Después de intensas gestiones por parte de la cancillería Argentina para aliviar el déficit hídrico que aqueja a nuestro país, y luego de un encuentro por videoconferencia realizado el viernes por los funcionarios técnicos de diversas áreas gubernamentales de ambos países, los representantes de Argentina y de Brasil acordaron el crecimiento de 1.400 metros cúbicos por segundo del caudal del río Paraná para aliviar la situación que afecta a la región.

A su vez, establecieron un mecanismo de diálogo semanal, en relación a los ríos compartidos, para lograr soluciones que atiendan a la sequía histórica que afecta a toda la región y acordaron además intercambiar información, darle seguimiento al fenómeno regional de estiaje y adoptar nuevas medidas conjuntas en caso de ser necesarias.

La actual bajante del río Paraná se destaca como la peor en 30 años. Ya perforó el metro de altura y es de tal magnitud que está afectando a nivel comercial, sanitario, recreativo y también en aspectos medioambientales. La falta de lluvias aguas arriba, genera dificultades en el transporte y logística de mercaderías. También afecta la fauna ictícola que está en riesgo y a las cooperativas de pescadores que, además de sufrir los estragos de la pandemia, quedan impedidos de pescar.

La delegación argentina, presidida por autoridades de la Cancillería encabezada por Felipe Solá, contó con representantes del Ministerio de Obras Públicas, la Secretaría de Energía, y del Instituto Nacional del Agua.

Por su parte, la delegación brasileña estuvo integrada por funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, del Operador Nacional de Energía Eléctrica y de la Agencia Nacional de Aguas.

Luego de la reunión, representantes brasileños comunicaron que ya fueron programadas erogaciones de la represa de Itaipú para que la media de 5350 m3/s (metros por segundo) de la semana anterior se aumente en 850 m3/s, se acordó además un nuevo aumento de las erogaciones en 550 m3/s, para que el incremento total resultante sea de 1400 m3/s y el caudal ascienda a un promedio final cercano a los 7.000m3/s, trayendo así alivio a la situación de sequía que afecta a la Argentina.

También intercambiaron ideas sobre los muy bajos pronósticos de lluvias para la región y acordaron el uso responsable del agua de los embalses. Respecto a la baja en el río Iguazú, fue acordado que la central hidroeléctrica de Baixo Iguaçú preservará las reservas de agua para puedan posteriormente ser utilizadas en caso de que se agrave la situación de déficit hídrico de la ciudad de Puerto Iguazú. Se busca atenuar de esta manera los efectos del estiaje en las Cataratas del Iguazú, programándose las salidas de agua para alcanzar un promedio de 290 m3/s planos, con un pico de 350 m3/s de 8 a 17 horas en la represa.