Biocontrol de plagas en el tomate
Especialistas del Inta evalúan la potencialidad de una chinche predadora que podría utilizarse en el manejo de algunas plagas que afectan al cultivo hortícola bajo cubierta. Se trata de un insecto que aparece espontáneamente en la producción de tomates del Cinturón Hortícola Platense y resulta muy útil consumiendo moscas blancas en este cultivo. También es capaz de alimentarse de otras presas, como huevos y larvas de la polilla del tomate y el pulgón verde del duraznero.
Por Gabriela Simonotti | 30-10-2021 10:30hs
Dentro del manejo de plagas en cultivos hortícolas, el enfoque que recurre a plaguicidas como única medida de control para la mayoría de los artrópodos plaga, demostró ser ineficiente. Por este motivo, resulta importante recurrir a una alternativa sanitaria enmarcada en un enfoque agroecológico, donde se contemple un abordaje integral del agroecosistema, sus componentes estructurales, funciones e interacciones.
Los artrópodos son el mayor grupo de animales invertebrados que no tienen columna vertebral. Se caracterizan por tener patas articuladas y un exoesqueleto (esqueleto externo) que los protege. A este grupo pertenecen los Hexapoda (insectos), los Chelicerata (arácnidos), los Crustácea (crustáceos) y los Myriapoda (miriápodos).
Las denominadas “chinches predadoras”, pertenecientes al orden Hemiptera dentro del cual se encuentra la familia Miridae (míridos), presentan numerosas especies utilizadas en Europa y Canadá como biocontroladores de artrópodos plaga de cultivos hortícolas. Estos predadores se caracterizan por ser polífagos (que se alimentan de animales y vegetales), pudiendo ejercer un adecuado control sobre numerosas plagas, además de las moscas blancas, en la producción hortícola bajo cubierta.
En la Argentina, María Eugenia Strassera, especialista en control biológico de plagas de la Estación Experimental Agropecuaria Área Metropolitana de Buenos Aires (EEA AMBA) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta), se enfoca en conocer tanto la composición como el funcionamiento de los agroecosistemas para la posterior intervención. La capacidad de estas “chinches predadoras” (míridos) para controlar las plagas está relacionada con un buen establecimiento en el cultivo, por lo que, si este resulta nulo o deficiente, suele traducirse en una de las principales causas del fracaso del depredador.
A este respecto, Strassera detalló que “los monitoreos realizados en el país, específicamente en el Cinturón Hortícola Platense, demostraron que Tupiocoris cucurbitaceus (una clase de míridos) apareció espontáneamente en los lotes productivos. Sin embargo, en el tomate tardío, trasplantado a fines de diciembre, es necesario alcanzar rápidamente altas densidades del mírido para evitar incrementos poblacionales de mosca blanca inmanejables”.
En general, de acuerdo con los resultados obtenidos por el Inta, su dispersión y su control sobre las plagas son lentos si las dosis de liberación no son muy elevadas. No obstante, al aumentar las dosis de liberación por planta solo resulta económicamente factible si la productividad del cultivo es muy elevada.
En este sentido, con los antecedentes de los trabajos de Silvia López y Mariana Vizcarret, del Instituto de Investigación Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) del Inta Castelar, y de Andrés Polack, de la EEA AMBA del Inta, se continuó con el estudio cuyo objetivo fue definir la potencialidad de la especie Tupiocoris cucurbitaceus, perteneciente a la familia de los míridos, como agente de biocontrol en la producción hortícola argentina.
Características de la chinche adulta de Tupiocoris cucurbitaceus
Esta chinche cuenta con una amplia distribución en Centroamérica y Sudamérica, específicamente en México, Costa Rica, Colombia, Ecuador, Brasil, Perú, Chile y Argentina. En el país fue encontrada en numerosas provincias: Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, Corrientes, Entre Ríos, Mendoza y Buenos Aires. En este último caso, la provincia de Buenos Aires recurre a la especie como agente biocontrolador en el cultivo de tomate.
Strassera explicó que “al ser zoofitófaga, que se alimenta de tejidos vegetales y de artrópodos plaga, esta chinche posee hábitos alimenticios omnívoros, pudiendo alimentarse de más de un nivel trófico. Esta característica alimenticia permite que esta chinche resista largos períodos de escasez de presas, brindándole gran plasticidad para ser utilizada en estrategias de control biológico”.
La alimentación de tejidos vegetales es de forma ocasional para sobrevivir, reproducirse y, además, resulta un complemento a los recursos alimenticios de las presas, que es la principal fuente de nutrientes de esta chinche. Estos predadores adquieren las proteínas, grasas y hemolinfa necesarias de la presa para completar su desarrollo.
La especie presenta un amplio rango de hospedantes alternativos: tomate, papa, tabaco, poroto, frijol, alubia, malvón y geranio común o geranio de jardín, frambuesa, falsa chilca (arbusto nativo de Argentina) y leguminosas.
Impacto en el cultivo de tomate
Para la Tupiocoris cucurbitaceus (chinche) el período de desarrollo del estado de huevo a adulto es de aproximadamente 24 días en presencia de moscas blancas. En condiciones de laboratorio a 25°C y alimentadas con moscas blancas, las hembras viven entre 18 y 25 días y dejan una descendencia de aproximadamente 60 ninfas. Si bien esta chinche se halló asociada a cultivos de tomate consumiendo moscas blancas, también es capaz de alimentarse de otras presas como huevos y larvas de la polilla del tomate y el pulgón verde del duraznero. Cabe detallar que las hembras son más voraces que los machos y las ninfas.
En el caso de las especies europeas de estas chinches, cuando hay baja disponibilidad de presa (artrópodo-plaga) la fitofagia (comer plantas) puede provocar pequeñas manchas, cicatrices, deformaciones o picaduras en el fruto y anillos necróticos en tallos, pecíolos y pedúnculo de la flor. Sin embargo, en Argentina, a través de experiencias de monitoreo en campo con presencia de Tupiocoris cucurbitaceus, no se han observado daños en el cultivo atribuibles a este mírido.
Beneficios para la producción hortícola
Hay que subrayar que los míridos depredadores son utilizados de forma creciente en el control biológico de plagas hortícolas en invernadero. El estudio desarrollado por profesionales del Inta concluye que la chinche Tupiocoris cucurbitaceus es uno de los enemigos naturales claves para implementar el control biológico en el tomate. En este sentido, si más productores adoptan este manejo a nivel regional, no solo lograrán un menor impacto ambiental, sino también beneficiarán a la comunidad al consumir productos inocuos. El impacto también tiene alcance a nivel productivo: la medida contribuirá a fortalecer como áreas estratégicas a los cinturones hortícolas de las grandes regiones productivas del país.
Strassera recomendó que “en el caso de Tupiocoris cucurbitaceus (chinche), un conocimiento más profundo de los hábitos alimentarios, de las relaciones que establecen con sus plantas hospedantes o refugio, de los factores que intervienen en su comportamiento de dispersión y la mejora de diversos aspectos de su cría comercial, como el sustrato de puesta y el uso de dietas artificiales o semiartificiales, puede incidir en un uso más eficiente en el control biológico de las plagas hortícolas”.
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