La Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO) volvió a presentar un proyecto que fue desestimado en el 2018 con las esperanzas de que, luego del cambio de gobierno, pueda ser considerado y puesto en práctica. Se trata ni más ni menos que de un proyecto para poder solucionar el contundente problema del desarraigo rural a través de planes de viviendas que democraticen el acceso a una vivienda propia, incentivando la permanencia en zonas rurales e indirectamente también influyendo positivamente en la activación de la economía y el desarrollo del campo.

El arraigo, hoy, es equivalente a vivienda, conectividad y educación rural.

Carlos Iannizzotto, titular de CONINAGRO, afirmó que "en el gobierno pasado no hubieron planes de Vivienda Rural" y que llevar a cabo éste plan, además de ser una acción que le de la derecha al campo, puede ser "una nueva modalidad para el gobierno". El referente del campo, profundizó acerca de la necesidad de que haya una política habitacional para la gente que desarrolla actividades en el campo: "La dignidad del trabajo tiene que estar acompañada de una vivienda familiar acorde al esfuerzo y el compromiso" y afirmó con confianza que "estamos seguros de que se puede destinar un crédito para la vivienda rural".

A su vez, destacó que la creación de viviendas rurales tiene el camino allanado en comparación a las viviendas urbanas: "El problema de la vivienda urbana es el valor de la construcción, las limitaciones de ubicación y el costo de los terrenos", en contraste con las viviendas rurales que cuentan con una amplia extensión de tierra, "multiplicando las posibilidades".

La dignidad del trabajo tiene que estar acompañada de una vivienda familiar acorde al esfuerzo y el compromiso.

Para Iannizzotto la vivienda rural "favorece la equidad territorial promoviendo la ocupación de suelo provincial e impulsando el arraigo rural y desarrollo local. El arraigo, hoy, es equivalente a vivienda, conectividad y educación rural".