El nacionalismo de las vacunas
Estados Unidos y la Unión Europea han priorizado la vacunación dentro de su territorio, mientras que China y Rusia envían cerca de la mitad de la producción de vacunas al exterior.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 04-04-2021 12:29hs
Hace dos semanas el presidente Alberto Fernández se dirigió al país a través de la cadena nacional de radio y televisión para transmitir, en esencia, dos mensajes: la inevitabilidad de la segunda ola en nuestro país y las dificultades mundiales en el acceso a las vacunas contra el Covid-19. Respecto a esto segundo, el presidente describió la situación que afecta a la inmensa mayoría de los países y que es el no cumplimiento de los contratos por parte de los laboratorios. Argentina, por ejemplo, ya tiene contratos firmados por un total de 65.400.000 dosis, aunque hasta ahora solo ha recibido 6.700.000. Esa es la regla en todo el mundo.
No obstante que las farmacéuticas sean privadas y se guíen por los contratos firmados con los diferentes países, es evidente que existe un nacionalismo de las vacunas por parte de algunas de las principales potencias mundiales, las cuales se niegan a exportar las dosis producidas dentro de su territorio. A la cabeza de esta postura se encuentran Estados Unidos y Gran Bretaña. De acuerdo a la compañía Airfinity, que viene realizando un seguimiento de la producción y distribución de vacunas, ninguno de esos dos países ha exportado vacunas, siendo que el primero produjo 164 millones de dosis y los británicos 16 millones. Otro caso emblemático es el de la Unión Europea, que si bien exportó el 42% de las 46 millones de dosis producidas, recientemente aprobó un mecanismo por el cual le puede prohibir a las farmacéuticas la exportación de vacunas hasta tanto no cumplan con los compromisos asumidos con los países del bloque. De todos modos, el mecanismo no es automático y las autoridades de la Unión Europea deben considerar cada caso a la luz de los incumplimientos y la situación epidemiológica del país receptor de las exportaciones. La decisión de la Unión Europea (recordemos que Reino Unido se ha retirado del bloque recientemente) se basa en el incumplimiento de las farmacéuticas que ha producido un atraso en la vacunación, y el cual queda todavía más de manifiesto al compararse con el exmiembro Reino Unido. Mientras que en Reino Unido casi la mitad de los adultos ya ha sido inmunizado con al menos una dosis, en el bloque europeo sólo el 11%. De acuerdo al New York Times, Estados Unidos ya ha vacunado al 26% de la población adulta.
Pero existe otro grupo de países que se diferencia del nacionalismo de vacunas. China, Rusia y la India encabezan la lista de países exportadores de vacunas. De acuerdo a Airfinity, China exportó el 48% de las 229 millones de dosis producidas en su territorio, en tanto la India el 55% de sus 125 millones y Rusia el 31% de 14 millones. Dada la enorme población de estos países (de 144 millones en Rusia, 1.300 millones en India y 1.400 millones en China), todos se encuentran con tasas de vacunación de su población adulta muy inferiores a las de Estados Unidos y Reino Unido.
Está claro que más allá de la iniciativa de Organización Mundial de la Salud (OMS) del Fondo Covax -el cual promete proveer 2.200 millones de dosis hasta finales de año, pero que hasta ahora solo ha distribuido 33 millones- existe una crisis del multilateralismo y una prominencia del nacionalismo en materia de vacunas. Sin ir más lejos, la OMS denunció hace algunas semanas una demora en las entregas debido a que la India -proveedor del programa- estaría dando prioridad a la vacunación de su población ante un rebrote. Al cuadro descrito más arriba hay que agregarle la polémica por los derechos de las patentes de las vacunas, cuya liberación fue trabada por las principales potencias con intereses farmacéuticos y aliados: Estados Unidos, Gran Bretaña, Unión Europea, Japón, Canadá, Brasil, Suiza y Noruega. En contrapartida, la India ha sido uno de los principales impulsores de la liberación de las patentes.
Teniendo en cuenta las estrategias de China, India y Rusia, ¿Qué factores pueden explicar las estrategias de distribución de vacunas tan diferentes? Desde luego, una primer interpretación se sustenta en la actitud nacionalista (colocar el interés del propio país por sobre el de los demás) y poco solidaria de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea. Sin descartar necesariamente esa interpretación, en busca de respuestas también se puede considerar las diferencias de regímenes políticos en cuestión. El régimen de partido único chino y los autoritarismos de Vladimir Putin y de Narendra Modi en la India pueden ser parte de la explicación. En relación a la India, si bien se trata de una democracia parlamentaria (por su población la más grande del mundo), con la llegada al poder de Modi el país entró en una fase autoritaria sin ruptura institucional. Si bien hasta los regímenes no-democráticos son sensibles a la opinión pública, esa naturaleza los hace sin dudas menos susceptibles a las presiones de la población. ¿Es el carácter menos democrático o no-democrático una explicación para que estos países se inclinen a buscar los beneficios de la diplomacia de las vacunas? Parece un argumento insuficiente. De hecho la India priorizó la vacunación puertas adentro ante un aumento preocupante de casos y las exportaciones se volcaron mayormente a los países fronterizos, lo cual constituye también una estrategia sanitaria para el propio país.
Una segunda explicación sería la intención de China y Rusia de realizar una “diplomacia de vacunas”, expandiendo su influencia y mejorando su posición relativa en el sistema internacional. La geopolítica de las vacunas, como se la ha dado en llamar, terminó teniendo la particularidad de que la principal potencia mundial, Estados Unidos, no entró en el juego. La renuncia estadounidense así como de Gran Bretaña y posteriormente la Unión Europea deja un vacío en la crisis de la pandemia que está siendo llenado por China y Rusia, quienes se destacan junto al Fondo Covax como proveedores de los países subdesarrollados. Al mismo tiempo, las vacunas desarrolladas por estos países han sido blanco de cuestionamientos, desde la poca transparencia en los estudios hasta supuestos efectos adversos o poca efectividad, siendo en algunos casos campañas deliberadas en contra de las mismas debido a su origen. Volviendo a Estados Unidos, es notoria la falta de liderazgo internacional de la potencia en la crisis de la pandemia, la cual en ese sentido parece aún no haber dado vuelta la página a la era Trump y su “América Primero”.
Otro argumento posible para explicar la diferencia entre países que acaparan y los que no es que ninguno de los tres países exportadores tuvo niveles elevados de transmisión del virus y muertes en relación a la población total, a diferencia de los europeos y Estados Unidos. La India es el que de los tres ha tenido más muertes, con 163 mil. En el caso de Rusia la cantidad de casos nunca superó los 30.000 diarios y actualmente se encuentra en una significativa caída, y China llevó a cero la transmisión del virus en su territorio. Un escenario doméstico menos acuciante (en el caso chino sustancialmente diferente) puede explicar la mayor predisposición a la exportación de vacunas.
Sin lugar a dudas, el acaparamiento y el nacionalismo de las vacunas de las grandes potencias occidentales será otro de los aspectos de la pandemia de Covid-19 que dejará su marca en la historia.