Luego del auge de la carne vacuna argentina en el mercado chino que llevó a muchos analistas y productores a presentarlo como el mercado clave para posicionar a la industria cárnica nacional en un lugar trascendental en el tablero mundial, la espuma comienza a desvanecerse por el surgimiento del coronavirus y nos enfrenta al complejo desafío de redestinar esa producción a mercados alternativos.

El 70% de las exportaciones nacionales de carne se destinan hacia China.

Para entender la situación en su totalidad, es importante destacar que el 70% de las exportaciones nacionales de carne se destinan hacia China, porcentaje que se elevó luego de que en 2019 la peste porcina africana diezmara la producción de carne de cerdo en el país asiático. La ventura con la que se desenvolvía el mercado alentó a muchos productores a acrecentar los volúmenes de producción, motivados por el tentador precio en que cotizaba la carne vacuna.

El coronavirus estableció la cuarentena de muchas ciudades, suspendió el Año Nuevo Lunar Chino, retrotrajo los precios y redujo las compras a sus importadores tradicionales.

Sin embargo, un nuevo factor podría romper con la estabilidad del mercado: el coronavirus. La epidemia que emergió a fines de diciembre y continúa en expansión trajo graves consecuencias para China que, dentro de un contexto de crisis sanitaria, estableció la cuarentena de muchas ciudades, suspendió el Año Nuevo Lunar Chino, retrotrajo los precios y redujo las compras a sus importadores tradicionales.

A la Argentina, este imprevisto también podría costarle caro: lo producido en vistas al malogrado Año Nuevo Lunar Chino acumuló un stock excepcional de cientos de miles de toneladas de carne y mermó el caudal de importaciones. Como agravante, la disminución de traslados internos de los ciudadanos chinos por la cuarentena retrasa el comercio de lo stockeado.

La concreción de nuevos negocios entre Argentina y el gigante asiático está prácticamente frenada, mientras que lo negociado con anterioridad está sufriendo re-negociaciones. Algunos embarques quedaron varados en puertos asiáticos por falta de personal para recibirlo, otros se suspendieron y permanecen en frigoríficos argentinos, generando pérdidas y problemas de liquidez a los productores.

Hay una precarización en la industria frigorífica no sólo como consecuencia del coronavirus sino también por la crisis en el consumo interno.

El Vicepresidente de FIFRA (Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas), Daniel Urcía, hizo un balance del panorama y afirmó que hay una "precarización en la industria frigorífica", no sólo como consecuencia del coronavirus sino también por la "crisis en el consumo interno". La emergencia de la enfermedad, según Urcía, sólo "agravó la crisis que se había iniciado a fines de noviembre".

Reubicar los altos volúmenes de carne acumulados para el comercio chino en el mercado interno resulta complejo, el referente de FIFRA destacó que si bien "la carne tiene un precio muy competitivo (...) el escaso poder adquisitivo de la gente hace que el consumo no crezca", no obstante destacó que "el aumento de salarios y la tarjeta AlimentAR han sido un paliativo, pero todavía el consumo de carne vacuna no despega".

Se podría suponer que, una vez que pase la crisis sanitaria, la demanda de carne reaparecerá; pero la desconfianza de los productores derivó en un importante recorte de la oferta de vacas, con el foco puesto en la distribución dentro del mercado doméstico.

Habrá que esperar que se esclarezca el escenario del mercado chino para evaluar formalmente el impacto del coronavirus para la industria ganadera nacional