Ninguna persona que transite las rutas del país puede dejar de percibir el color rojo de las banquinas. Altares y hermitas con banderines y cintas irrumpen entre el gris del pavimento, el verde del campo y el celeste del cielo. El Gauchito Gil acompaña los viajeros. "Hay que tocarle bocina", dicen los devotos que se congregan cada 8 de enero en el santuario la ciudad de Mercedes, provincia de Corrientes.  Allí, sin importar las altas temperaturas de la temporada estival, se congregan cientos de miles de peregrinos por el aniversario de su muerte, que van a pedir o a agradecer.

¿Pero qué sabemos de la vida de este gaucho? El estreno del cine nacional echa luz sobre la historia de Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez, el popularmente conocido Gauchito Gil.

El argumento de la ópera prima del director Fernando del Castillo está basado en un gaucho correntino llamado Antonio, por lo que aborda la vida del Gil antes de convertirse en un santo pagano, logrando recrear no solo una época sino también su idiosincrasia. Filmada íntegramente en la provincia de Corrientes, el director supo tomar el paisaje rural para adentrarse en la época que sucedieron los hechos.

Roberto Vallejos, el protagonista que le da vida al mítico personaje argentino, tuvo así que indagar y conocer más al forajido entrerriano. “Conocía muy poco la historia antes de ponerme en su piel. Pero sí me resultaba atractivo contar en un hecho artístico un momento histórico y lo que significó para esa época el rol del gaucho, un ser marginal sin voz ni voto que dependía de las decisiones que tomaban las autoridades",comentó a Télam el protagonista. “Fue un desafío interpretar a este personaje, porque era tratar de abordarlo con respeto y compromiso de poder satisfacer esa imagen que existe en el concepto colectivo de la gente”.

El largometraje refleja los sucesos previos a la muerte de Antonio, quien luego de luchar en la Guerra de la Triple Alianza (1864-1860), decidió no participar más de los enfrentamientos y, al ser llamado para la Guerra Federal y decir que no iría, se convirtió en un desertor.  El gaucho consideraba a los paraguayos como a sus hermanos.  No quería más derramamiento de sangre.

La metamorfosis que va sufriendo el personaje está cuidadosamente narrada en la película:  se convierte en un cuatrero que roba el ganado para repartir entre las personas más humildes, transformándose rápidamente en un bandido rural muy perseguido. Al ser capturado, fue trasladado a Goya para ser juzgado, pero cuando intentó fugarse fue asesinado, precisamente muere ahorcado y no con un tiro por la espalda como los demás delincuentes.

En todo el recorrido fílmico se pueden apreciar los tres ejes en los que se basa del Castillo y que son las características fuertes del personaje: valentía, honestidad y lucha del gaucho correntino.

Claudio Da Passano, Paula Brasca, Éstel Gómez, Santiago Vicchi y Gerardo Maleh completan al elenco que  acompaña a Roberto Vallejos en la historia de este poético y rebelde personaje popular argentino.