Ensayos del INTA demuestran que los efluentes de tambo levantan la producción forrajera
El Ing. Agr. Pablo Richmond habló sobre los buenos resultados obtenidos en los ensayos realizados en producciones de maíz para silo, alfalfa y raigrás anual.
Por Gabriela Simonotti | 04-06-2021 10:15hs
El ingeniero Pablo Richmond, profesional del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) 9 de Julio, compartió los resultados de los ensayos que durante 3 años y medio realizó sobre la aplicación de efluentes de tambo en sistemas productivos para mejorar las propiedades del suelo.
Según el especialista los efluentes que se originan en los tambos, formados por un componente líquido (agua del lavado de instalaciones y corrales, orina, restos de leche, detergentes y otros productos utilizados) y un componente sólido (excretas); demostraron beneficios sustanciales en pasturas en las que se utilizaron como fertilizante orgánico, en comparación con pasturas no tratadas.
Los ensayos estuvieron orientados a maíz para silo, raigrás anual y alfalfa. “Ya en el primer año de producción comenzamos a notar las diferencias en las propiedades del suelo y en el incremento de producción”, explicó Richmond. Y detalló que en comparación con los cultivos no tratados, durante el primer año, hubo incrementos productivos en maíz para silo de alrededor de 4%., el raigrás anual tratado rindió un 11% más y la alfalfa subió en un 40%.
Durante las cuatro prácticas realizadas en el tiempo que duró el estudio, el ingeniero aplicó una lamina de 24 milímetros de efluente. “No solo estamos agregado nutrientes al cultivo, también introducimos materia orgánica al suelo”, indicó.
Además, sostuvo que con esta práctica se incorporan nutrientes que “forman parte de componentes orgánicos”. Por lo que buena parte de los nutrientes “requieren de una mineralización para estar disponibles” para las plantas. “Por esta situación siempre hablamos que los resultados se consiguen a largo plazo”, destacó el ingeniero agrónomo.
Resultados de los ensayos
Claramente la utilización de enmiendas orgánicas mejora la situación química de los suelos tratados, sostuvo el ingeniero. “Cuando evaluamos la conductividad eléctrica, observamos un leve aumento de la salinidad al principio”, destacó Richmond.
En lo que respecta al carbono en el suelo, el ingeniero agrónomo destacó que en los lotes tratados se pasó de una medida de 23,7 a 27,1 miligramos por gramo. Y en lo que se refiere a nitrógeno total, se pasó de 2,04 a 2,34 en las primeras capas y de 1,38 a 1,65 en la capa de suelo, que va desde 5 a 20 centímetros de profundidad.
Por último, el investigador dijo que esta práctica de incorporar los efluentes de tambo a los lotes, mejoró notablemente la compactación del suelo. “Notamos que la aplicación de efluentes de tambo mejoró la estructura física del suelo en los tres años y medio de trabajo, y, además, enriqueció notablemente la capacidad de infiltración”, concluyó.
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