Los gauchos mutantes
El fotógrafo Gustavo Di Mario recorrió con su cámara de rollo fiestas populares de las provincias de Buenos Aires, Salta, Córdoba y Entre Ríos.
Por Agustina Badano | 13-05-2020 04:00hs
Para el fotógrafo Gustavo Di Mario, el gaucho es mutante, pillo, mantiene el abrazo, le gusta compartir y se sabe admirado. En su libro “Interior” (2011) , Di Mario se aleja de la imagen del hombre de campo que posa luciendo la rastra cargada de plata, para retratar al “gaucho raso” y al público de las jineteadas, “ese que conserva el instinto de matrero”.
Como escribe el periodista Cristian Alarcón en el prólogo del libro, en la literatura argentina desde Leopoldo Lugones hasta Jorge Luis Borges, el gaucho es contado como un tipo pendenciero que escapa de la ley y se agarra a cuchillazos por alguna pollera o un insulto en medio de un borrachera; o desde la figura del gaucho bueno, como Ricardo Güiraldes en Don Segundo Sombra, enalteciendo valores como valentía, honor, sinceridad y lealtad.
La mirada de Di Mario se corre de esas dos grandes tradiciones. “La ropa, sus caras, sus raíces, el desparpajo al moverse y la seguridad de los gauchos fue lo que más me interesó”, contó el fotógrafoa El Agrario.
Durante más de una década el fotógrafo recorrió, con su cámara Pentax de rollo, fiestas populares de ciudades de la provincia Buenos Aires, como Zárate y Moreno; y también de otras provincias, como Salta, Córdoba y Entre Ríos.
Como buen fotógrafo, a Di Mario le inquietan e intrigan los mundos desconocidos y antes de abordarlos con la cámara los observa por mucho tiempo.
“Lo que viví fue aún más jugoso que la imagen obtenida: matear, emborracharse, pasar calor, frío y seguir a los gauchos para ver qué se siente. Y después poner en imagen lo más fiel posible ese choque entre la cámara y esas miradas”, explicó el autor.