Más de 25 investigadores del CONICET, provenientes de diferentes provincias y casas de estudio del país, junto a asociaciones civiles como la Fundación Vida Silvestre y organismos tales como Parques Nacionales, participaron de un estudio que intenta arrojar luz sobre la influencia que las actividades productivas tienen sobre los ecosistemas.

En el artículo denominado “Presiones sobre la conservación asociadas al uso de la tierra en las ecorregiones terrestres de la Argentina” y publicado en la revista científica Ecología Austral, expusieron de qué forma la agricultura, la ganadería y el turismo modifican el estado de los recursos naturales e impactan sobre su funcionamiento.  La investigación que comenzó en 2017, encabezada por  Sofía Nanni del Instituto de Ecología Regional (UNT-CONICET), Tucumán; intenta demostrar cómo la intervención del hombre presiona al ambiente.

Para este trabajo se analizaron 13 ecorregiones  y para cada una de ellas representaron las tres principales presiones. "Además las agrupamos para analizar qué presiones humanas comparten estas ecorregiones, aunque estén distantes en el territorio”, explicó  Nanni.

Durante la investigación detectaron lo siguiente:

• La agricultura y la ganadería comercial fueron las presiones con mayor incidencia en todo el país, sobre todo en las ecorregiones más llanas, entre las que se encuentran Pampa, el Chaco Seco y Húmedo, y Espinal.
• De dicho informe se desprende también que las regiones más áridas y de mayor elevación, como la Puna y Monte, se agrupan por la incidencia de la extracción de recursos naturales no renovables y de ganadería de subsistencia, al igual que en el centro del país.
• Las Selvas Subtropicales (Yungas y Selva Paranaense), se identificaron por presiones más específicas, principalmente, por la incidencia del aprovechamiento forestal, la ganadería de subsistencia y la cacería.
• Los Bosques Patagónicos se vieron caracterizados por presiones más particulares, del tipo de invasiones biológicas e incendios, por lo que no se agruparon con ninguna otra ecorregión.

Cabe destacar que a través de este trabajo, el grupo de investigadores pudo actualizar la situación de cada ecorregión respecto a la cantidad de superficie transformada vs. la protegida, ya que en la actualidad no hay información acerca de la situación de la cobertura vegetal de los diferentes ecosistemas. Se observa un panorama diferente para los bosques, ya que la ley 26.331 contempla el Sistema Nacional de Monitoreo de Bosques Nativos.

Los investigadores esperan que los resultados de la investigación sean tenidos en cuenta en la agenda de las políticas públicas ambientales. Conocer los impactos que las presiones humanas, sociales y económicas generan sobre el medio ambiente permitirá no solo controlar la transformación de ambientes naturales sino también cumplir con estándares internacionales que a corto plazo posibilitarán o impedirán futuros acuerdos comerciales.

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