Bolsonaro “moderado”
Bolsonaro ha cesado sus embates contra el Supremo Tribunal Federal y el Congreso, y evita las polémicas. Según el Planalto, la nueva estrategia está rindiendo frutos.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 25-07-2020 11:00hs
El gobierno brasileño ha entrado en una etapa de “moderación” luego de meses de creciente confrontación con el Supremo Tribunal Federal (STF), el máximo tribunal de Justicia de ese país, y el Congreso. La “pax bolsonariana”, como la llamó el analista político brasileño Thomas Traumann, que comenzó a mediados de junio, consiste en el fin de la confrontación con los otros poderes y en la disminución de las declaraciones polémicas del mandatario.
Desde el mes de marzo y en simultáneo con la llegada de la pandemia a Brasil, los seguidores de Jair Bolsonaro comenzaron a organizar numerosas manifestaciones con consignas en contra del Congreso y el STF, en algunos casos pidiendo el cierre de esas instituciones y una intervención militar. El argumento fueron los duros reveses que el Gobierno sufrió en manos de ambos poderes, tanto por las investigaciones que lleva adelante la Justicia, como por la pérdida de algunas prerrogativas sobre la gestión presupuestaria en manos del Congreso.
A la participación de Bolsonaro en esos actos se le sumaron declaraciones que pueden, en ese contexto, ser interpretadas como amenazas golpistas. Una de ellas fue en mayo, cuando el Supremo Tribunal Federal suspendió el nombramiento de un amigo de la familia Bolsonaro, Alexandre Ramagem, al frente de la Policía Federal (una suerte de FBI brasileño). En plena manifestación contra el Congreso y el STF, Bolsonaro sostuvo: “El pueblo está de nuestro lado y las Fuerzas Armadas están del lado del pueblo. Vamos a hacer todo lo necesario para defender la democracia”. Posteriormente uno de los ministros militares de Bolsonaro, el general Ramos, intentó desmentir que hubiera pretensiones golpistas: “el propio presidente no es golpista. Ahora, del otro lado tienen que entender lo siguiente: no pueden tirar de la cuerda”.
Finalmente, cuando las tensiones entre los poderes estaban en su punto más alto, la Justicia brasileña avanzó en distintos frentes contra el gobierno. La detención de la militante bolsonarista Sara Winter, acusada de organizar un grupo paramilitar y amenazar a miembros del Supremo; los allanamientos en el marco de la investigación por difusión de fake news y la organización de los actos antidemocráticos, que tienen como objetivo a militantes bolsonaristas; y la detención de Fabricio Queiroz, un histórico colaborador de la familia Bolsonaro. Acto seguido, las amenazas golpistas se esfumaron al tiempo que desde las Fuerzas Armadas quedaron manifiestos los intentos de tomar distancia prudencial del gobierno.
Muchos análisis brasileños coinciden en que la pacificación de Bolsonaro, quien cesó completamente su tono beligerante contra el Supremo Tribunal Federal, se debe a que en dos de las causas referidas están involucrados sus hijos Flavio y Carlos Bolsonaro. La pacificación sería una forma de preservarlos. Flavio, senador e hijo mayor del presidente, sostuvo la semana pasada para el diario O Globo que la postura de distensionamiento adoptada por su padre no es temporal, sino que vino para quedarse. “Cuando no hay polémicas para que los medios repercutan, resulta que las realizaciones del gobierno sobresalen. La agenda positiva de Brasil queda en evidencia”, dijo. “Menos choques con el STF y el Legislativo… las peleas son muy malas. Nadie quiere una ruptura”.
La gran pregunta que flota en el aire en Brasilia es hasta cuándo durará la “pax bolsonariana”
La gran pregunta que flota en el aire en Brasilia es hasta cuándo durará la “pax bolsonariana”, en parte beneficiada por el aislamiento al que está sometido Bolsonaro luego de haber testeado positivo para coronavirus. Por lo pronto, las encuestas de opinión muestran una leve recuperación de su aprobación, entre tres y cuatro puntos, situándola en torno del 32%. En el Planalto consideran que ese leve repunte se debe a la nueva estrategia.