Discurso histórico de Biden ante el Congreso ¿ruptura con el neoliberalismo?
El presidente estadounidense impulsa un cambio sustancial de la política económica, con centralidad en el Estado y amplios planes de ayuda social. ¿Habrá resistencias? ¿estamos frente a un cambio de paradigma? La crisis de la pandemia como una oportunidad.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 02-05-2021 10:15hs
El presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, brindó su primer discurso ante el Congreso, en la sesión conjunta de este miércoles y un día antes de completar los primeros 100 días de su presidencia. “Heredé una Nación que estaba en crisis. La peor pandemia en un siglo, la peor recesión desde la Gran Depresión, y el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil”, dijo, en alusión al ataque al Capitolio, el edificio donde funciona el Congreso, por parte de los simpatizantes de Donald Trump, en enero pasado. Biden también señaló que la crisis representa una oportunidad, para luego agregar que, ahora “Estados Unidos está en movimiento de nuevo”.
Para sostener su afirmación de que el país ya está en marcha, se refirió a grandes rasgos a dos conjuntos de acontecimientos. Por un lado, el avance del plan de inmunización contra la Covid-19. Según la organización Our World in Data (Nuestro Mundo en Datos), Estados Unidos ya vacunó con al menos una dosis a 143 millones de personas, el 44% de la población total (la cifra es todavía más alta si se consideran solo los adultos). Además, la vacuna ya se encuentra disponible para todos los mayores de 18 años. El objetivo de la Casa Blanca es celebrar la “independencia del virus” el 4 de julio próximo, fecha en que se celebra la independencia política del país.
El segundo conjunto de ideas en el que apoyó su afirmación de que el país “ya está en marcha” es la recuperación económica, la implementación de las primeras medidas de rescate y la propuesta de dos nuevos paquetes. “85% de las familias norteamericanas ya han recibido su cheque”, informó, en alusión a los 1.400 dólares, en promedio, de ayuda a las familias como parte del paquete de rescate económico. Según Biden, se crearon 1.300.000 puestos de trabajo en los primeros 100 días de su presidencia, y el FMI estimó el crecimiento del PBI en 2021 en un 6%.
También se refirió a su propuesta del Plan de Empleo Americano, con una inversión de 2,25 billones de dólares, centralmente en infraestructura, pero también en investigación y desarrollo. El mismo se financiará con el aumento de impuestos corporativos, que pasarán del 21 al 28%. “Todas las inversiones del Plan estarán guiadas por un único principio: de los americanos para América. (...) Los dólares de los impuestos americanos serán usados para comprar productos americanos, hechos en América, para crear trabajo americano”. Así, Biden articuló el “Empleo Americano” con el que programa que ya había lanzado anteriormente, el “Compre Americano”. Esta perspectiva de la política pública del nuevo Gobierno recuerda claramente al “América primero” de Donald Trump, con el que el exmandatario sedujo a los trabajadores industriales desplazados por la deslocalización de las industrias hacia otros países, China fundamentalmente.
En otro pasaje de su discurso sostuvo: “Hay grandes hombres y mujeres en Wall Street, pero Wall Street no construyó este país. La clase media construyó este país, y los sindicatos construyeron a la clase media. Por eso le pido al Congreso que apruebe la ley de protección del derecho de sindicalización”. El PRO Act, como es conocido el proyecto de ley, que ya fue aprobado por la Cámara baja y ahora debe hacerlo en el Senado, propone una serie de protecciones y estímulos para el derecho de sindicalización. En el último tiempo ha sido centro de atención la interferencia de la compañía Amazon para prohibir la sindicalización de sus trabajadores. Si bien la defensa de los sindicatos ya constaba en la plataforma electoral de Biden, la postura del ahora presidente no deja de sorprender en un país que en las últimas décadas trazó un camino contra las organizaciones de trabajadores y, como hemos mostrado en la columna de septiembre pasado, la caída de la sindicalización está fuertemente correlacionada con el aumento de la desigualdad en aquel país. La idea de los sindicatos como instituciones que fortalecen a la clase media y disminuyen la desigualdad ya había sido pregonada por Elisabeth Warren, precandidata demócrata que se bajó en su momento para darle centralidad a la candidatura de Biden, y que tiene en su trayectoria el paso por el movimiento Occupy Wall Street, surgido como protesta contra el sector financiero luego de la crisis de 2008.
“Hay grandes hombres y mujeres en Wall Street, pero Wall Street no construyó este país. La clase media construyó este país, y los sindicatos construyeron a la clase media".
También se refirió al Plan de la Familia Americana, de corte social, con ayudas crediticias para las familias, ayuda en cuidados para la infancia, guarderías y licencias remuneradas, entre otros. Este segundo plan tiene un monto de 1,8 billones de dólares, y será financiado mediante el aumento del impuesto a la renta, llevándolo a 39,6% para individuos con ingresos mayores a los 400.000 dólares anuales. También hay una propuesta para quitar exenciones fiscales a la herencia y a los administradores de fondos de inversión.
El conjunto de medidas impulsadas por Biden es una clara ruptura con la tendencia neoliberal de las últimas décadas, desde la Crisis del Petróleo de los setentas a esta parte. No obstante, solo con la perspectiva del tiempo se tendrá un diagnóstico más claro respecto al alcance de tal ruptura y cuáles serán las continuidades. Pero además, todavía se deben aguardar las resistencias que tendrá el nuevo enfoque económico propuesto, no sólo en el plano político, desde el Partido Republicano ya lanzaron la ofensiva, denunciando que es una propuesta “socialista” que va “contra el estilo de vida americano", sino fundamentalmente en el plano de los actores económicos. En ese sentido, todavía habrá que ver qué concesiones está dispuesto a hacer Biden para darle viabilidad a su política económica, si es que eso resulta necesario, y en ese caso ver cuál terminará siendo el alcance efectivo de los planes propuestos. Sea cual sea el resultado, evidentemente estamos en un momento bisagra de la historia, y la crisis producto de la pandemia de Covid-19 es el principal motor de los cambios en curso.
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