El fenómeno de la economía familiar en Perú es un ejemplo a seguir. Tienen una gran potencialidad ya que aportan permanentemente recursos, y llega, al menos, un millón seiscientas mil personas.

Una característica dentro de esta producción en Perú, es que se están volcando al uso de la informática en el mejoramiento de la calidad de los procesos de la producción familiar de la agricultura.

Esta inclusión de la tecnología en la dinámica de trabajo del agricultor permite mejorar la calidad de la producción y el volumen de la misma, por lo cual se mejora el rendimiento, en este caso, la rentabilidad bien medida, aumentó un 15%.

El primer ordenamiento que va de la mano al crecimiento de la rentabilidad, es que se pueden detectar on line los excedentes de producción, que siempre es la voluntad de cubrir primero el consumo interno de las diversas regiones de Perú. A través de esta digitalización, se detectan esos productos que van a sobrar en las diversas comercializaciones regionales dentro de Perú y se disponen a la exportación.

Esos productos exportables, detectados rápidamente gracias a la tecnología, determinan no tener residuos de producción, y pasan a tener un valor estable, que es una rentabilidad impensada de otro modo.

La realidad es que, en Perú, hay unos 2,2 millones de unidades agrarias productivas en total, distribuidas por todo el territorio, de las cuales el 97% pertenecen a la economía familiar, representando el 70% de la producción de agricultura general de Perú, según datos recientes del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego de dicho país.

Por eso, estas políticas de seguimiento necesita de la incorporación de tecnologías para dar más dinámica al trabajo diario y permitir calidad en cada producto y volumen de producción, lo cual es mayor rentabilidad.

Tener conectividad en el campo es descentralizar la información y es crear nuevas oportunidades de negocios, y, además, hay que saber y creer en el potencial de la agricultura familiar que genera en el mundo el 80% de los alimentos.

El éxito o el fracaso de estos proyectos, se basa en dos pilares: uno es la calidad y la trazabilidad de la producción, pues para ganar mercados internos o externos, hay que tener cantidad y calidad siempre; y por otro lado, acceder a créditos con mayor facilidad, disminuyendo el costo financiero de la producción, que sino termina, casi siempre, ahogando estos proyectos, ya que los intereses, superan cualquier dinámica de producción y venta.

Tener conectividad en el campo es descentralizar la información y es crear nuevas oportunidades de negocios, y, además, hay que saber y creer en el potencial de la agricultura familiar que genera en el mundo el 80% de los alimentos.

Con la ayuda y la buena orientación de los Estados, la agricultura familiar debe ser de punta a punta, un negocio transparente, sostenible, confiable y rentable para todos los componentes de la actividad, incluyendo transportistas, envasadores y comercio minorista.

Finalmente, en Perú, hay un programa denominado "De la Chacra a la Olla", en el cual se generan comercios itinerantes a lo largo del país, vendiendo los productores a los consumidores, en forma directa, por lo que tiene grandes perspectivas.

En Argentina, existe un sueño más que posible que es la soberanía alimentaria, por ello existe un plan específico a través del Ministerio de Desarrollo, al cual le deseamos el éxito que el país necesita.

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