Detectan mosaico estriado del trigo en el norte de Buenos Aires
Desde el INTA, sus especialistas compartieron información para distinguir el virus del mosaico estriado del trigo y recomendaciones para la prevención de su aparición.
Por Marcelo Frankel | 09-10-2021 10:09hs
El virus del mosaico estriado del trigo (WSMV por sus siglas en inglés) es una de las enfermedades virales que más afectan al cultivo a nivel global, por su potencial dañino en el trigo. Desde el INTA, sus especialistas compartieron información para distinguirla y recomendaciones para la prevención de su aparición.
Aunque el virus fue detectado en la Argentina hace casi 20 años, en el país los registros de altas incidencias se presentan en baja frecuencia, comparado con otras patologías, como pueden ser las manchas foliares y las royas, con las que es confundido frecuentemente.
Durante la última campaña, el INTA Pergamino –en el noroeste de Buenos Aires– reportó diferentes consultas y muestras de “lotes de trigo afectados por un amarillamiento foliar y hojas con estrías cloróticas con diferente grado de intensidad y en algunos casos necrosis”. Así luego de descartar la afectación por hongos y bacterias con técnicas básicas de fitopatología, los especialistas remitieron las muestras al Instituto de Patología Vegetal (IPAVE) del INTA para comprobar la ocurrencia del mosaico estriado del trigo.
“Se analizaron grupos de hojas de variedades comerciales de trigo de las siete muestras enviadas y todas resultaron positivas para el virus WSMV, al mismo tiempo que dos de ellas mostraron mayores valores de absorbancia, lo que indica una mayor concentración viral”, apuntó Vanina Alemandri, investigadora del IPAVE. Según la visión de la experta, “es importante destacar que el mosaico estriado del trigo es transmitido específicamente por un ácaro eriófido (Aceria tosichella) de un tamaño muy pequeño, aunque también se disemina mediante las semillas y también en forma mecánica”.
En esta línea, Alemandri detalló que “los trigos guachos juegan un rol fundamental en la epidemiología porque actúan como puentes verdes al ser hospedantes tanto del virus como de los ácaros vectores durante el verano”, y apuntó que “sería necesario también evaluar qué rol cumplen las avenas, y cultivos de cobertura como el triticale y el centeno, ya que varios de ellos se registran como hospedantes del virus y vector”.
Por su parte, la especialista en fitopatología de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Pergamino, Lucrecia Couretot, explicitó que “el manejo de este patosistema se enfoca principalmente en la prevención, porque una vez que las plantas se enfermaron no hay medidas curativas que se puedan establecer”, es por esto que para este virus, las medidas preventivas son la clave para combatirlo.
En este sentido, la experta del INTA remarcó que entre las medidas principales se destacan prácticas culturales, como puede ser “interrumpir el ciclo de vida del ácaro vector”, que implica la destrucción de las plantas que trasladan el virus y funcionan como “puentes verdes”, y evitar el empleo de semillas provenientes de lotes enfermos y a su vez la utilización de cultivares con buen comportamiento frente al virus.
En el caso de la zona triguera de la provincia de Entre Ríos, aunque se reportó la aparición de algunos casos que podrían asociarse al virus, la situación aún está en proceso de evaluación, ya que la sintomatología no es aspecto suficiente para comprobar la presencia de la enfermedad. En este sentido, la especialista en fitopatología de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Paraná, Norma Formento, afirmó que si se realizan “buenas prácticas agrícolas”, la posible irrupción del virus debería ser la excepción y no la regla.
“El problema en la mayor parte de la sanidad del cultivo de trigo es que hay plantas que funcionan como reservorios. El virus puede alojarse incluso en el cultivo de maíz o en algunos cultivos de cobertura sin observarse síntomas”, detalló acerca de la patología, la experta.
Con respecto a este tema, Formento dejó una recomendación: en caso de que se observe una sintomatología no frecuente como amarillamientos, estriados cloróticos, rayados o mosaicos, “por un lado, registrar los lotes afectados (incluidos los dos cultivos antecesores inmediatos), los cultivares afectados y observar si los síntomas son generalizados, en sectores o rodales o en plantas individuales; y por otro lado, es muy importante, que se envíen muestras al IPAVE para los estudios serológicos”, explicó la experta.
Acerca de la incertidumbre y preocupación que apareció entre algunos productores de la zona por la reaparición de la enfermedad, la especialista especificó que “es importante no alarmarse y actuar porque muchas veces se confunde la sintomatología con efectos ambientales o nutricionales”.
Así, Couretot detalló que varias de las inquietudes y consultas que recibieron en el INTA Pergamino, en realidad corresponden a casos de la roya amarilla: “Las royas suelen ser más fáciles de distinguir porque se observan pústulas de color amarillento y se distribuye en manchones, las bacteriosis en general se asocian al frío y aparecen de forma pareja en todo el lote, y el virus del mosaico estriado presenta estrías longitudinales cloróticas, que pueden tornarse necróticas”.
Es que en este caso, la experta detalla que a diferencia de las manchas foliares y las royas, que pueden tratarse con fungicidas, el virus del mosaico estriado no requiere intervención química. De darse esta circunstancia, las recomendaciones son proyectadas para la campaña siguiente y se asocian con el detalle y conocimiento de las variedades que enfermaron durante el ciclo precedente, para así evitar su siembra.
Al respecto, Alemandri apuntó que “mediante información proveniente de Estados Unidos y a partir de un trabajo conjunto entre el IPAVE y el INTA Marcos Juárez -Córdoba- se realizaron estudios de cruzamientos para incorporar genes de resistencia, que mostraron baja efectividad frente a los genotipos del virus y las poblaciones de ácaros de Argentina”.
“Este año, a partir de muestras de plantas infectadas con mosaico estriado que recibiremos en el IPAVE, vamos a hacer la evaluación de cultivares en la Red de Ensayos de Trigo, para analizar cuáles se comportan más tolerantes a la enfermedad y así poder poner esa información al servicio de los productores”, remarcó la experta.
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