El origen del mate se remonta a los nativos guaraníes, ellos utilizaban las hojas del árbol como bebida, objeto de culto y moneda de cambio con otros pueblos.

Los conquistadores aprendieron de ellos el uso y las virtudes de la yerba mate, e hicieron que su consumo se difundiera.

Fueron los Jesuitas los primeros en cultivar la yerba mate para abastecerse y comercializarla. Cultivo que crecía naturalmente en especial en la zona de Paraguay, por eso era conocido en ese entonces como “hierba del Paraguai”.

Así comenzó a hacerse masivo su consumo y en algunos países que ocuparon luego esas regiones, se instaló como costumbre.

En nuestro país el mate es una tradición que ha perdurado hasta nuestros días. Caliente, tibio, amargo, dulce, con edulcorante, con yuyos, cáscara de naranja o azúcar quemada. Tomado en soledad o con amigos, fue desde siempre, un símbolo de la hospitalidad de los argentinos.

Desde el año 2015, por ley 27.117, se estableció  el día 30 de noviembre de cada año como Día Nacional del Mate, en conmemoración del nacimiento de Andrés Guacurarí y Artigas, a fin de promover el reconocimiento permanente de nuestras costumbres.

Andres Guacurarí y Artigas, más conocido como el comandante Andresito, hijo adoptivo de José Gervasio Artigas, indígena de origen guaraní, fue uno de los primeros líderes federales de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y único gobernador indio de la historia argentina.  Gobernó entre 1815 y 1819 la Provincia Grande de las Misiones. Fue nombrado heroe nacional por el Congreso de la Nación en 2014.

Andresito fue un gran impulsor del consumo del mate, fomentó la producción y comercialización de la yerba mate.

Hoy le rendimos homenaje a este héroe nacional y a una de nuestras pasiones argentinas, ambos simbolos constitutivos de nuestra historia y nuestra identidad.