¡AVE MARÍA PURÍSIMA!!
Por Marisa Massaccesi | 05-04-2020 02:00hs
Hace muchos años, en algunos lugares de nuestro vastísimo suelo argentino, al llegar a una casa se saludaba con el pecho henchido y a viva voz con el “¡Ave María Purísima!”, y del otro lado se respondían: “¡Sin Pecado concebida!” (se vea o no a los habitantes que vivían en ella). Esta vieja costumbre aún sigue vigente en algunas familias del campo. La tradición oral ha hecho algunas modificaciones a la historia del saludo. Algunos dicen que viene de la necesidad de identificar hasta 1880 si el interlocutor era un “crestiano”, o sea una persona civilizada, lo contrario a un “indio tramposo”, negador de la religión verdadera.
Claro está que si hay una referencia a la Virgen o a la religión nos podemos remontar a José Hernández y su obra tan valiosa como lo es el Martín Fierro. En esta ficción, relata su infancia con los gauchos, quienes saludaban con el “Ave María Purísima”, demostrando que los enviados por España hicieron un arduo trabajo con los misioneros. Ficción sombreada con cierta carga de verdad.
En más de una oportunidad, entrada la noche llegaba el forastero para entregar un informe a quienes vivían en la casa. Si pedía permiso para pasar la noche y le respondían positivamente, desmontaba de su caballo, lo ataba a su palenque, y para entrar en la propiedad saludaba con esta expresión campera. También se acostumbraba a saludar con un “buenas y santas”.
En 1930 bailaban en los patios la ranchera “Ave María Purísima”, cuya letra es de Enrique Dizeo y la música de Juan Cruz Mateo:
(recitado inicial sin música)
-¡Ave María Purísima!
-¡Sin pecado concebida!
-Vayan dentrando muchachos
-Que los atiendo enseguida!
Queridos lectores de EL AGRARIO, “¡hasta más ver!”