En la década de los 90, en Winifreda, una localidad que se encuentra en la provincia de La Pampa, precisamente en el Departamento Conhelo, fue testigo del nacimiento del Movimiento de Mujeres Agropecuarias en Lucha, una organización nacional que se formó con el objetivo de evitar que miles de hectáreas sean rematadas.

Este grupo de mujeres, con sus banderas argentinas, comenzaron a pararse en las tranqueras de los campos, portando como única arma sus voces para entonar las estrofas del himno nacional argentino y así, poder parar los remates de sus tierras. Una lucha contra el aparato estatal, judicial y financiero.

Al cumplirse 25 años de esa gesta, la organización publicó un documento en el que se conmemora esos momentos vividos con aquel grito de “pan, tierra, trabajo, remates al carajo”, concientizando a todo un país sobre esta problemática que afectaba a tantas familias del campo.

Lucy de Cornelis fue la primera que alzó su voz con los reclamos: su acción inmediata fue contar por la radio “que trabajar y comprarse un tractor era impagable” y lo que estaban haciendo  “te llevaban todo lo que habías construido en tantos años”

Rápidamente otras mujeres como Joaquina Moreno, entre otras tantas, se sintieron identificadas y empezaron a conformar esta organización.  Por ese entonces, recuerdan que el escenario diseñado por el plan de Convertibilidad en 1991, la reforma del Estado y el desmantelamiento con las privatizaciones y los despidos, sumado al bajo precio de los cereales y el alto endeudamiento de los pequeños y medianos productores, entre otras medidas desafortunadas, pusieran a estas mujeres en pie de lucha.

Se recuerdan a sí mismas como mujeres sencillas que lo único que tenían claro era todo lo que el modelo les hacía perder: tierras, herramientas, producción, el desmembramiento de las familias y hasta la vida en algunos casos. El endeudamiento era terrible.

La situación que se vivía en la provincia no era distinta a lo que sucedía en el resto del país.

En estos 25 años de vida de la aquella Organización recuerdan que, esa época de asambleas, reuniones y militancias, "fuimos uniéndonos, encontrándonos en las diferencias, conociéndonos, debatiendo, equivocándonos también, a lo largo de tantísimos remates parados en todo el país, enfrentando desalojos injustos y también más injustos encarcelamientos, también fuimos espiadas".

En nuestro país, había 14 millones de hectáreas hipotecadas. De Cornelis cuenta que, por ese entonces, luego de varias discusiones, se llegó a un acuerdo que consistía en que, si no se atendían sus reclamos, se movilizarían hacia Capital Federal. La fecha elegida era emblemática:  8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, 3500 mujeres de norte a sur,  marcharon hacia Buenos Aires.

Fuimos las mujeres las que salvamos la soberanía argentina. Patria es madre, nosotras somos madres y salimos a defender el futuro de los hijos que estaba tan comprometido.

Fue entonces que estas mujeres agropecuarias de todo el país se concentraron en la Plaza de Mayo para pedir por la refinanciación de sus deudas, por la paralización de las ejecuciones de sus bienes y la creación de un banco rural  que se ocupe específicamente de la producción agropecuaria.

Lucy señaló que no tuvo dudas “fuimos las mujeres las que salvamos la soberanía argentina. Patria es madre, nosotras somos madres y salimos a defender el futuro de los hijos que estaba tan comprometido”

En el documento difundido por la Organización, donde los puntos reflejados  se unen en una línea de tiempo, se destaca que “soplan nuevos vientos. Es cierto que tenemos una gran incertidumbre; también es cierto que estamos en otro momento de nuestra historia, donde la humanidad está en el centro de la escena, donde nos sentimos orgullosas de pertenecer a un pueblo, que toma la solidaridad como forma de vida, donde por fin podemos empezar a discutir los grandes temas que hacen a nuestro destino como Nación"