El Día de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía se celebra mundialmente el 17 de junio, desde el año 1994, fecha en que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo declaró oficialmente. Además, durante el mismo año se creó la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, para generar concientización a nivel mundial sobre el impacto negativo del deterioro de los suelos en el planeta y en las sociedades, a la cual nuestro país suscribe.

El objetivo es poner en valor la importancia de la salud de nuestros suelos,  comprendiendo el efecto de las actividades humanas no sustentables sobre el mismo. Las consecuencias de dichas acciones ocasionan la degradación y la pérdida de nutrientes en los suelos, en algunos casos de modo irreversible. Por eso, esta fecha nos ayuda a entender que tenemos todavía la oportunidad de poner un freno y concertar esfuerzos para contrarrestar los daños ocasionados por la desertificación y la sequía, a través del compromiso individual, comunitario e internacional, involucrando a los estados, organismos y empresas.

Desde la ONU(Organización de las Naciones Unidas), todos los años se define un eje sobre el cual se trabaja el Día Internacional, en esta ocasión se centra en el lema “Alimentos. Forrajes. Fibra.”, que busca educar a las personas sobre la manera de reducir su impacto individual y "cambiar las actitudes públicas hacia la principal causa de la desertificación y la degradación de las tierras que son la producción y el consumo incesantes de la humanidad".

En ese sentido, el planteo se basa en que para poder "contar con tierras productivas suficientes para satisfacer la demanda de 10.000 millones de personas en 2050, es necesario modificar nuestro estilo de vida. A través del Día de Lucha contra la Desertificación y la Sequía".

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Qúe es la desertificación y la sequía

La desertificación es la degradación de la tierra y abarca un alcance más amplio que la erosión (proceso natural en zonas montañosas que con frecuencia se empeora mediante las malas prácticas,) ya que cubre todos los cambios negativos en la capacidad del ecosistema para prestar bienes y servicios. Incluyendo el cambio irreversible de la tierra a tal estado que ya no puede ser recuperado.

A su vez, la sequía, conocida por la escases de precipitaciones en una región, es producto de los desequilibrios climáticos que perjudican los sistemas de producción de recursos de la tierra.

Según el Ministerio de Desarrollo Sostenible de nuestro país, la desertificación "es la degradación del suelo en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas ocasionada por distintos factores, como las variaciones climáticas y las actividades humanas, que no tiene que ver con el avance de los desiertos existentes".

La principal consecuencia sobre la población es la migración, el abandono de tierras, la pobreza y la marginalización, además de un desequilibrio territorial y ambiental. Todo esto afecta la calidad de vida de las poblaciones, que en el país es cercana al 30%.

Las principales causas de la degradación en nuestro país

Según el Ministerio de Desarrollo Sostenible de nuestro país, las tierras secas ocupan el 70% del territorio nacional y se ven afectadas por el manejo ganadero, forestal o agrícola no sostenible; la deforestación y el uso inadecuado de los recursos hídricos.

Los factores que llevan a la pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos pueden ser la erosión hídrica y eólica, la disminución de la cobertura vegetal y de la productividad de la vegetación natural y la alteración del ciclo hidrológico.

Mitigar la degradación

Es clave recordar que todos tenemos responsabilidad como beneficiarios del suelo, y en tal sentido es que la ONU plantea que es fundamental iniciar el cambio en el "comportamiento de los consumidores y las empresas y la adopción de una planificación más eficiente del uso de la tierra y de prácticas más sostenibles".

Además, la prevención implica el uso de medidas de conservación que mantienen los recursos naturales y su medio ambiente productivos.

En este sentido, la mitigación es dicha intervención en favor de la reducción de la degradación en curso, con el objetivo de detenerla y mejorar los recursos.

Localmente, nuestro país se encuentra entre los Estados que suscribieron a la Convención para la Lucha contra la Desertificación, y sus acciones se expresan a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable y los diversos organismos dependientes del estado, que llevan adelante estudios y actividades en torno a esta problemática.

Por su parte, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) está comprometido con este objetivo y lleva adelante un trabajo continuo de investigación y capacitación para mejorar el uso y gestión de los suelos e impulsa las buenas prácticas agrícolas para un desarrollo sustentable de nuestro país.

Además, desde hace ocho años está en funcionamiento el Observatorio Nacional de Degradación de Tierras y Desertificación (ONDTyD) bajo el esquema internacional de la Convención y con participación del estado argentino y distintas entidades como el INTA y el Conicet.

El observatorio consiste en un sistema nacional de evaluación y monitoreo de tierras a diferentes escalas (nacional, regional y de sitios piloto), basado en un abordaje integral, interdisciplinario y participativo. Su función es proveer información e impulsar medidas de prevención, control y mitigación, destinadas al asesoramiento de los tomadores de decisiones públicas y privadas de Argentina y a la concientización e información a la sociedad en general.

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Reflexión final

Bajo el contexto de la crisis por la pandemia de COVID-19, el planeta se encuentra en estado de alerta, y se pone de relieve la necesidad de tomar conciencia y de actuar en consecuencia a fin de mejorar las condiciones de nuestros suelos y reducir su degradación.

La ONU sostiene que las consecuencias del cambio climático son la fuente principal de los brotes emergentes de enfermedades infeccionas debido a la pérdida de la biodiversidad.

Pero no solo sirve para comprender el origen de la pandemia, sino para tomar conciencia sobre el valor de las acciones basadas en una mayor responsabilidad en la gestión de los recursos y de la tierra.

Por eso, hoy, el lema “ Suelo sano = gente sana", promovido por la Convención para Combatir la Desertificación, es más cierto que nunca.

Fuentes: Naciones Unidas / Convención para Combatir la Desertificación / FAO / INTA / Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible / Observatorio Nacional de Degradación de Tierras y Desertificación