Estiman que 60 millones caerán en la extrema pobreza en 2020
Producto de la pandemia, y las medidas para contener al virus, la economía global ya está experimentando una severa recesión.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 07-06-2020 11:00hs
El Banco Mundial estima que 60 millones de personas podrían caer en la extrema pobreza durante 2020 producto de la pandemia del coronavirus y las medidas de aislamiento. El informe “Perspectivas Económicas Globales”, publicado el martes pasado, resalta también que las economías emergentes podrían sufrir una contracción de hasta el 8% de su Producto Bruto Interno.
Según el organismo, las economías emergentes son las más vulnerables frente a la pandemia debido a distintos factores tales como pobreza, altos porcentajes de trabajo informal, inseguridad alimentaria, sistemas de salud débiles y dependencia de las exportaciones de commodities. Y si bien la pandemia se extendió inicialmente por las economías desarrolladas, a medida que en estas los brotes parecen estar disminuyendo, la pandemia ha comenzado a extenderse rápidamente por las emergentes.
El informe del Banco Mundial menciona efectos económicos en el corto plazo, pero también proyecta dificultades a mediano y largo plazo. En el corto, la recesión de la economía global producto tanto de las medidas para contener la pandemia como de la reacción de consumidores y productores.
En el largo plazo, dice el informe, “el COVID-19 y las recesiones resultantes que envuelven vastas franjas del mundo dejarán cicatrices duraderas, afectando la productividad por períodos prolongados”. Se espera que la pandemia exacerbe el débil crecimiento de la productividad y la inversión que caracterizaron la última década. Además, el daño a largo plazo será particularmente grave en economías con crisis financieras y en aquellas que dependen de la exportación de energía, debido a la caída del precio del petróleo.
La severidad y duración de la recesión dependerá de distintos factores, incluyendo la intensidad y extensión de las medidas de contención del virus, los acontecimientos en las principales economías y sus efectos secundarios globales, la capacidad de los gobiernos de prevenir el estrés financiero y proteger a las empresas y hogares afectados, el comportamiento del virus y los avances científicos para contenerlo.
Por último, el documento señala que mientras los gobiernos se encuentran abordando la crisis de salud e intentan moderar los daños económicos inmediatos, las probables consecuencias a largo plazo indican que es necesario emprender programas integrales de reforma para mejorar los drivers del crecimiento económico tales como la inversión y el desarrollo tecnológico, entre otros