La suba en los precios mundiales de la carne profundiza la caída del consumo
Los precios internacionales de la carne vacuna están en alza por una alta demanda que no va acompañada por la oferta de varios países, entre los que se encuentra la Argentina. Los consumidores, atentos a la suba, se alejan cada vez más de la carne.
Por Belén Benítez | 05-07-2021 10:00hs
Los precios de la carne y el ganado vacuno están subiendo no sólo localmente sino internacionalmente debido a múltiples factores que inciden en la oferta y demanda. Argentina, en tanto, ocupa un rol trascendental en este desequilibrio de los precios ya que la reducción de las exportaciones está, en conjunto con la disminución de la oferta por parte de Brasil y Australia, presionando los precios de manera ascendente. Expertos aseguran que esta suba desmedida redundará en una baja del consumo a nivel internacional.
Pese a que la suba de los precios de la carne se hace evidente en las góndolas, como referencia es importante tener en cuenta que el índice de precios de la carne de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) promedió cerca de los 105,0 puntos en mayo, es decir, un 2,2% por encima de abril continuando con una seguidilla de aumentos por octavo mes consecutivo. Éste índice se elevó un 10% en relación al mismo mes del año pasado.
Los cereales, en tanto, registraron un índice de precios de la FAO de 133,1 puntos en mayo, 6% más que abril y 36,6% más que mayo del 2020. El precio internacional del maíz subió interanualmente un 89,3%, alcanzando el nivel más alto desde el 2013. La suba de los cereales se suma como factor de aumento de los precios de las carnes junto a las sequías, los trastornos operativos, la fuerte demanda china, entre otros.
Desentramando parte de las razones que impulsan esta suba a nivel mundial, se debe considerar el panorama ganadero y productivo de Brasil. El país vecino, que durante el 2020 se consolidó como el país con mayor cantidad de bovinos del mundo (217 millones de cabezas) y mayor exportador del sector (2,2 millones de toneladas), actualmente se encuentra con suministros limitados.
Durante el primer trimestre del 2021, según una investigación de Meat and Livestock, los niveles de faena en Brasil se redujeron en un 12% interanual. En los primeros tres meses del año, la faena de ganado alcanzó las 6,56 millones de cabezas que, de acuerdo al Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), representa el volumen de faena más bajo desde el 2009.
Este recorte en la faena brasileña se podría profundizar aún más a corto plazo debido a la crisis hídrica que atraviesan en el país. Luego de un 2020 con sequías y escasas lluvias que siguen hasta la fecha, el Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada (Cepea) de Brasil asegura que se presenta una importante reducción de la oferta de pastos, suministro trascendental para la alimentación de ganado.
El investigador de Cepea, Thiago Bernardino, explicó que al recortarse el suministro de alimentos por la falta de pasturas y los altos precios de los piensos, "la solución que encuentra el productor es descartar el rebaño o dar menos alimento", lo que incidiría en las tasas de faena del país vecino.
La menor oferta de Brasil, sin embargo, no se condice con la fuerte demanda que tienen por parte de China que aumentó los niveles de compra de carne bovina un 31% interanual durante el primer trimestre del año y terminó por impulsar los precios.
En Australia se presenta un fenómeno similar ya que, luego de años de sequía, problemas en el procesamiento de carne, plagas que afectaron la cosecha, siguen en el proceso de ponerse de pie. Durante el 2020, las lluvias en Australia no fueron suficientes para el crecimiento en cantidad y calidad de los pastos y eso retrasó la terminación del ganado.
Actualmente, el stock ganadero de Australia, consecuencia de la sequía, es el más pequeño en 30 años. Todavía algunos productores están en proceso de reponer sus rebaños, provocando una mayor competencia por los suministros disponibles y elevando los precios del ganado. Las exportaciones australianas cayeron un 22% interanual durante enero y marzo de éste año, impactando los precios de manera ascendente en función de la dinámica mundial de oferta y demanda.
Europa, por su parte, pese a no ser una potencia exportadora de ganado también atraviesa escasez en el stock ganadero debido a una disminución de vacas nodrizas. A su vez, en favor de la sustentabilidad, en los mercados de carne de la UE se estima que habrá una reducción de la ganadería para el 2030.
La producción de carne vacuna de la UE se recortaría un 8% entre el 2020 - 2030 y se espera que el stock total se contraiga 2,2 millones de cabezas para el mismo período. El stock de vacas para la cría se disminuiría al menos 9,9 millones de cabezas para el 2030, contribuyendo a la desaceleración de la producción mundial y, por ende, al aumento de los precios.
Por otra parte, durante las últimas semanas en Estados Unidos se registran altos precios en la carne vacuna. Un sector de la industria atribuye esta suba a los cuatro conglomerados frigoríficos (Cargill, JBS, Tyson Foods y National Beef) que representan el 80% de la producción ganadera de Estados Unidos y estarían manipulando las cadenas de suministros para aumentar sus ganancias en un contexto en el cual las cadenas gastronómicas y hoteleras comienzan a reabrirse.
Pese a que esto forma parte de una especulación, el Comité Senatorial de Agricultura, Nutrición y Silvicultura va a llevar adelante una audiencia para investigar la transparencia y los precios en el mercado ganadero norteamericano en respuesta a numerosas demandas presentadas por cadenas de supermercados, ganaderos y productores que denuncian que estos gigantes empresarios han reducido voluntariamente la oferta para aumentar el precio de la carne.
Los manejos de la industria ganadera norteamericana están en tela de juicio y el Congreso ha dispuesto presentar durante las últimas semanas múltiples proyectos de ley que apuntan a aumentar la transparencia y mejorar la competencia en el mercado ganadero. A su vez, se calcula que próximamente se crearía una agencia en el Departamento de Agricultura (USDA) para investigar y sancionar "acciones anticompetitivas".
Por su parte, las empresas rechazan esta teoría y aseguran no estar manipulando los precios pese a estar concentrando la mayor parte del mercado por más de 25 años. Las empresas atribuyen el aumento de los precios a factores climáticos como la ola de calor y la sequía así también como a cambios en la demanda global y el aumento en el precio del maíz. Los gastronómicos, en tanto, se enfrentan al dilema de trabajar a pérdida o convalidar los aumentos en detrimento de los clientes y el impacto que tienen en el consumo los altos precios.
En abril, según la agencia británica Desarrollo de la Agricultura y la Horticultura (AHDB) los precios promedio de la carne en EEUU al por mayor aumentaron en un 5% interanual y un 19% en relación al 2019, previo a las afecciones generadas por la pandemia.
Lo cierto es que Estados Unidos, independientemente de las especulaciones en términos de intencionalidad o no por parte de las empresas, atraviesa dificultades para el procesamiento de la carne. Con amplia disponibilidad de cabezas, el conglomerado de empresas procesadoras aseguran tener dificultades para aumentar su capacidad al punto que se necesita para restringir la suba desmedida de precios.
Argentina, en tanto, además de registrar aumentos en el precio de la carne a nivel interno en alrededor del 75% interanual, también colaboró en la suba de los precios internacionales de la carne al disminuir la oferta por la suspensión de la exportación por 30 días para impedir que los precios internacionales lleguen a las góndolas locales. Actualmente, por la prohibición de exportación de ciertos cortes que disminuyen la cantidad de carne exportable en alrededor de un 50% con el objetivo de proteger a los consumidores argentinos, nuestro país sigue moviendo fichas en el tablero mundial.
La incidencia de Argentina en los altos precios, en su calidad de segundo mayor proveedor de carne vacuna a China, es considerable ya que el país asiático mantiene una firme y constante demanda de carne que deberá ser compensada por otros mercados tales como Brasil o Australia cuya oferta también tiene limitaciones.
Los aumentos en el valor de la carne, en conjunción con el crecimiento en las tendencias de alimentación basadas en proteína vegetal inciden e incidirán indefectiblemente en los consumidores. La presión en los mercados no tarda en replicarse directamente en la billetera y los consumidores tienden a renunciar a la carne bovina en favor de carnes alternativas o bien directamente en productos de menor valor tales como fideos, arroz, entre otros.
Con un arraigo cultural considerable el consumo per cápita de carne vacuna en Argentina ha disminuido desde el año pasado a este casi un 4%. Sin embargo, no se trata de un fenómeno exclusivamente argentino sino de escala mundial. En Estados Unidos, las ventas de carne vacuna se redujeron en más de un 12% con respecto al 2020.
El bienestar animal, el medio ambiente, las dietas saludables, las economías familiares afectadas por el coronavirus y la subas incesantes de precios de la carne, abonan a la merma constante de consumo de proteínas animales ya no sólo bovinas sino de todas las carnes.
El investigador de mercado Tom Rees de Euromonitor International de Londres, aseguró a la agencia Bloomberg que "la carne está amenazada como posiblemente nunca antes" ya que "cuando la carne se vuelve demasiado cara para comer, los consumidores se alejan absolutamente de ella si no pueden pagarla".
La amenaza para las carnes en general se estima que sería a largo plazo, pero las medidas necesarias para contener el consumo son apremiantes. Pese a que, según Rabobank, el mercado de productos que apuntan a reemplazar o imitar la carne de origen animal todavía seguirá siendo pequeño a mediano plazo, el crecimiento de este mercado es incuestionable.
Según Morten Toft Bech, fundador y director ejecutivo de la empresa británica Meatless Farm, fabricante de alimentos basados en proteínas de origen vegetal, cuadriplicaron sus ventas durante el año pasado y preveen que esta tendencia continúe durante el 2021. Por eso, apostaron a aumentar la oferta de productos y a expandirse a nuevos mercados.
Tanto Meatless Farm como empresas que compiten con esta están registrando los mismos aumentos por parte de consumidores de dietas veganas o vegetarianas así también como por quienes apuntan por reemplazar la cantidad de proteínas en pos de mantener ciertos niveles nutricionales.
Bajar los precios de la carne deberá consolidarse como un objetivo en común a nivel internacional o bien habrá una mayor avanzada de los productos de origen vegetal y una caída aún mayor del consumo.
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