Esta semana congresistas del Partido Demócrata presentaron un proyecto para prohibir la importación de productos agropecuarios que no certifiquen que su procedencia no esté vinculada a la deforestación. El proyecto está elaborado desde una perspectiva ambientalista y apunta a combatir la deforestación, responsable de cerca del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero, fuera del territorio estadounidense.

El proyecto fue presentado el pasado miércoles 6 por el senador Brian Schatz y el congresista en la Cámara Baja Earl Blumenauer, ambos demócratas (partido del presidente Joe Biden). Lo bautizaron como Forest Act 2021 (Ley Forestal 2021), y sus autores esperan que sea aprobado hacia noviembre de 2022.

De acuerdo a la propuesta, productos como soja, carne, madera, aceite de palma, caucho y cacao, así como sus derivados, serían prohibidos de ingresar a Estados Unidos en caso de que provengan de países con altos índices de deforestación ilegal y que ni el productor local ni el importador estadounidense puedan certificar que no procedan de áreas deforestadas ilegalmente.

A pesar de tratarse de un proyecto de índole ambientalista, la propuesta tiene un fuerte componente político en tanto afecta directamente al comercio internacional. Además, los principales países afectados serían Brasil e Indonesia, el primero por la deforestación del Amazonas, y el segundo por el aceite de palma, cuyas plantaciones han avanzado sobre la selva tropical.

En el caso brasileño, la principal causa de la deforestación es la ganadería, seguida de la venta de madera. La producción de soja, en cambio, no se ubica en el Amazonas sino en el ecosistema conocido como "cerrado", que circunda a la región amazónica, con una vegetación menor y un clima más seco que esta.

Brasil es el único país citado nominalmente en el proyecto presentado por Schatz y Blumenauer, lo cual constituye una señal política relevante. Con el cambio de gobierno en Estados Unidos, Jair Bolsonaro ha perdido apoyo internacional y Joe Biden ha hecho de la cuestión ambiental uno de los principales temas de su agenda, tanto hacia adentro de su país como internacionalmente.

La iniciativa supone una fuerte presión para combatir la deforestación ilegal y, de convertirse en ley, las compañías deberían mejorar el tracking de sus sistemas de suministro para no verse afectadas en el mercado estadounidense.

No obstante, el proyecto en cuestión no forma parte de los proyectos impulsados por Biden, al menos hasta el momento. La correlación de fuerzas en el Congreso estadounidense tampoco es favorable a la administración Biden, quien ya tiene dificultades en aprobar las llamadas bidenomics, sus ambiciosas propuestas económicas.

La Ley Forestal fue presentada a semanas del inicio de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas, a desarrollarse a fines de octubre en Glasgow, Escocia.

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