Camas biológicas o biobeds para proteger el ambiente y la salud
El INTA las promociona como un sistema sencillo y efectivo para reducir la contaminación por plaguicidas.
Por Marisa Massaccesi | 22-10-2020 05:00hs
A la hora de utilizar productos fitosanitarios, Argentina se encuentra en el cuarto lugar, después de China, Estados Unidos, y Brasil.
Con este escenario, resulta imprescindible desarrollar tecnologías innovadoras y accesibles que brinden respuestas de manera sustentable al problema de la contaminación, y es donde aparece la propuesta de las camas biológicas o biobeds, una solución factible y práctica para proteger los recursos naturales y la salud humana.
Se trata de una iniciativa proactiva para plantear y minimizar el riesgo ambiental de la manipulación de fitosanitarios con métodos y protocolos de uso sencillo para el productor.
El origen de estas camas data de Suecia en la década del ´90. Nacieron como una respuesta a la necesidad de encontrar un sistema simple y a su vez eficaz, para disminuir la contaminación por efecto de los plaguicidas.
En el manejo seguro de los fitosanitarios pueden presentarse dos episodios críticos: el preparado del caldo y llenado del tanque/mochila aplicadora; y el lavado del equipo aplicador y de los envases junto con su correcta disposición final. En esos sucesos dominantes, se sugiere contar con equipos o elementos de contención anti derrames, que actúan de una forma reactiva, cuando el daño ocurrió.
¿Qué son las camas biológicas?
Son una construcción simple y variable que están diseñadas para retener derrames y degradar de los compuestos químicos a través de la acción de microorganismos. Se utilizan para los excedentes o derrames accidentales que pueden ocurrir durante la carga o el lavado de la pulverizadora.
Sus diseños son variados, de acuerdo a las situaciones, tipo de producción agrícola, clima, y disponibilidad de recursos. Pero principalmente consisten en una excavación en el suelo que oscila entre los 60 cm a 1 metro de profundidad, rellenada, de abajo hacia arriba, por una capa de arcilla, una biomezcla de paja, suelo y turba y una capa de césped en la superficie.
En 2018 se propuso en el IRAM trabajar sobre una normativa, y recientemente salió a consulta pública la Norma IRAM Guía para la construcción y manejo de camas biológicas, la cual una vez publicada, resultará fundamental para el desarrollo masivo de esta herramienta.
El INTA ha comenzado a promocionar el uso de las camas biológicas, que se caracterizan no sólo por su versatilidad sino por su proactividad. Desde el Instituto, coincidieron en “recuperar el concepto de bioprofilaxis, que es de origen griego, integrada por pro que significa “antes”, y por philax, que designa a un “guardián o protector”.
Por su parte, Federico Elorza especialista en implementación de Buenas Prácticas en el uso de Fitosanitarios de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), explicó que el año pasado “lograron instalar las primeras 5 camas a nivel de productores extensivos y hoy hay en construcción 6 más en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba”.