Hasta inicios de este año, Trump parecía tener garantizado su triunfo en base a una buena popularidad y el control en estados claves para definir las elecciones. Sin embargo, la crisis del coronavirus y su desenlace incierto le han puesto suspenso a la carrera presidencial. Y, mientras ya suman más de 50 mil los muertos en todo el país, aún resuenan las declaraciones del presidente norteamericano subestimando al virus e incentivando la continuidad de la actividad económica.

Mientras ya suman más de 50 mil los muertos en todo el país, aún resuenan las declaraciones del presidente norteamericano subestimando al virus.

Donald Trump es considerado uno de los negadores de la pandemia. En un primer momento subestimó abiertamente el peligro del nuevo virus, luego sostuvo que no se propagaría por el país, después que no era tan grave y por último que las medidas de contención serían peores que el propio virus, por lo que la actividad debía continuar. Finalmente, y ante la escalada de casos, Trump adoptó un discurso a tono con las medidas de aislamiento.

El discurso que atendía más a las preocupaciones económicas que sanitarias, resultó ser mayormente bien recibido por la sociedad estadounidense.

Sin embargo, la pandemia tuvo un efecto positivo sobre la imagen de Trump, al menos en un primer momento. En marzo, cuando las cifras de muertos recién comenzaban a elevarse, Trump alcanzó el nivel máximo de popularidad en lo que va de mandato, llegando al 49% de aprobación a fines de ese mes. El discurso que atendía más a las preocupaciones económicas que sanitarias, resultó ser mayormente bien recibido por la sociedad estadounidense.

La estrategia de Trump en las últimas semanas ha tenido un claro vuelco hacia el nacionalismo.

Pero en las últimas semanas, y en paralelo al aumento de víctimas del COVID-19 y de las cifras de desempleo, su popularidad cayó hasta 6 puntos según la última encuesta de Gallup. El paso de 49% a 43% de aprobación en un mes es la caída más fuerte de Trump de la que tenga registro Gallup. A pesar de ello, ese nivel de aprobación es mejor que la mayoría de las mediciones durante lo que va de su gobierno.

La estrategia de Trump en las últimas semanas ha tenido un claro vuelco hacia el nacionalismo, las teorías conspirativas y el enfrentamiento a organismos multilaterales como la Organización Mundial de la Salud. Ha señalado a China como responsable de la pandemia y de haber ocultado información sobre el brote. Además, sacó a relucir nuevamente su rechazo a la inmigración y suspendió la emisión de residencias por 90 días.

Donald Trump es un emergente de la rebelión contra la globalización.

Para quienes observan desde el extranjero, la cantidad de muertos en Estados Unidos, la inacción inicial del gobierno, la crisis económica en curso y la estrategia de buscar enemigos en organismos prestigiosos como la OMS pueden hacer parecer que la reelección de Trump está cada vez más lejos. Sin embargo, el magnate del mercado inmobiliario ya sorprendió al mundo en 2016, y podría volver a hacerlo este año.

Para entender un poco más la realidad norteamericana y el éxito político de su presidente, consultamos a Daniel Montoya, consultor y analista político quien en 2016 recorrió los Estados Unidos para tener una visión más cercana del fenómeno Trump. “Donald Trump es un emergente de la rebelión contra la globalización que no solo se dio en el ámbito de la principal potencia mundial, sino también en otros países como Inglaterra, donde Boris Johnson lidera el proceso de salida de la Unión Europea”, explicó Montoya.

La crisis actual del coronavirus no hace más que activar y fortalecer ese posicionamiento original de Trump.

Esa rebelión se debe a que “la marcha triunfal de la globalización acabó con la crisis financiera de 2008, ello se reflejó en el casi nulo crecimiento de la productividad en los países desarrollados, ergo de los salarios, al igual que en la caída del comercio mundial. En Estados Unidos en particular, el ingreso per cápita de los sectores medios no crece desde hace una década”.

“La crisis actual del coronavirus no hace más que activar y fortalecer ese posicionamiento original de Trump. Ruptura con la OMS, embate contra China y exaltación nacionalista. Las crisis profundas, en general, tendieron a fortalecer a todos los principales líderes mundiales”.

En ese sentido, “Si fuera por la economía, Trump tendría pocas chances electorales, pero el marco de crisis, sumado a una correcta lectura de los problemas de largo plazo subyacentes, lo convierte en un político competitivo con altas chances de reelección”.

El magnate del mercado inmobiliario ya sorprendió al mundo en 2016, y podría volver a hacerlo este año.

A diferencia de las elecciones de la Argentina, las norteamericanas son indirectas. Los ciudadanos eligen cómo será la conformación del Colegio Electoral, un cuerpo de 538 electores que elige al presidente y vice. Cada estado tiene tantos electores en el Colegio Electoral como representantes en el Congreso, habiendo estados, por lo tanto, con más electores que otros. Además, a excepción de los estados de Maine y Nebraska, todos los estados utilizan un sistema mayoritario, por lo que el partido que gana en cada estado se lleva todos los electores del Colegio Electoral correspondientes al mismo.

La contienda tendrá lugar en noviembre y el adversario de Trump será el demócrata Joe Biden, ex vicepresidente de Barack Obama. El presidente Donald Trump tendrá la responsabilidad de responder al doble desafío de una crisis económica y sanitaria, todavía de dimensiones desconocidas