Según fue reportado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), la producción total de manzanas y peras en la República Argentina para la campaña 2020/21 se mantendría estable respecto a la campaña pasada, sumando en conjunto unas 1,18 millones de toneladas.

El reporte de la cartera agrícola norteamericana, puntualizó que la cosecha de manzanas se recortará en 10.000 toneladas hasta llegar a las 560.000 toneladas, a pesar de las condiciones climáticas que fueron favorables, se espera una merma en la producción de manzanas con respecto a la campaña de 2020/21 debido al ciclo de vida de las plantas. En el caso de la producción de peras, esta sumaría 620.000 toneladas, subiendo 10.000 toneladas en comparación interanual con el año del comienzo de la pandemia.

Con respecto a la superficie implantada, se estimó una ocupación de 18.000 hectáreas en el caso de las manzanas y de 20.000 hectáreas para las peras.

El trabajo del USDA especificó que "el área plantada continúa con una tendencia a la baja, especialmente para las manzanas, ya que los problemas económicos influyen en los patrones de uso de la tierra agrícola". Otro factor que incide, es el aumento de los costos de producción que "impide la introducción de innovaciones tecnológicas para mejorar los rendimientos y desarrollar nuevas variedades demandadas por los mercados de exportación".

Las exportaciones de ambas frutas se proyectan con tendencia bajista en comparación interanual debido a la mayor oferta de frutas en el hemisferio norte.

Así, en los últimos años, los productores han abandonado o reutilizado más del 40% de los huertos, destacó la dependencia norteamericana. De todas maneras se indicó, también, que la pandemia de coronavirus que todavía afecta al planeta no ha tenido un impacto importante en las industrias de la manzana y la pera por la buena coordinación público-privada de protocolos estrictos.

Según el reporte, las sucesivas devaluaciones del peso argentino mejoraron la competitividad de las exportaciones nacionales en los mercados mundiales pero no fueron suficientes. Tras una década de costos de producción en alza y magras ganancias, la coyuntura ha erosionado la sostenibilidad financiera de los productores de frutas frescas.

Los problemas de producción amenazan el largo plazo de la industria. Muchos factores, como la devaluación del peso argentino y el aumento de los costos de los insumos para la mano de obra y la energía, plantean desafíos importantes para la rentabilidad del productor. Además, el acceso limitado al capital para la reinversión en las prácticas de eficiencia y salud de los huertos, limita aún más las ganancias potenciales de productividad planteados a largo plazo, según el informe.

Por el lado de las exportaciones, los despachos de manzanas caerían hasta las 100.000 toneladas, mientras que las de peras se mantendrían estables en 320.000 toneladas. Las exportaciones de ambas frutas se proyectan con tendencia bajista en comparación interanual debido a la mayor oferta de frutas en el hemisferio norte.

Aunque hubo fuertes devaluaciones de la moneda en los principales mercados de exportación de Argentina (el real en Brasil y el rublo en Rusia), una producción local mayor a la esperada y una menor oferta de fruta en los países del hemisferio norte beneficiaron las exportaciones nacionales hacia la mayoría de sus principales destinos de exportación.

De todos modos, según el informe, los exportadores locales continúan viéndose afectados por la falta de competitividad en los mercados internacionales, en comparación con los competidores del hemisferio sur, como resultado de las condiciones económicas y financieras internas.

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