Mientras Argentina aguarda una recuperación de su principal socio comercial, Brasil cerró el 2019 con un muy bajo nivel de creación de empleo. El mes de diciembre tuvo un saldo negativo de 307 mil puestos de trabajo y terminó arrojando un saldo líquido anual de tan sólo 644 mil puestos de trabajo en blanco nuevos.

El gobierno de Jair Bolsonaro había anunciado en diciembre que el saldo acumulado entre enero y noviembre era de casi 950 mil nuevos empleos, habiendo habido una creación de casi cien mil tan sólo en noviembre.

Sin embargo, el mes de diciembre suele ser el de mayor desvinculaciones. Si bien se trata del mejor resultado desde 2013, cuando se generaron 1,1 millones de puestos, los algo más de 600 mil puestos creados en 2019 resultan exiguos ante una Población Económicamente Activa que crece en torno a 1,3 millones por año.

Además, entre los 644 mil puestos de trabajo creados durante 2019 aproximadamente un 10% corresponden a trabajos de la modalidad “intermitente”, creada con la Reforma Laboral de 2017. El trabajo intermitente permite la contratación fraccionada por horas y por días, lo que en muchos casos para el trabajador termina significando una insuficiencia de trabajo e ingresos.

Es muy probable que, ante este cierre de año negativo, vuelva a repuntar el nivel de desempleo en la próxima medición del Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE), a publicarse en marzo. En la última publicación el IBGE informó una desocupación del 11,2%, correspondiente al trimestre septiembre, octubre y noviembre.

Ante estos números y previsiones, un escenario posible para la economía brasileña es la de crecimiento del PBI en más del dos por ciento anual en los próximos años, pero con serias dificultades en la generación de empleo. Ese escenario posible condice con un reciente informe la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el cual prevé que el empleo no  retomará niveles anteriores en los países de menores ingresos que han atravesado crisis recientemente.

Desde la Argentina se aguarda con expectativa la recuperación de Brasil luego de la fuerte recesión de 2015 y 2016, en tanto el crecimiento del país vecino traicionaría a la economía local.

(*) Ignacio Lautaro Pirotta es Licenciado es Ciencias Políticas (UBA) y especialista en temas internacionales.