Días pasados, más de una treintena de integrantes de la Comisión de Agro del Partido Justicialista, los referentes de las cámaras de biocombustibles, del sector público de las provincias involucradas y algunos funcionarios nacionales, mantuvieron una "extensa y tirante" reunión en la cual se acordó solicitar a los diputados el tratamiento sobre tablas de la prórroga de la Ley N° 26.093 de Promoción de Biocombustibles. En caso de que esto no suceda, en mayo de 2021 vence la ley y se termina el corte obligatorio de los biocombustibles. El dictamen instauró el corte obligatorio de 10% en el biodiesel y 12% en el bioetanol.

El Senado le dio media sanción a la prórroga de esa Ley, pero para que se haga efectiva y tenga vigencia hasta el año 2024, tendría que contar con la aprobación de la Cámara de Diputados. Cabe mencionar que Máximo Kirchner realizó un pedido especial para sesionar este martes 29 de diciembre, aunque no está contemplado el tratamiento de la prórroga mencionada en el orden del día.

Con este escenario, el sector de biocombustibles espera por estas horas una señal política que podría llegar desde del Justicialismo.

El 22 de diciembre se presentó un petitorio al secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez. En el documento le solicitan que instrumente los mecanismos necesarios para definir un esquema rentable para las empresas y reactivar el sector de biocombustible, que genere un espacio de diálogo con las empresas, el sector público y los trabajadores.

En este sentido, trascendió que buscarán incorporar a los intendentes de las localidades en las que están instaladas las plantas y al gremio de Petróleo, Gas y Biocombustibles.

Asimismo, voceros de las cámaras de biocombustibles manifestaron que si bien habría consenso para aprobar la prórroga, es necesario delinear una nueva Ley y que “las exportaciones agropecuarias a Europa corren peligro si no se empieza a descarbonizar la energía que utilizan para producir”.

Los productores sostienen que no hay forma en el corto y mediano plazo de introducir biocombustible y otras energías renovables si el Estado les suelta la mano. De lo contrario, se seguiría consumiendo el cien por ciento de combustibles minerales con los efectos colaterales que los mismos tienen.

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