La producción de carne vacuna durante el 2021, según las previsiones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), llegarán a las 3,1 millones de toneladas, lo que representaría una caída de un 4% interanual.

Esta retracción estaría fundamentada por una presión en términos de costos in crescendo que aprieta a los productores cada vez más y eso impacta negativamente en el stock. Entre ellos, el USDA aseguró que los márgenes se ven achicados progresivamente por los altos del maíz; los precios FOB más bajos; los mayores costos de alimentación; altos precios de ternero y los bajos precios de ganado alimentado.

En consonancia con la baja de márgenes que el USDA advirtió en su último informe, la Cámara Argentina de Feedlots también informó que desde el segundo trimestre del 2020 por el COVID-19 los productores vienen manteniendo una rentabilidad negativa que implica la perdida de entre $30 y $40 dólares por cabeza.

Tanto por el margen bruto negativo como por los otros factores detallados, los relevamientos en los feedlots demuestran que los inventarios están por debajo de los niveles normales desde agosto del año pasado y en la actualidad continúan en baja. En este sentido, los informes de la Cámara destacan que el nivel de ocupación de los feedlots es del 51%, un 7% menos interanual.

Como resultado de estos motivos, el USDA asegura que la producción de carne de vacuna argentina en 2021 se reducirá a 3,1 millones de toneladas, unas 130.000 toneladas de peso menos que el año pasado.

Las exportaciones, en tanto, también tendría una caída según el Departamento americano de al menos un 6%, totalizando unas 770.000 toneladas. Esta caída sería sustentada por una reducción en términos de competitividad de precios en comparación con los precios que ofrece Uruguay y Paraguay.

En relación a los valores, el USDA asegura que la retracción que comenzó en 2020 especialmente en los negocios que con China y la UE tendería a la recuperación para la segunda mitad del año.

Por otro lado, el consumo local estaría en las 2,34 millones de toneladas de acuerdo a la USDA, que si bien representa una cifra contundente significaría un recorte de 81.00 toneladas en relación al 2020 y se consolidaría como el volumen de consumo más bajo desde 2011. Esto se debería a problemas inflacionarios que desalientan el consumo y promueven el cuidado del bolsillo y eligen proteínas de menor precio. No obstante, los pronósticos del Departamento americano podrían ser compensados con las gestiones que viene llevando a cabo el Gobierno para ofrecer carne a precios populares.

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