MEDIO AMBIENTE

Advertencia de la ONU: en 2050 las represas representarán un grave problema para la humanidad

Un informe dado a conocer por el Organismo mundial subraya que el problema reside en que a los 50 años una gran represa de hormigón “muy probablemente comenzaría a mostrar signos de envejecimiento”. Existen 58.700 construidas en el siglo XX en estado de deterioro.

Por Marisa Massaccesi | 31-01-2021 01:11hs

Según una muy detallada investigación que realizó el Instituto Universitario de las Naciones Unidas sobre el Agua, el Medio Ambiente y la Salud (UNU-INWEH), en el año 2050 la mayoría de la población mundial vivirá amenazada por decenas de miles de grandes represas construidas en el siglo XX que ya están operando más allá su vida útil.

El año parece lejano, pero no lo es cuando se habla de las represas. La mayoría de ellas se construyeron entre los años 1930 y 1970, teniendo una vida útil de entre 50 y 100 años.

En el informe, el Instituto subraya que el problema reside en que a los 50 años una gran represa de hormigón “muy probablemente comenzaría a mostrar signos de envejecimiento”.

Alcanzan el número de 58.700 las grandes represas en todo el mundo. Aquellas que están bien diseñadas, construidas y mantenidas pueden alcanzar “fácilmente” los 100 años de servicio, aunque pronostica un aumento de su “desmantelamiento”, dice el informe.

Duminda Perera es la autora principal del relevamiento y sostiene que “este problema del envejecimiento, que las grandes represas enfrentan hoy en día, corresponde a un número relativamente pequeño de países: el 93% de todas las grandes represas del mundo están ubicadas en solo 25 naciones”.

Señales de deterioro

Un conjunto de manifestaciones que están “fuertemente interconectadas” se pueden encontrar en los casos cada vez más frecuentes de fallos de represas, tales como los costos crecientes de reparación y mantenimiento, aumento de la sedimentación del embalse y pérdida de la funcionalidad y efectividad.

Este fenómeno, que está ganando terreno en Estados Unidos y Europa, se debe a las limitaciones económicas y prácticas que impiden mejorar las represas, ya sea porque están envejecidas o porque su uso original quedó obsoleto.

 

 

¿Cuáles son las represas más afectadas?

El documento brinda una descripción general de las represas por región y su función principal: suministro de agua, riego, control de inundaciones, energía hidroeléctrica y recreación.

Teniendo en cuenta que el volumen estimado de agua almacenado detrás de las grandes represas en todo el mundo ronda entre los 7.000 a 8.300 kilómetros cúbicos, este informe detalla el riesgo cada vez mayor de las represas más antiguas: el aumento de los gastos de mantenimiento, la funcionalidad en declive debido a la sedimentación, los beneficios de restaurar o rediseñar los entornos naturales y los impactos sociales, que deben ser evaluados por los responsables políticos.

En este sentido señala que, “la naturaleza de estos impactos varía significativamente entre países de ingresos bajos y altos”.

En otro nivel de análisis, se incluyen estudios de casos de desmantelamiento o envejecimiento de represas de Estados Unidos, Francia, Canadá, India, Japón, Zambia y Zimbabwe.

“Este informe tiene como objetivo atraer la atención mundial sobre el problema progresivo del envejecimiento de la infraestructura de almacenamiento de agua y estimular los esfuerzos internacionales para hacer frente a este riesgo emergente y creciente del agua”, explica Vladimir Smakhtin, coautor de la investigación y director del UNU-INWEH.

 

 

El impacto ambiental y social

Actualmente, China tiene 23.841 grandes represas (40% del total mundial), mientras que otras 32.716 (55% del total mundial) se encuentran en solo cuatro países asiáticos: China, India, Japón y Corea del Sur.

Existe una gran preocupación por los impactos ambientales y sociales que involucran a las represas, así como las ideas y prácticas que están surgiendo sobre los tipos alternativos de almacenamiento de agua, las soluciones basadas en la naturaleza y los tipos de producción de energía más allá de la energía hidroeléctrica.

Entre las principales razones que impulsan el desmantelamiento de las represas se incluyen la seguridad pública, el aumento de los costos de mantenimiento, la sedimentación de embalses y la restauración de un ecosistema fluvial natural.

“Algunos estudios de casos de grandes represas envejecidas y desmanteladas ilustran la complejidad y duración del proceso que a menudo es necesario para organizar la remoción de la represa de manera segura”, indicó Allen Curry, coautor de la investigación, quien además advirtió que el desmantelamiento también tendrá varios impactos económicos, sociales y ecológicos positivos y negativos que deben considerarse en un contexto social, económico y geográfico local y regional “crítico para proteger los objetivos de desarrollo sostenible más amplios de una región”.

Para finalizar, el informe resalta que, debería haber un objetivo global con respecto al destino de estas importantes estructuras de almacenamiento de agua: “La falta de conocimiento y la falta de la reflexión en las políticas y prácticas regionales/nacionales relevantes puede afectar de manera progresiva y a su vez adversa, la capacidad de administrar la infraestructura de almacenamiento de agua adecuadamente a medida que envejece”.

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