GANADERÍA VACUNA

Balance si, inventario no

Por Gerardo Gallo Candolo | 03-04-2021 12:29hs

La ganadería vacuna es una actividad de procesos donde los productores deben tener en cuenta múltiples aspectos: buscar eficiencia en el pastoreo, planificar, hacer reservas, cuidar de la sanidad de sus rodeos y apuntar a la mejora genética; atendiendo al mismo tiempo los mercados e innumerables atenciones diarias para lograr hacer crecer su negocio.

Son numerosos los contratiempos que deben sortear todos los días del año, tanto los criadores como los invernadores, para lograr una empresa eficiente que requiere de grandes inversiones en un contexto financiero de altos intereses, por citar solo uno de los tantos problemas.

Pero los ganaderos argentinos tienen un valor a su favor: la carne es un producto emblemático, irremplazable para los argentinos desde el punto de vista alimenticio y hasta cultural, y en el mercado internacional es reconocida como la mejor carne del mundo. Pero en los últimos tiempos hay un asunto que suena cada vez con mayor frecuencia y son pocos los productores preocupados por el tema: la producción ganadera y sus emisiones de gas de efecto invernadero (GEI).

Las palabras de Bill Gates estimulando a la reducción del consumo de carnes en los países ricos y promoviendo el consumo de alternativas sintéticas, mal llamadas carnes, (y su propia empresa de hamburguesas artificiales) al mismo tiempo que compraba a través de Microsoft bonos de carbono capturados por la ganadería en Australia, es otra voz de alerta.

La tendencia mediática global es acusar a la ganadería vacuna de ser la gran culpable del calentamiento global y uno de los motivos es la emisión de metano y otros GEI, pero en los países del MERCOSUR donde los planteos mayoritarios son pastoriles esa afirmación es totalmente falsa.

Según el investigador Ernesto Viglizzo, las tierras de pastoreo en Argentina secuestran 21 veces más que lo que emite la ganadería; en Brasil nueve veces, en Paraguay 30 veces y en Uruguay 12 veces lo emitido por sus vacunos. Es que actualmente se hacen inventarios (medición de emisiones), continúa Viglizzo, y no balances, es decir que habría que tomar en cuenta también el secuestro de carbono de las raíces y parte aérea de pastizales, praderas y otras superficies dedicadas a la ganadería.

Esta cuestión debería asumirse como una causa común del MERCOSUR, principal bloque de oferta mundial de carne vacuna a pasto, para demostrar que la ganadería es una solución y no un problema a los desafíos climáticos.

Seguramente hay muchos intereses económicos en la promoción de alternativas artificiales pero en Argentina es fundamental atender nuestra economía y geopolítica. La carne vacuna no es solo nuestra identidad; además de ser un producto simbólico es un alimento sano y seguro, potencia nuestra economía interna dando trabajo a miles de personas en la industria (uno de los gremios más numerosos), y en el campo; originando el afincamiento en los pueblos del interior y establecimientos rurales, además de sumar importantes divisas.

Hay otro factor que pocas veces se tiene en cuenta cuando se disminuyen los rodeos: la rebaja de la carga en pastizales y su continuo crecimiento, por falta de consumo, favorece los incendios de los pastos y las poblaciones circundantes sumando desastres ambientales, económicos y sociales; realidades que se observan desde hace años en Europa y en los últimos años en nuestro país también.

Los grupos ecologistas, muchas veces motivados por intereses económicos, sostienen el concepto de inventarios, pero no debe ser desde la descalificación el abordaje de esta cuestión, ni tampoco desde la negación. Debe haber una concientización por parte de los productores para promover sus sistemas que son por naturaleza muy amigables con el ambiente, sumando las prácticas de manejo de bienestar animal y, sobre todo, comunicar este manejo a consumidores tanto internos como externos.

Los productores deben asumir un rol protagónico desde todos los frentes; ya que hoy parece que se destinan más fondos a la investigación para desprestigiar a la ganadería que los necesarios para mostrar la realidad. Sumando concientización hacia el interior de la actividad y profesionalización en la comunicación convenciendo que estas actividades deben ser de incumbencia pública-privada, ya que esto debería ser a corto plazo una política de estado

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