Manejo de los Suelos a través de capacitaciones, seminarios, jornadas a campo y proyectos.
Muchas regiones de Argentina presentan graves problemas de degradación de sus tierras lo cual está directamente relacionado a la disminución la capacidad productiva de los suelos. Este proceso acelerado está conduciendo a una reducción de los niveles de producción y de los ingresos económicos y también a muchos otros problemas para la sociedad, al no poder cumplir el suelo con sus funciones en el ecosistema.
¿Quién fue "padre de la conservación del suelo"?
Hugh Hammond Bennett fue pionero en el campo de la conservación del suelo en los Estados Unidos de América. Era el jefe del Servicio de Conservación del Suelo, una agencia federal que ahora se conoce como el Servicio de Conservación de Recursos Naturales.
Algunos se daban cuenta, sin embargo, que el bienestar de todos los ciudadanos de los EE.UU. estaba estrechamente ligado al de aquellos de los Estados del Medio Oeste, donde se cultivaban muchos de los granos del país. Una de las personas que entendió esto fue Hugh Hammond Bennett, que con el tiempo llegó a ser conocido como el "padre de la conservación del suelo" en los Estados Unidos. A principio de 1900, había una creencia común de que el suelo era un recurso que no podía ser perdido o agotado. Él se propuso probar lo equivocada que estaba esta idea. Su misión con el Departamento de Agricultura fue orientar sobre los problemas de agotamiento de las tierras.
Si nos remontamos al año 2015, un documento difundido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el suelo es un recurso finito, lo que implica que su pérdida y degradación no son reversibles en el curso de una vida humana. En cuanto componente fundamental de los recursos de tierras, del desarrollo agrícola y la sostenibilidad ecológica, es la base para la producción de alimentos, combustibles y fibras y para muchos servicios ecosistémicos esenciales.
Este documento, además, sostiene que, pese a que “es un recurso natural muy valioso, a menudo no se le presta la debida atención”. La superficie natural de suelos productivos es limitada y se encuentra sometida a una creciente presión debido a la intensificación y el uso competitivo que caracteriza el aprovechamiento de los suelos con fines agrícolas, forestales, pastorales y de urbanización, y para satisfacer la demanda de producción de alimentos, energía y extracción de materias primas de la creciente población. "Los suelos deben ser reconocidos y valorados por sus capacidades productivas y por su contribución a la seguridad alimentaria y al mantenimiento de servicios ecosistémicos fundamentales",afirma el documento.
Argentinos, tomemos conciencia recordando otro párrafo del Decreto 1574: “Que en tal sentido se impone atraer el interés público, no solo de los productores rurales sino del conjunto de la población nacional, acerca de la trascendencia que el manejo cuidadoso del suelo tiene para el porvenir argentino y la vitalización de los sectores más necesitados del orbe”.
Recordemos que los efectos del actual cambio climático, están alterando el equilibrio del suelo, desembocando en una degradación sin precedentes que, con cada día que pasa, se expande aún más. Se nos acaba el tiempo para actuar.
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