La visita de Lula en medio de las negociaciones con el FMI
Más allá de la reafirmación de la 'Patria Grande' y el compromiso en defensa de la democracia, la visita de Lula da Silva constituye un respaldo a las negociaciones de Argentina con el FMI.
Por Ignacio Lautaro Pirotta | 12-12-2021 12:00hs
La visita del expresidente Lula da Silva a la Argentina tiene lugar en medio de las negociaciones de nuestro país con el Fondo Monetario Internacional (FMI). El miércoles pasado, en una entrevista concedida al Canal IP, el brasileño ya anticipó una de las principales definiciones de su visita: “El FMI no puede asfixiar a nuestra querida Argentina”. "Patria Grande", y mensajes en favor de la (hoy asediada) democracia al margen, este es el principal hecho político de la visita de Lula, en uno de los temas más importantes de la coyuntura argentina.
El respaldo de Lula se da antes de avanzar con un acuerdo con el Fondo, y mientras el organismo prepara el informe de la investigación interna sobre la deuda contraída durante la gestión de Mauricio Macri. Los 45 mil millones de dólares otorgados en 2018 constituyeron el mayor préstamo de la historia del organismo, y fueron otorgados en un momento de donde ya era palpable la incapacidad de pago de nuestro país.
Dada la situación del país, y los vencimientos de pagos concentrados en los primeros años luego del préstamo, los mismos resultaban impagables desde un comienzo, forzando la renegociación de la deuda, y habilitando así el plan de ajuste y reformas según los moldes del FMI.
Según fuentes consultadas por el periodista Leandro Renou, de Página 12, los motivos para la auditoría interna del préstamo serían el elevado monto, lo que lo coloca dentro de la categoría de “créditos extraordinarios” del propio organismo, debiendo realizarse una investigación de rigor, conforme al reglamento. En segundo lugar, la manifiesta incapacidad de pago que ya tenía la Argentina al momento de contraer la deuda. Y en tercer lugar, el hecho de haber construido una suerte de salvataje político del gobierno de Mauricio Macri, hecho que habría sido avalado por Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos.
Como señala Renou, luego del triunfo de Alberto Fernández en 2019, se dio un cambio de autoridades y varios miembros del Fondo. La salida de Christine Lagarde, y el ingreso de Kristalina Georgieva en la presidencia fue el principal cambio, pero no el único. También se cambiaron las segundas y terceras líneas del organismo.
Hay otra polémica en torno al préstamo, que es para qué se habría utilizado. Según palabras del exministro de Economía Hernán Lacunza, el crédito se utilizó para pagar deudas contraídas con anterioridad. En cambio, recientemente el propio Mauricio Macri desmintió a su ex funcionario: “La plata del FMI, que es la plata de los demás países, la usamos para pagar a los bancos comerciales que se querían ir porque tenían miedo de que vuelva el kirchnerismo”, declaró durante una entrevista a CNN en Español, confirmando que los dólares del Fondo se utilizaron para financiar la fuga de capitales.
Lula da su respaldo abierto a un acuerdo que no perjudique a la Argentina a 10 meses de las elecciones presidenciales que lo tienen como líder indiscutido, según las encuestas de intención de voto. Con una intención por encima del 45 % en varias de las encuestas, estaría al día de hoy cerca de ser electo en primera vuelta (debe superar el 50 % de los votos válidos, excluyendo nulos y en blanco). Además, tiene un rechazo casi 20 puntos menor que el de Jair Bolsonaro y Sérgio Moro, que son quienes hoy despuntan como posibles adversarios. El rumbo económico actual es malo para cerca del 60 % de los brasileños y la aprobación del gobierno oscila entre el 19 y el 30 %, según las distintas encuestas realizadas de manera presencial.
En este momento, Lula está trabajando para tener como vice a Geraldo Alckmin, tres veces gobernador del estado de San Pablo y perteneciente al PSDB, el principal partido opositor durante los años de gobierno del Partido de los Trabajadores. Alckmin está a punto de abandonar el PSDB y afiliarse a un partido de centro o incluso de izquierda. Su candidatura como vice de Lula le otorgaría a la fórmula una amplitud ideológica considerable, serviría para neutralizar críticas y cuestionamientos hacia Lula, y mejoraría las chances de tender puentes con sectores del establishment económico. Alckmin abandonaría su carrera por la gobernación de San Pablo, la cual lidera -aunque en un escenario bastante fragmentado- y nutriría electoralmente al Partido de los Trabajadores en un estado donde este ha perdido mucho terreno en las elecciones recientes.
Aunque hoy el presidente es Jair Bolsonaro, y las carreras se ganan con la bandera a cuadros, como decía Juan Manuel Fangio, el momento favorable para Lula da Silva de cara a las elecciones no deja de ser un dato importante de su respaldo en las negociaciones con el FMI.
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