Innovación y desarrollo de pequeños tambos
El desarrollo de pequeñas unidades productivas lácteas son la clave para establecer un nuevo paradigma económico y social que fuerza al inmenso poder del campo y sus trabajadores, reduciendo las desigualdades, permitiendo el crecimiento de las economías familiares y movilizando el mercado doméstico. Presentamos un ejemplo de política pública en Argentina que acompaña estos lineamientos.
Por Valeria Pirotta | 28-08-2021 11:55hs
Según informes de entidades internacionales relacionadas al desarrollo económico y agrícola de la región de América Latina y el Caribe, concluimos en un artículo anterior, que el desarrollo de pequeñas unidades productivas lácteas, del tipo campesino o pequeñas empresas, son la clave para establecer un nuevo paradigma económico y social. Este nuevo desafío dará fuerza al inmenso poder del campo y sus trabajadores, reduciendo las desigualdades con el mundo urbano, en cuanto a acceso a servicios y escala salarial, permitiendo el crecimiento de las economías familiares y movilizando el mercado doméstico.
Frente a las problemáticas del éxodo rural, la creciente demanda de alimentos y el avance de la pobreza en la región, tanto la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe, perteneciente a Naciones Unidas), como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y Fepale (Federación Panamericana de Lechería), coinciden en la importancia de impulsar, a través de políticas publicas consistentes y perdurables, el desarrollo de las pequeñas unidades productivas lácteas.
En igual sentido, la OIT (Organización Internacional del Trabajo) destaca el potencial de la región "para generar empleo formal y trabajo decente en sectores económicos vinculados con la economía rural" y así "encaminarnos paulatinamente a convertirnos en economías y sociedades ambientalmente sostenibles".
La crisis pandémica a causa de la COVID-19, señala la OIT, agravó la situación económica, exacerbó la pobreza, profundizó las brechas sociales y económicas y aumentó la informalidad laboral, el desempleo y la segregación de la mujer en el mundo laboral. En este sentido, la Organización manifiesta también la importancia del desempeño agropecuario como fuente de empleo y proyecta, luego de la pandemia, no una "nueva normalidad", sino una "normalidad mejorada", en la cual exista "mayor desarrollo empresarial, formalidad, equidad, diálogo social y con una mejor institucionalidad para promover y garantizar un desarrollo social y económico inclusivo".
Todo apunta a la responsabilidad de los Estados en la consolidación de la "transformación productiva para cerrar las brechas y dualidades en materia de productividad, condiciones de trabajo, formalización, innovación, financiación, digitalización, empleabilidad, articulación productiva, etc.", a través también de la coordinación público - privada y el diálogo social.
Si bien existen innumerables acciones que se realizan desde los Gobiernos y entidades del sector agropecuario para impulsar el empleo registrado, a través del fomento del arraigo rural, y con el fin de incentivar la economía doméstica, presentaremos un ejemplo concreto en Argentina para ilustrar lo hasta aquí expuesto.
Se trata de un grupo de seis familias de la localidad de Villa Ocampo, provincia de Santa Fe, dedicado a la producción de quesos criollos, leche fluida y otros derivados lácteos (bovinos y caprinos), que incorporaron una maquina ensachetadora y pasteurizadora. La misma forma parte de una acción de asistencia gubernamental conjunta entre el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación Argentina.
Son 13 máquinas ensachetadoras y pasteurizadoras que benefician a 96 destinatarios directos, de los cuales el 56 % son mujeres, alcanzando en total a 439 familias argentinas, en 6 provincias distintas del país, Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, La Pampa, San Luis y Formosa. Una nueva tecnología creada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), a través del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar del INTA (IPAF), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Eliana Sturon, productora en cuya sala se instaló la maquinaria, contó al INTA que, con la incorporación del nuevo sistema, y el valor agregado que esto implica, se priorizó la producción de leche fluida con el objetivo de abastecer al consumo local y a las escuelas y comedores de la zona. Distintas familias dedicadas a la actividad se fueron incorporando al uso de la ensachetadora, permitiendo el crecimiento productivo de sus economías.
El mecanismo de la maquinaria "permite la pasteurización directamente en sachet. De este modo, las familias de agricultores familiares pueden vender leche fluida de forma segura en circuitos cortos, cumpliendo con las normas del Código Alimentario Argentino. El sistema aumenta la renta de las familias, mejora las condiciones de trabajo y produce leche fluida de calidad para los consumidores, promoviendo la seguridad alimentaria y el arraigo rural", especifican desde el IPAF.
En palabras del ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, difundidas en el sitio oficial del Gobierno nacional, esta tecnología "resuelve tres cuestiones: genera mejores condiciones ambientales y se evita la leche cruda; es trabajo y es mejora del ingreso de las familias productoras y baja el precio de los alimentos".
El circuito permite envasar, pasteurizar y enfriar la leche fluida garantizando condiciones óptimas de inocuidad para su comercialización, fortalece las cadenas cortas de agregado de valor, beneficia a productores y consumidores, al acercar un producto de calidad y asequible, y aumenta la rentabilidad de las familias tamberas al generar su propio negocio. Se calcula que el precio al consumidor es un 40 % menor que los precios en supermercados del sachet de leche. Sobre lo que cabe destacar que es leche sin intermediaciones, prácticamente recién ordeñada, o como los productores la denominan "leche de campo".
Sergio Justianovich, investigador del IPAF Región Pampeana del INTA, quien trabaja desde hace 9 años en este desarrollo, aseguró: "Esta innovación contribuye a la producción de alimentos sanos dentro de las economías regionales, al tiempo que genera condiciones para descentralizar las producciones y fomenta mercados de proximidad más eficientes desde el punto de vista de la calidad de los alimentos y desde la dimensión energética".
De este modo, tenemos una política pública llevada adelante con el objetivo de impulsar el desarrollo de las pequeñas unidades productivas lácteas, favoreciendo el arraigo, el crecimiento de la economía doméstica, generando empleo de calidad, oportunidad laboral para las mujeres, achicando las brechas, aumentando la equidad y disminuyendo la pobreza. Pero, aunque es un ejemplo claro y concreto, el verdadero cambio de paradigma debe estar dado por políticas de mayor alcance y extensión, tanto en cuanto a la financiación como al alcance de la misma en el basto territorio argentino.
Finalmente es destacable el esfuerzo conjunto y articulado de diferentes entidades del Estado trabajando en una misma dirección y sobre la base de un proyecto político, social y económico de país, que apunta al desarrollo productivo y a la generación de empleo de calidad.
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