Florencio Molina Campos nació en Capital Federal el 21 de agosto de 1891 y desarrolló su arte durante vacaciones escolares en la estancia paterna de “Los Ángeles”, en los pagos del Tuyú (hoy General Madariaga). En ese momento es donde el dibujante se familiariza profundamente con los paisajes pampeanos y el hombre de campo, imágenes que retrató infinitamente en sus cuadros.

Florencio cuenta en sus testimonios que durante las distracciones del estudio se encargó de reflejar diferentes escenas del trabajo diario del peón de campo, su lenguaje, sus ademanes, su indumentaria y la incasable variación de sus faenas.

Florencio Molina Campos: “De tarde en tarde tal vez borroneé algún dibujo y tracé las pretensiones de algún cuento, siempre con cierta inclinación humorística”.

En el año 1926 expone por primera vez sus dibujos en la Exposición de Palermo donde el presidente de la Nación, Dr. Marcelo T. de Alvear le ofrece una cátedra de dibujo, y por dieciocho años será profesor del Colegio Nacional "Nicolás Avellaneda".

Como decía José Hernández: No pinta quien tiene ganas, sino quien sabe pintar

Durante ese mismo año la “Sociedad Anónima Fabrica Argentina de Alpargatas” le acepta el presupuesto para la confección de almanaques durante el año 1931 utilizando 12 imágenes originales, el acuerdo continuará hasta el año 1936 y luego desde 1940 hasta 1945. A través de estas imágenes Florencio Molina Campos estuvo presente en los boliches de campaña, en el puerto, en los barrios, en las fábricas, aunque los que gozaban de sus trabajos no lo conocían. La llegada del almanaque al boliche era todo un acontecimiento: chicos y grandes observaban cada dibujo detenidamente, lo comentaban, elegían el que más les gustaba, y expresaban en voz alta los relatos que adivinaban en las pinceladas que eran una mezcla muy personal de pintura ingenua y caricatura, con personajes que irradian una ternura "a la argentina".

En un encuentro casual, un viejo conocido le ofrece a Molina Campos y a su esposa María Hortensia Palacios Avellaneda, una parcela frente al río con un molino de viento en funcionamiento, y la búsqueda de un rincón propio en la pampa llega a su fin: la compra de la parcela se hace con los ahorros de la pareja, dispuesta a vivir de otra manera. Construyen una cabaña donde Molina Campos instala su estudio, colgando en su entrada los estribos de latón que serán su símbolo y que darán el nombre al rancho: "Los Estribos".

En esa cabaña, el dibujante recibe a Walt Disney quien estaba interesado en realizar un largometraje animado sobre folklore americano, pero Florencio no acepto la idea ya que este autodidacta no puede ser asociado a ninguna corriente artística. Siempre se consideró a sí mismo un "dibujante costumbrista" y nunca se tituló ni artista ni pintor.

Florencio Molina Campos murió el 16 de noviembre de 1959 en Buenos Aires