Las peñas forman parte del paisaje cultural con una gran historia de tradición y folklore. Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui, entre tantos artistas, tocaron en El Alto de la Lechuza, que cumplirá 80 años en los próximos meses.

La situación es muy crítica, desde el 13 de marzo no podemos trabajar y hay muchas familias que dependen de nosotros.

En este momento, cinco espacios tradicionales de San Miguel de Tucumán tienen sus puertas cerradas, desde el 13 de marzo dejaron de ser una opción gastronómica musical para ser un delivery.

Al respecto, Maximiliano Aguirre, administrador de la peña El Alto de la Lechuza, manifestó que “la situación es muy crítica, desde el 13 de marzo no podemos trabajar y hay muchas familias que dependen de nosotros”, y agregó “somos uno de los atractivos más importantes que tiene Tucumán, sobre todo en época de turismo. Queremos que el Gobierno nos dé una mano”.

La Ciudad de San Miguel de Tucumán cuenta con cinco peñas estables, El Aljibe, La 9, La Casa de Yamil, La Malparida y El Alto de la Lechuza. Ingresan aproximadamente 500 personas por fin de semana para disfrutar del mejor folklore argentino y comidas tradicionales, pero hoy tienen aproximadamente 5 pedidos por noche siendo imposible cubrir los gastos fijos.

Presentamos una nota al Gobierno, pero no tuvimos respuesta.

El responsable de la peña La 9, Caudio Balzaretti, recordó que ya venían de una crisis económica: “todo había subido, la rentabilidad no era la misma. Ahora estamos parados, y todo para atrás”. Añadió que le llegó una cuenta de luz por $ 40.000. “En total, llega a $ 300.000 para las cinco peñas; no vamos a poder pagar si no nos ayudan”, alertó el empresario y folklorista.

Por otro lado, Liliana Campero de la peña El Aljibe aportó que los artistas tucumanos viven al día y no tienen cómo salir. “Presentamos una nota al Gobierno, pero no tuvimos respuesta. Representamos la cultura del norte que hace a la industria del turismo. Veníamos con mucha expectativa para estas vacaciones, pero llegó el coronavirus”, enfatizó Campero.

En dicha presentación formal, los empresarios se encargaron de detallar un protocolo para funcionar, el mismo comprende el uso de barbijos y alcohol en gel, ocupación de la mitad de la capacidad instalada y la separación de las mesas con un espacio entre 1,5 y 2 metros. Además, contemplaron las medidas sanitarias preventivas respecto a los músicos, para cuidar su salud y puedan realizar sus presentaciones sin riesgos