DIGAMOS ¡BASTA!

La violencia de género en América creció con la pandemia

Por Luis Chervo | 25-12-2020 01:01hs

La violencia de género tiene varias formas y todas muy duras para la Mujer.

En Argentina rige la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.

En el debate de comisiones se tuvo en cuenta las siguientes formas y por lo tanto todas descriptas y previstas en dicha Ley:

  1. a) la física, que se emplea contra el cuerpo de la Mujer produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de maltrato agresión que afecte esa integridad física en riesgo;
  2. b) psicológica, es muy interesante analizarla pues es de alta crueldad de un Hombre a una Mujer, en donde se trata de dominar, para controlar las acciones y en una carga de degradación hacia esa victima que es humillada, desacreditada, manipulada, aislada mediante amenazas y hostigamiento permanente;
  3. c) sexual, es cuando se vulnera en todas sus formas a la Mujer, con o sin acceso genital, hay facetas que siempre son difíciles de acreditar, pues existe la violación dentro de un matrimonio también, o en otras relaciones que se van ligando con el parentesco, exista o no convivencia, llegando a algún nivel de prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y finalmente a trata de personas;
  4. d) económica y patrimonial, es la violencia que lleva al Hombre a menoscabar el recurso económico o patrimonial de la mujer a través de diversas formas, como ser la perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes o la pérdida o destrucción o retención indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentación indebida, bienes, valores y derechos patrimoniales, otra manera es limitar o controlar sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro de un mismo lugar de trabajo;
  5. e) simbólica, esta es a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos que transmitan dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad.

El final no deseado de esto, el más espantoso, es el Femicidio, es la expresión más cruel y extrema de la violencia de género y constituye una grave violación a los derechos humanos que el Estado debe prevenir y reparar, por lo cual en el año 2012, se incorpora el Femicidio al Código Penal como agravente (Ley 26.791) mediante la modificación del artículo 80. Pero nada parece ser suficiente para parar esta ola de muerte y destrucción de personas, bienes y presente de sus hijos, que de no ser bien tratados, terminarán haciendo lo mismo que sus padres.

Según los últimos informes de entes internacionales, nos describen un aumento increíble en América Latina y el Caribe, de esta Pandemia que arrasa los hogares, no de afuera hacía adentro como lo hace un huracán, lo hace desde adentro de los corazones lastimados de los integrantes de la familia, que salen con furia y no dejan ningún sentimiento bueno en pie.

Números que duelen de verlos en las planillas, nos hacen ver gritos, hogares en destrucción permanente, con consecuencias físicas y emocionales, que dejan heridas abiertas, que los Estados no pueden sanar, si no enfrentan de otra manera diferente a la tradicional, a este enorme flagelo de la violencia de género.

En tiempos de cuarentena, de distanciamiento social, de cierre de escuelas y oficinas, mujeres y niños quedan en situaciones de mayor aislamiento, dependencia financiera y vulnerabilidad. Estos factores nuevos han hecho crecer los el riesgo y los Estados, ocupados y diezmados por la pandemia, redujeron las posibilidades de asistencia a estos grupos violentados.

Nuestra Región de América Latina es la segunda en incidencia mundial, respecto a estos problemas de violencia de género. De los 25 países con más violencia de género del Mundo, 14 son de nuestra Región, por lo cual no podemos naturalizar esta tragedia cotidiana del dolor de las Mujeres y el silencio de la sociedad, debemos agarrar el megáfono y acompañar hasta que se terminen estos gritos de sufrimiento.

Según las Naciones Unidas, en Argentina, México, Colombia y otros países de nuestra Región, la violencia doméstica en tiempos de pandemia, contra las mujeres han crecido entre un 30% y un 50%, lo cual indica un retroceso descomunal que hay que frenar entre todos y ponerlos en el tema diario de debate.

Éste retroceso inesperado en los derechos de las mujeres y niñas, debe ser de resolución crucial para garantizar la plena participación de las ellas en nuestras sociedades democráticas y construir entre todos y todas un capital humano, fundamentalmente, para que se desarrollen en libertad y sin tapujos. Por los niños y niñas, para que crezcan en un ambiente sano, libre de violencia, estén o no juntos sus padres, y puedan tener la seguridad y protección que necesarias para encarar sus propios planes de vida y hagan sus propios caminos

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