Las abejas melíferas luchan su propia pandemia. Un ácaro parásito, llamado Varroa destructor (V. destructor), está infectando a las abejas melíferas occidentales, Apis melífera. Esta es la especie que domina la polinización comercial moderna en todo el mundo.

El ácaro, que originalmente infectaba a las abejas asiáticas, Apis cerana, saltó a las abejas occidentales a mediados de los años 50, luego los humanos facilitaron su expansión al mantener a las Apis cerana y las Apis melífera en una proximidad artificial dentro de los colmenares, y luego transportar colonias recién infestadas dentro y entre países. De esta manera ha logrado extenderse en todas las regiones donde se mantienen abejas melíferas, excepto Australia y otras remotas, convirtiéndose en y la mayor amenaza patológica para la salud de las abejas melíferas.

Si la colmena no es tratada, los ácaros pueden exterminar una colonia en un par de años. Estos y otros agentes patógenos, además de los pesticidas y la mala nutrición, son una gran carga para los apicultores que intentan mantener sus colonias productivas. Más de la mitad de las colonias de abejas melíferas en los Estados Unidos está infectadas con V. destructor, aunque a falta de datos los números reales son probablemente mucho más alarmantes. Los apicultores todavía han logrado aumentar lentamente el número de colonias que mantienen, en promedio, pero a un costo sustancialmente mayor. Y esos aumentos están siendo superados por la creciente demanda de polinización..

Los apicultores y los científicos están haciendo todo lo posible para criar ganado genético resistente a Varroa, pero es una empresa muy laboriosa y hasta ahora casi inviable. Como resultado, en los colmenares comerciales modernos con colonias densamente pobladas, los apicultores deben medicar sus colmenas con miticidas para mantener un negocio rentable. Las colonias a menudo están tan juntas que las abejas caerán en la colmena equivocada por accidente, haciendo inevitable la propagación de parásitos y patógenos.

En esas circunstancias, las aplicaciones rutinarias de miticidas ayudan a mantener a raya los ácaros, pero como ocurre con todo biocida, los ácaros se están volviendo resistentes a los tratamientos de los apicultores.

Fuente: scientificamerican.com