Ante la crisis del COVID-19 y la falta de alcohol asociada a la creciente demanda de uso médico y doméstico para hacer frente a al virus, la planta de agave se destaca por una de sus propiedades: puede proporcionar el etanol suficiente para la fabricación de desinfectantes para manos. Dado que el alcohol etílico es el ingrediente principal para su producción, este cultivo podría convertirse en un aliado de la industria para la elaboración de los productos derivados.

El agave es muy conocido por su uso para la producción de tequila, pero luego de muchos estudios se llegó a comprobar que, además de su particular característica como desinfectante para manos, esta planta tiene el potencial para producir bioetanol.

El agave no necesita ser fertilizado y crece perfectamente en lugares cálidos ya que soporta el calor y la sequía, puede carecer de riego.

La agricultura y la industria de biocombustibles han encontrado nuevas oportunidades luego de estos estudios. El etanol que produce esta planta superó al del maíz y la caña de azúcar, mostrando un mejor desempeño con menor impacto ambiental: consume un 46 % menos de agua que el maíz y un 69 % menos que la caña de azúcar.

Investigadores de la Univeridad de Sydney, Australia, afirman que: “Aunque su impacto en el uso de la tierra, medido por la tierra ocupada por unidad de producción de etanol, es 98% más alto que el maíz y 2% más alto que la caña de azúcar, puede cultivarse en tierras áridas que no son adecuadas para cultivos alimenticios".  El agave no necesita ser fertilizado y crece perfectamente en lugares cálidos ya que soporta el calor y la sequía, puede carecer de riego.