El trigo es uno de los cultivos de invierno más utilizados, como antecesor a cultivos de verano, principalmente soja. Su incorporación, ya sea con destino de grano o como cultivo de cobertura, permite mejorar la productividad de las secuencias de cultivos, el uso del agua, las propiedades del suelo y optimizar el control de malezas. En la Estación Experimental Agropecuaria del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) Paraná, Entre Ríos, se desarrollaron ensayos de larga duración que ubicaron al cereal en distintas secuencias agrícolas.

“Luego de 13 años de evaluación de los ensayos de larga duración, podemos recomendar la inclusión del trigo, ya sea con destino a grano o cobertura, para intensificar y diversificar las secuencias agrícolas, con el fin de mejorar los rendimientos de los cultivos de grano y las propiedades del suelo”, señaló Carolina Gregorutti, jeja del departamento de Producción del INTA Paraná.

Ensayos de larga duración realizados en dos tipos de suelo (Molisol y Vertisol), en el campo experimental del INTA Paraná demostraron que es posible mejorar los rendimientos del cultivo de trigo (promedio de 8 campañas agrícolas) cuando se lo incluyó en secuencias de cultivos más diversas, lo que involucra mayor número de cultivos diferentes.

En otro experimento de larga duración, realizado en el campo del INTA, mostró que, luego de 13 años de evaluación, la inclusión del trigo como cultivo de cobertura con fertilización nitrogenada, mejoró el rendimiento del cultivo soja comparado con una secuencia en monocultivo de soja.

“Observamos incrementos de un 4 a un 9 %, el cual fue mayor en secuencias bajo rotación de cultivos de tres años que incluyeron trigo como cultivo de grano y cobertura”, detalló Leonardo Novelli, investigador del INTA Paraná y del Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina).

“Se han registrado mejoras en diferentes propiedades del suelo como la materia orgánica, en aquellas secuencias que incluyen cultivos de cobertura fertilizadas con nitrógeno”, puntualizó Novelli.

Y agregó que: “En función de los estudios desarrollados, podemos decir que el trigo favorece la reducción de malezas por la competencia, aporta residuos que permiten mejorar los niveles de materia orgánica al suelo y reduce los procesos erosivos por una mejora en la cobertura de suelo”.

Zonas de cultivo de trigo

Según estudios de la Bolsa de Comercio de Rosario, la producción en la campaña 2019/20 de trigo en Argentina alcanzó las 19,5 millones de toneladas. Y, a diferencia de lo sucedido algunos años atrás, cuando el área triguera presentaba una marcada concentración en la provincia de Buenos Aires, en los últimos ciclos la siembra del cereal se expandió e intensificó en el litoral argentino, con foco en la provincia de Córdoba y en el NOA. La ampliación de las fronteras productivas sobre territorios no tradicionales para el trigo generó un mayor volumen comercializable en las provincias del centro y noroeste de la Argentina.

Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP), en el promedio de las últimas cuatro campañas, la principal región productiva resultó ser la provincia de Buenos Aires representando el 44% del total nacional. En segundo lugar se ubicó Córdoba con el 22% de la producción nacional, seguida por Santa Fe que originó el 17% de la cosecha triguera. La producción conjunta de estas tres provincias representó más del 80% del trigo argentino. Por otra parte, la provincia de Entre Ríos aportó el 7% de la cosecha nacional, y La Pampa el 5%. Las provincias de Santiago del Estero, Chaco, Tucumán y Salta, situadas al norte de la principal región productora, cosecharon el 7% de la producción total.

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