'Diego es eterno'
El mundo llora la partida del más grande futbolista de la historia. Cuesta creer que se haya ido tan pronto. Lionel Messi tal vez dio la mejor definición, que da título a esta nota.
Por Redacción El Agrario | 26-11-2020 10:53hs
Es imposible abstraerse del enorme impacto que causó la muerte de Diego Armando Maradona en nuestro país y en todo el mundo. Dueño de una vida intensa, del sueño del pibe, de la pesadilla de los oponentes, Diego vivió a su manera, y vivió más de una vida.
Por eso, desde El Agrario, quisimos sumarnos al duelo que nunca hubiéramos deseado atravesar. Diego nos parecía inmortal, como inmortales han sido sus jugadas, llenas de amor por la pelota que "no se mancha" como lo afirmó emocionado ante una Bombonera que lo aclamaba.
Alabado y criticado, lo que se puede decir de Maradona agota todas las palabras y emociones, lo que permitió inventar nuevas expresiones surgidas del imaginario maradoniano. Sin duda un distinto, alguien especial que resaltó en todos los lugares que visitó. Dueño y creador de millones de anécdotas, fue un foco de unión para el pueblo argentino.
Él fue consciente de sus errores, pero también de su grandeza. Llegó a lo más alto, arrancando bien desde abajo. Por eso, no tuvo problemas hace pocos días en decir que los millonarios se quejaban del impuesto a la riqueza porque no conocían la pobreza, y resaltó en su último reportaje: "Yo sé lo que es pasar hambre, sé lo que se siente en la panza cuando no comés por varios días y eso no puede pasar en mi país. Ese es mi deseo, ver a los argentinos felices, con trabajo y comiendo todos los días".
Hoy el planeta está triste por tu partida y los argentinos nos vamos a quedar para siempre con ese amor y ese orgullo que nos hiciste sentir con tu maravillosa entrega en las canchas de fútbol. Como dijo el presidente de Francia, la copa del mundo que trajiste a la Argentina fue la copa del pueblo, no la de los dictadores que quisieron sacar provecho de la pasión futbolera.
Gracias Diego por todo lo que nos diste, por las alegrías, por la pasión que le pusiste a la camiseta 10 de la Selección, por tu compromiso de siempre en defensa de los que menos tienen. Tu estrella brillará por siempre en el corazón del pueblo argentino y en el mundo entero.
Mensaje del presidente de Francia, Emmanuel Macron, por el fallecimiento de Diego Maradona
Fallecimiento de Diego Maradona
La mano de Dios había depositado a un genio del fútbol en la tierra. Nos lo acaba de quitar, con una gambeta imprevista que engañó a todas nuestras defensas. ¿Acaso quería, con ese gesto, zanjar el debate del siglo: si Diego Maradona es el mayor jugador de fútbol de todos los tiempos? Las lágrimas de millones de huérfanos le responden hoy con una evidencia dolorosa.
Nacido en un barrio carenciado de Buenos Aires, Diego Armando Maradona hizo soñar a su familia y a sus vecinos con sus “bicicletas”, que han dejado crucificados a los mejores defensores europeos. Boca Juniors y su mística hinchada lo hicieron conocido en el mundo. Barcelona consiguió una joya, creyendo que por fin había encontrado al sucesor de Johan Cruyff para dominar nuevamente el fútbol europeo.
Pero fue en Nápoles cuando Diego se convirtió en Maradona. En el sur italiano, el pibe de oro reencontró la pasión de los estadios sudamericanos, el fervor irracional de los fanáticos, y llevó al Nápoles al camino del Scudetto, a las cumbres de Europa.
Un jugador suntuoso e impredecible, el fútbol de Maradona no se había visto antes. Con una inspiración siempre renovada, constantemente inventaba gestos y golpes nuevos. Un bailarín en botines, no era un atleta sino un artista, encarnaba la magia del juego.
Pero aún le faltaba escribir la historia de un país marcado por la dictadura y la derrota militar. Esta resurrección sucedió en 1986, en el partido más geopolítico de la historia del fútbol, los cuartos de final de la Copa del Mundo contra la Inglaterra de Margaret Thatcher. El 22 de junio de 1986, en la Ciudad de México, marcó su primer gol con Dios como compañero. Quisieron impugnar el milagro, pero el árbitro no había visto nada: la actitud agrandada de Maradona le hizo ganar ese punto. Luego sigue “el gol del siglo”, que reunió a los más grandes gambeteadores del fútbol: Garrincha, Kopa y Pelé, reunidos en una sola acción. En solo 50 metros, con una carrera alucinante, pasó a la mitad de la selección de Inglaterra y gambeteó al portero Shilton antes de enviar el balón a la red y a la albiceleste a los cuartos de final del Mundial. En el mismo partido, dios y diablo, marcó los dos goles más famosos de la historia del fútbol. Había un rey Pelé, ahora hay un Dios Diego.
Con esa misma gracia, la misma insolencia hermosa, se acerca sigilosamente a la final que dejó marcada con el gesto más bonito del fútbol: el pase decisivo, el gol del número 10. Cuando levanta el trofeo, nace una leyenda: el niño prodigio se convirtió en el mejor jugador del mundo. Y la copa del mundo vuelve a Argentina: esta vez es la del pueblo, no la de los militares.
Diego Maradona también vivirá esta alegría popular en otros terrenos. Pero sus visitas a Fidel Castro y Hugo Chávez tendrán el sabor amargo de la derrota; es en la cancha donde Maradona hizo la revolución.
El Presidente de la República saluda al dueño indiscutido de la pelota, tan amado por los franceses. A todos los que ahorraron su mesada para completar el álbum Panini de México 86 con su figurita, a todos los que tuvieron que negociar con su mujer para bautizar Diego a sus hijos, a sus compatriotas argentinos, a los napolitanos que dibujaron frescos dignos de Diego Rivera en su honor, a todos los amantes del fútbol, el Presidente de la República envía su más sentido pésame. Diego se queda.
Emmanuel Macron
Presidente de Francia