'Boludo' y 'pelotudo', ¿de donde vienen estos términos?
Se trata de palabras frecuentes, vulgares y populares que surgieron, según la teoría criolla, en los ejércitos gauchos de las guerras de la independencia.
Por Camila Correa | 25-02-2020 12:10hs
"Boludo" y "pelotudo", ambas palabras, que muchas veces las usamos como insultos, y otras veces como saludo, son expresiones vulgares y populares de nuestro modo de hablar. Incluso las dos palabras están reconocidas por la Real Academia Española como términos referidos a una persona "Que tiene pocas luces o que obra como tal", entre sus significados. ¿Pero conocemos el verdadero origen de estas palabras?
Según cuenta la historia,la procedencia de estos términos se vincula a las líneas de combate de los ejércitos gauchos en la guerra de la Independencia.
Nuestros gauchos peleaban contra un ejército del primer mundo, hombres disciplinados de las mejores academias militares, provistos de armas de fuego, artillería, corazas, caballería, el mejor acero toledano, etc. Mientras que los argentinos , llamados montoneros, usaban calzoncillo cribado y botas de potro con los dedos al aire, y sólo tenían para oponerse pelotas, piedras grandes con un surco por donde ataban un tiento, bolas (las boleadoras) y facones, que algunos amarraban a una caña tacuara y hacían una lanza precaria. Pocos tenían armas de fuego: algún trabuco naranjero o arma larga desactualizada.
Para oponerse a semejante maquinaria bélica como la que traían los realistas, los gauchos se formaban en tres filas: la primera era la de los PELOTUDOS, que portaban las pelotas de piedras grandes amarradas con un tiento. La segunda era la de los LANCEROS, con facón y tacuara, y, la tercera, la integraban los BOLUDOS, con sus boleadoras o bolas.
Cuando los españoles cargaban con su caballería, los pelotudos, haciendo gala de una admirable valentía, los esperaban a pie firme y les pegaban a los caballos en el pecho. De esta forma, rodaban y desmontaban al jinete y provocaban la caída de los que venían atrás. Los lanceros aprovechaban esta circunstancia y pinchaban a los caídos.
Años después, en 1890, un diputado nacional haciendo referencia a lo que hoy llamaríamos "perejiles", dijo que no había que ser "tan pelotudos" en referencia a que no había que ir al frente y hacerse matar.
Esta fue la doble acepción que se le dio al término: 1º, aguerrido; 2º, estúpido. Con el tiempo se sumó a esta última clasificación la palabra boludo y el imaginario popular lo fue incorporando como al que los genitales grandes le impedían moverse con facilidad.
En los últimos tiempos, sobre todo en las generaciones más jóvenes, se escucha decir cada dos o tres palabras un "boludo" o un "pelotudo", a veces por nada, a veces como respuesta, a veces como saludo, y hasta como un elogio. Se ha transformado en lo que los lingüistas llaman “shifter del lenguaje”, palabras con tantas acepciones que ya no tienen ninguna.
Fuente: www.argentear.com