Europa presiona por una agricultura sustentable
La Comisión Europea ha reconocido la necesidad de apuntar a la agricultura ecológica y sustentable que permita producir alimentos con un impacto medioambiental limitado.
Por Belén Benítez | 27-09-2020 11:32hs
En medio de un contexto histórico que detonó en todos los países del mundo los aspectos que habían sido voluntariamente ignorados, tales como la crisis alimentaria, la desigualdad, la crisis sanitaria, entre otros; la necesidad imperiosa de tomar cartas en el asunto del inminente cambio climático y sus sucesivas consecuencias, motiva al viejo continente a delinear y rigidizar políticas para la producción sustentable de alimentos.
De acuerdo a la ONU, uno de los impactos ambientales más significativos surge de la fase de producción de alimentos, tanto de la agricultura como del procesamiento de alimentos: no sólo por el uso de recursos para producir sino también porque un tercio de lo producido termina por descartarse, pese a los altos índices de desnutrición y hambre.
La degradación de la tierra, la pérdida de propiedades de los suelos, el uso insostenible del agua y la conversión de bosques en tierra de cultivo son sólo algunas de las consecuencias que deja la producción de alimentos, que actualmente ocasiona el 22% del total de las emisiones de gases de efectos invernaderos, según la ONU.
Para revertir la tendencia, Europa viene desarrollando el Pacto Verde Europeo, con el objetivo de convertirse en el primer continente climáticamente neutro, desarrollando un "sistema alimentario, saludable y respetuoso con el medio ambiente".
El Sistema no sólo permitiría que se desarrollen los alimentos de manera agroecológica y sustentable sino que también influiría positivamente en los hábitos alimenticios para garantizar la nutrición de la población y disminuir los índices de obesidad, prestando especial atención a qué se produce.
De acuerdo a la Eurostat, desde 1950 la tendencia productiva se centra en la elaboración de productos básicos de alto rendimiento y densidad energética, dejando de lado las frutas y verduras con nutrientes. Ocasionando, entonces, déficit nutricional y degradación ambiental.
El proyecto de Europa es alcanzar para el 2030, un 25% de tierras agrícolas orgánicas. Desde algunas perspectivas dentro de la Comisión, el proyecto resulta poco ambicioso. Según el medio irlandés Green News, "la agricultura orgánica" propuesta por el Plan es "sólo una parte de la solución", pero debería ser complementada con "reforestación, agrosilvicultura, mantenimiento de pastizales y cultivos permaculturales".
El Pacto Verde Europeo, pese a la urgente necesidad de ser concretado y complementado con otras medidas, entrará recién el 1 de enero de 2022, ya que para alcanzar el objetivo, Europa deberá llevar a cabo un plan de acción que impulse la agricultura orgánica en su totalidad: Estimular la demanda de productos orgánicos en los consumidores, manteniendo la confianza de estos; fomentar el aumento de las producciones agroecológicas en la UE y potenciar aún más el rol de la producción orgánica como eslabón necesario para luchar contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
No sólo se retrasó la entrada en vigor para poder "garantizar una transición fluida y preparar normas acordes al objetivo", sino también por consecuencia de la pandemia que relentizó los procesos de legislación necesarios. No obstante, pese a no tener definido en su totalidad el Pacto y sus normativas, la Comisión Europea anunció que destinará 40 millones de euros en 2021 para promocionar los productos agroecológicos en la UE, estimulando la demanda.
Lo cierto es que la demanda es creciente, ya que la conciencia del consumo viene ajustándose en las sociedades de manera tal que los consumos se piensan desde una totalidad; así lo advertía el experto en marketing David Hughes, en el seminario del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina, en el que profundizó sobre las nuevas tendencias de consumo consciente que se están desarrollando a nivel mundial: los consumidores quieren saber de dónde viene lo que consumen, con qué condiciones de producción, qué impacto tuvo producirlo, entre otras.
Argentina, en tanto, se encuentra bastante atrás en términos de avance agro-ecológico y de producción con reducido impacto medioambiental: su adhesión a acuerdos que apuntan a la mitigación del impacto es limitada.
Un cierre de mercados por la falta de aplicación de medidas que apunten a llevar a desarrollar una producción sustentable, es considerable para nuestro país. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) aseguró que Argentina, junto con Brasil y Perú, sería uno de los países más vulnerables a sufrir las consecuencias de la rigidización de los requisitos medioambientales en sus exportaciones. Principalmente, porque el grosso de los productos que se envían a Europa son desarrollados de manera tradicional con alto impacto medioambiental.
Si la tendencia de las producciones agroecológicas y de limitado impacto ambiental se consolida como Europa presiona para que sea, Argentina podría sufrir un importante impacto en sus exportaciones, disminuyendo en casi un 80% según el BID.
A menos que el desarrollo de éste tipo de producciones comience a tomar importancia en nuestro país, el progresivo cierre de mercados sería inminente; para evitarlo, los productores deberían realizar inversiones que les garantice el acceso a mercados que están cada vez más exigentes a la vez que cumplen un rol fundamental en la lucha contra el cambio climático.
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