La ley nacional 27.350 de Investigación Médica y Científica del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados, sancionada en abril de 2017, abrió la puerta legal para el desarrollo de una nueva industria de gran potencial a nivel local y mundial. Su reglamentación, a través del decreto 738/2017, autorizó al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) y al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) al cultivo de cannabis con fines de investigación médica y científica, así como para producir la sustancia para abastecer el programa de cannabis del ministerio de Salud de la Nación. Luego, en 2020, un nuevo decreto reglamentario amplió los alcances de la ley autorizando la posibilidad de cultivar esta planta a pacientes que utilizan sus derivados como tratamiento médico.

Por otro lado, la creación del Registro del Programa de Cannabis (Reprocann) bajo el control del ministerio de Salud de la Nación, habilitó la inscripción para personas o entidades que necesiten cultivar para sí mismas o para un tercero y para profesionales de la salud que necesiten certificar a sus pacientes.

En este contexto legal, el Inta está avanzando a paso firme en el cultivo y la investigación sobre cannabis. Actualmente trabaja en 11 proyectos de investigación y desarrollo del cultivo con fines medicinales distribuidos en siete provincias.

Silvina Lewis es directora del Instituto de Recursos Biológicos (IRB) del Centro de Investigaciones y Recursos Naturales (CIRN) del INTA y responsable titular ante el Consejo Consultivo Honorario (CCH) de la Ley 27350 por Inta. Ella se encarga de explicar algunos de los avances y perspectivas que tiene el Inta en relación al Cannabis y al cáñamo industrial. “Hoy, el Inta cuenta con la capacidad para iniciar diferentes actividades de investigación, desarrollo e innovación en lo referido a la producción de cannabis y sus derivados”, aseguró.

Por otro lado, Lewis explicó que los objetivos que se planteó el Instituto consisten en “generar capacidades, conocimientos y tecnologías para el desarrollo del cultivo de cannabis bajo estándares de calidad y control que conlleven a la obtención de materiales vegetales, técnicas de manejo y metodologías específicas para la producción de la planta y sus derivados”.

Bajo esta línea de trabajo se comenzaron a firmar convenios y a iniciar trabajos en diferentes Estaciones Experimentales de distintas provincias. Actualmente, el convenio firmado con la provincia de Jujuy en 2019 es el que se encuentra más avanzado. Se trata de un trabajo en conjunto con la empresa estatal Cannava SE.

En San Juan, “se trabaja en el cultivo en predios de la provincia a través de CaMe empresa del Estado, donde el INTA intervendrá principalmente en distintos análisis de laboratorio”, detalló Lewis.

Otros proyectos avanzados son los que se llevan a cabo en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de Pergamino y en la EEA Balcarce, donde se firmó un convenio de colaboración técnica con el Municipio de General Lamadrid. “También contamos con un convenio con la Municipalidad de San Pedro, pero las actividades serán llevadas adelante en el predio del Inta, en la EEA San Pedro. Proyecto que fue recientemente aprobado por el ministerio de Salud”, describió Lewis.

Recientemente, en el predio de Inta Castelar se inició la preparación del terreno para las obras de construcción de invernáculos para cultivos y lugares indoor junto a la construcción de laboratorios. “Será un espacio que reunirá la investigación y la introducción de genética con el objetivo de inscribirlas en el registro de variedades del Instituto Nacional de Semillas (Inase) y también para generar nuevas variedades, para ser utilizadas como insumos en diferentes investigaciones, en laboratorios públicos nucleados en la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap), universidades y otros institutos de Inta”, especificó Lewis.

La proyección de todo este trabajo que está llevando adelante el Inta junto a las demás instituciones y empresas apunta a generar una gran industria a partir de la utilización de la planta de cannabis. No sólo a nivel medicinal, sino también a escala industrial con el desarrollo de todos los derivados que se puedan obtener del cultivo y de su industrialización.

Además, gracias al convenio firmado con BCBD Medicinal SA, una empresa privada con presencia en distintos países del mundo, el Inta puede acceder a las últimas informaciones referidas a los avances en el tema, qué productos serán aceptados y cuáles no si se desea exportar y qué normas de calidad se deben cumplir para insertar la producción a nivel mundial.

Lo que está en juego hoy es la creación y desarrollo de un gran sector agroindustrial centrado en el cultivo de la planta de cannabis. El mismo puede derivar en la creación de miles de puestos de trabajo tanto en el campo, como en plantas industriales o laboratorios. Además, de concretarse la exportación de productos, los ingresos de divisas al país se verían incrementadas notablemente.

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