Gran potencial de inversiones en litio en nuestro país
Hay un potencial de inversiones en litio por US$ 6.473 millones con los 19 proyectos conocidos para la explotación del recurso, que se encuentran en distintos grados de avance. Los dos activos y operativos son Mina Fénix en Catamarca y Salar de Olaroz en Jujuy.
Por Gabriela Simonotti | 02-11-2021 03:00hs
A octubre de 2021 Argentina tiene un potencial de inversiones en explotaciones mineras de litio de US$ 6.473 millones, tomando en cuenta los 19 proyectos mineros para explotación del recurso que se encuentran en distintos grados de avance. Según un informe elaborado por la Secretaría de Minería, esto permitiría multiplicar por 10 la producción local y alcanzar las 373,5 mil toneladas partir de la capacidad actual de 37,5 mil toneladas.
De estos 19 proyectos para explotación del recurso en distintos grados de avance, 2 se encuentran operativos: Mina Fénix en Catamarca y Salar de Olaroz en Jujuy. Estos dos desarrollos cuentan con planes de expansión de sus capacidades de producción en 20 mil y 25 mil toneladas de carbonato de litio adicionales, respectivamente.
En tanto, entre los proyectos que están en la etapa de construcción, sólo uno de ellos, Cauchari–Olaroz, iniciará operaciones en 2022. Así, siguiendo en orden de avance los proyectos, 4 de ellos se encuentran en etapa de factibilidad, otros 3 en prefactibilidad, 6 en PEA (Evaluación Económica Preliminar) y 7 en exploración avanzada.
Exploración
En el caso de potenciar la exploración en nuestro país, el potencial de inversiones podría aumentar significativamente cuando los proyectos en exploración inicial empiecen a escalar en los distintos grados de avance. Para la Secretaría de Minería, conducida por Alberto Hensel, en el caso de computar tan sólo las cantidades de expansión, Argentina podría producir unas 45 mil toneladas adicionales en el futuro cercano. Si a esto se suma que el año próximo se realizará la puesta en marcha de Cauchari–Olaroz, se sumarían entonces otras 40 mil toneladas adicionales, totalizando 85 mil toneladas.
Por otro lado, hay expectativa en el sector respecto a las novedades del proyecto Centenario Ratones, que se encontraba en etapa de construcción y, ante las complicaciones surgidas por el año de pandemia, ha disminuido su grado de avance a factibilidad. Pero en caso de volver a reactivar su construcción, se contarían con 24 mil toneladas de LCE (Carbonato de Litio Equivalente) adicionales, totalizando 109 mil toneladas de producción. Cabe tener presente que una tonelada de litio metálico (Li) equivale a 5,323 toneladas de Carbonato de Litio Equivalente (LCE).
En caso de ponerse en funcionamiento, en los próximos años, el resto de los proyectos que hoy tienen menores grados de certidumbre, Argentina podría totalizar una producción de 373,5 mil toneladas adicionales a su capacidad actual de 37,5 mil toneladas. De esta manera, para la cartera el país contaría con un enorme potencial que le permitiría mantenerse entre los primeros productores a nivel global, e incluso mejorar la posición que tiene en la actualidad de cara a los aumentos esperados en la demanda futura.
Generación de empleo
Un punto a tener en cuenta en cuanto al análisis de la actividad es el empleo generado en el país: para el mes de marzo del año 2021, el sector alcanzó los 1.581 empleados directos. Esto refleja que el sector no disminuyó significativamente su planta de empleados en el contexto de pandemia, y que a inicios del 2021 la cantidad de empleados se encontraba próxima a los valores prepandemia, cuando alcanzó un pico histórico de 1.606 trabajadores.
El tipo de empleo que se desarrolla en esta actividad son puestos que se generan en zonas alejadas de las grandes urbes y con poca oferta laboral. Los sueldos se suelen ubicar muy por encima de los promedios provinciales donde se desarrolla la actividad.
Demanda de litio
Las previsiones de la demanda agregada de litio indican que de las actuales 429 toneladas previstas para este 2021 alcance, para 2030, los 1,793 millones de toneladas de carbonato, de las cuales aproximadamente el 78 % será para abastecer a los vehículos eléctricos. El crecimiento exponencial registrado en las perspectivas a futuro para el mercado del litio, vinculado a una mayor demanda de vehículos eléctricos, está explicado por las cantidades del mineral requerido para la fabricación de las baterías para cada tipo de transporte.
En lo que respecta a producción global, Argentina se posiciona en cuarto lugar en la producción del litio con el 7,4 % del market share en el año 2019, después de Australia (52,2 %), Chile (22,4 %) y China (12,5 %). Estos valores mostraron variaciones durante el año 2020 y, aunque mantuvieron las posiciones del año previo, la participación de China aumentó a un 17 % absorbiendo parte de la representación del mercado de Australia y Chile.
Focalizando en el Triángulo del Litio, conformado por Bolivia, Chile y nuestro país, el mismo contiene cerca del 65 % de los recursos mundiales de litio. Y, sumando la producción de Argentina y Chile, pueden explicarse el 29,9 % de la producción mundial total para el año 2019. Este valor mostró una leve caída durante el 2020 pasando, al ubicarse en el 29,5 %, y se destaca que el Triángulo cuenta solamente con la producción comercial de Argentina y Chile, dado que Bolivia se encuentra en producción a escala piloto. En este proceso de desarrollo, la Argentina tuvo un incremento en la producción de litio del 72,2 % entre 2015 y 2020, mientras que Chile aumentó en 71,4 %.
En lo que respecta al tipo de producción, el país actualmente produce dos variantes de litio, el cloruro y el carbonato, y el destino de estos compuestos es el mercado externo casi en su totalidad. Ahora bien, cada uno de ellos ha mostrado una evolución particular en cuanto a su producción en el país, y es así como el cloruro de litio fue el protagonista en la década de 1990, ya que su principal uso es industrial en las aplicaciones más tradicionales. En tanto que los carbonatos comenzaron a tomar relevancia a mediados de la primera década del 2000, con la masificación en el uso de dispositivos electrónicos y el auge de los autos eléctricos.
Triángulo del Litio
En la región se encuentra el renombrado Triángulo del Litio compuesto por Argentina, Bolivia y Chile. En los tres países se hallan grandes reservas del mineral proveniente de salmueras. Esta área geográfica cuenta con un gran potencial en cuanto a la cantidad de recursos disponibles para su explotación.
Las mismas se destacan por encontrarse en altitudes cercanas a los 4.000 metros sobre el nivel del mar, climas áridos, y circundadas por una serie de elevaciones que permiten la formación de estas cuencas evaporíticas. No obstante, a pesar de compartir ciertas similitudes en materia geológica y geomorfológica, cada uno de estos países ha tomado distintas posturas respecto a la extracción del litio.
Por un lado, se encuentra el caso boliviano, donde se ha diferenciado a la industria del litio en dos partes, la extractiva y la de transformación. Mientras la primera abarca desde el estudio del salar hasta la extracción de las sales para un primer procesamiento hasta el carbonato de litio; la segunda abarca el uso del producto resultante de la etapa previa como insumo para la elaboración de material catódico y baterías de ion – litio.
Ante esta diferenciación, y por medio de un marco normativo, se estableció que sólo el Estado boliviano, a través de Yacimientos de Litio Boliviano (YLB), puede participar de la extracción del litio, por ser este un recurso considerado estratégico para el país. En este sentido, los salares han sido declarados como reservas fiscales y ninguna empresa privada puede explotarlos.
Sin embargo, en el tramo de transformación se permite que YLB tenga un socio estratégico para llevar la producción a la etapa industrial. Este plan tuvo sus comienzos en el año 2008, iniciando con el estudio geológico del salar y el armado, entre 2013 y 2017, de cuatro plantas pilotos entre que incluyen una planta para cloruro de potasio (KCl), otra de carbonatos de litio (Li2CO3), una para la elaboración de baterías y una adicional para el preparado de materiales catódicos.
A finales del 2018, inició sus operaciones la planta de cloruro de potasio (capacidad 350 mil t/a) con el objetivo de vender este producto como fertilizante y abastecer al mercado brasilero. A principios del 2019, se inició la construcción de la planta industrial de carbonato de litio (capacidad 15 mil t/a), sin embargo, al año siguiente por cuestiones políticas y sanitarias este proyecto se detuvo.
En lo que respecta a Chile, su historia con el litio se remonta al año 1969, cuando el Ministerio de Minería de Chile dispusoque el Instituto de Investigaciones Geológicas, hoy conocido como Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), designara un equipo de geólogos para que informen sobre el potencial económico del Salar de Atacama. A partir de esto, es que se conoció la composición química del salar y se inició una serie de estudios complementarios que, casi once años después, dieron lugar a un acuerdo entre CORFO y FOOTE Minerals para la explotación del salar, creando la Sociedad Chilena de Litio (CORFO 45 % - FOOTE 55 %). Es así como, entre 1981 y 1984, tuvo lugar la construcción y puesta en marcha de la planta. En este lapso, precisamente en 1976, se declaró al litio como sustancia de interés nuclear y, tres años después, como valor estratégico.
Esta condición le otorga la posibilidad al Estado chileno de generar contratos con empresas extractivas, y exigir que se garantice que parte del proceso de agregado de valor de la materia prima se realice en territorio nacional. Actualmente, la explotación, elaboración y exportación de carbonato de litio en el país está a cargo de las empresas Albermale y SQM. Hasta el momento, sólo el Salar de Atacama ha sustentado la producción de litio y de potasio, pero cabe destacar que los salares de Maricunga y Pedernales poseen recursos de interés en lo que respecta a concentración y volumen.
Sin embargo, Chile también cuenta con cuencas andinas de las que aún se desconoce el verdadero potencial de litio que poseen. El Sernageomin ha realizado una serie de estudios para poder asignarles grados de potencialidad. Tanto el origen del litio en el país, como este desconocimiento sobre la composición de los salares andinos chilenos, demuestran la importancia de las etapas iniciales de exploración y perforación, que no sólo permiten conocer con certeza los recursos con los que se cuentan, sino que también generan empleo e implican inversiones en la región.
Con las medidas implementadas, con sus ventajas y desventajas, Chile se ha posicionado como el segundo productor mundial de litio y entre los años 2010 y 2019 ha exportado 4.924 millones de dólares, explicados principalmente por las ventas de carbonatos, seguido por hidróxidos y, casi marginalmente, cloruros de litio.
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