En un mundo golpeado por la inesperada pandemia de coronavirus, las regiones menos desarrolladas y más empobrecidas son las que más sufren los devastadores efectos económicos y sociales en términos de desigualdad y arrearán un mayor impacto a largo plazo. Se acrecientan las brechas entre quienes menos tienen, profundizando la pobreza, complicando las acciones para mitigarla y concentrando en un puñado de multimillonarios aún más la riqueza.

Es el caso de Latinoamérica, donde se prevé que, al finalizar el 2020, 45 millones de personas habrán caído en la pobreza, mientras que los milmillonarios de la región aumentaron su riqueza en 48.200 millones de dólares solamente durante los primeros dos meses de confinamiento.

Estos son datos provenientes del informe dado a conocer este martes por la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (Latindadd), el cual analiza el impacto de la pandemia en las economías y sociedades latinoamericanas, y reclama que el impuesto a las grandes fortunas sea permanente, como un medio indispensable para amortiguar el aumento de la pobreza y la creciente desigualdad.

Actualmente el 50% de los ingresos tributarios de los países de la América Latina y el Caribe proviene de impuestos al consumo, que no discriminan entre ricos y pobres y por lo tanto llegan a aumentar la desigualdad.

El impuesto a las grandes fortunas no es un invento argentino, es materia de debate en la región y en el mundo. Los economistas y expertos de Latindadd explicaron, en ese sentido, que con un impuesto de estas características, como el aprobado en Argentina recientemente, pero aplicado de manera permanente, se podría recaudar 26.504 millones de dólares entre los países de la región, "suficientes para combatir el hambre en personas de extrema pobreza o garantizar la cobertura universal y gratuita a la vacuna contra el COVID-19".

Según el documento titulado "Ahora o nunca: Impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y El Caribe", la región "no puede esperar más", y exhorta a los gobierno de la región a plantearse una seria reforma tributaria integral que incluya la incorporación permanente de un impuesto a las grandes fortunas. "Actualmente el 50% de los ingresos tributarios de los países de la América Latina y el Caribe proviene de impuestos al consumo, que no discriminan entre ricos y pobres y por lo tanto llegan a aumentar la desigualdad. En comparación, los ingresos tributarios en la OCDE dependen tan solo un 33% de este tipo de impuestos", señala el documento. Además, el 41% de la riqueza lo tiene el 1% más rico, que solo aporta el 3.8% de la recaudación total.

El informe también señala que la crisis impacta en una menor recaudación, "golpeando las arcas públicas", con una disminución estimada del 1,5% del PIB entre 2019 y 2020. "Esta baja genera Estados nacionales con poca capacidad de incidir en la distribución del ingreso, en la garantía de derechos económicos, sociales y culturales y, por lo tanto, también en la respuesta a la crisis", expresa el documento.

"América Latina y el Caribe no pueden esperar más". #ImpuestosALaRiquezaYa

Respecto a Latindadd

La Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (Latindadd) está integrada por 24 instituciones y organizaciones de 13 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay y Perú. Su sitio web explica que su objetivo es trabajar hacia la solución de las crisis sistemáticas y las problemáticas derivadas de ellas, "para crear condiciones que permitan el establecimiento de una economía al servicio de la gente, en la que los derechos económicos, sociales y culturales se hagan vigentes", facilitando el intercambio de información y favoreciendo la integración regional.

Seguí leyendo: Multimillonarios de América Latina: un 17% más ricos durante la pandemia