Lo que no se nombra no existe
En el mundo de las ideas y abstracciones del ser humano, lo que existe se nombra. Por ello, el lenguaje puede ser utilizado ideológicamente para nombrar con intención y también para omitir y ocultar.
Por Valeria Pirotta | 10-03-2024 01:43hs
En la época de la colonización de nuestro territorio, como analizó el sociólogo y politólogo peruano, Aníbal Quijano, se instaura un nuevo concepto en la historia de la humanidad: el de “raza”. Esto permitió legalizar la dominación de los europeos sobre los pueblos que vivían aquí desde miles de años antes de que ellos llegaran. “En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista”, explica Quijano en su texto “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”.
Europa se construyó a sí misma sobre la base de la dominación de América, pero no solo eso, sino que generó una creencia, una idea perversa: se auto definió como evolución e invisibilizó, en la historia del devenir de la humanidad, a América, dejándole el lugar de “pasado”, en contra posición con la “modernidad” representada por ella.
En América, la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas por la conquista.
“Los europeos generaron una nueva perspectiva temporal de la historia y re-ubicaron a los pueblos colonizados, y a sus respectivas historias y culturas, en el pasado de una trayectoria histórica cuya culminación era Europa”, describe Quijano la esencia del pensamiento eurocentrista.
Desde entonces, nuestra historia está condicionada por esa mirada eurocentrista que determina que lo deseable está siempre afuera, rechazando lo que en verdad somos, como dice la antropóloga y escritora argentina Rita Segato: “El mundo moderno es el mundo del Uno, y todas las formas de otredad con relación al patrón universal representado por ese Uno constituyen un problema”. Y como es un problema, mejor lo oculto, lo niego.
Al respecto, Teresa Meana Suarez, filóloga, docente y activista feminista española, en una exposición sobre lenguaje, nos explica que "cuando nombramos las cosas del mundo hacemos luz sobre ellas, se hacen visibles y, del mismo modo, el lenguaje puede usarse para ocultar o maquillar esa realidad, pues lo que no se nombra no existe". Al final de la nota te doy el link para escuchar su impertible contribución a este tema.
De igual modo, la publicidad nos muestra lo que debemos ser o quisiéramos ser, según el patrón universal eurocentrista, y oculta lo que no desea, pero que en verdad somos, pincelando con un barniz blanco y brilloso una realidad de múltiples tonalidades y texturas. Por eso en otras notas analizamos un poco los discusos publicitarios y sus implicancias en la perpetuidad de la mmirada eurocentrista. Al pie podes acceder al link de las dos notas anteriores.
Desde otra perspectiva, Kimberlé Crenshaw, abogada y académica estadounidense, también explica cómo nuestro bagaje vivencial, cultural y educativo nos impide ver toda la realidad en la que se desarrolla nuestra existencia. En una charla TED en San Francisco, EEUU (2016), sobre “La urgencia de la interseccionalidad”, Crenshaw cuenta que "los expertos en comunicación manifiestan que cuando los hechos no encajan con los marcos disponibles, las personas tienen dificultades para asimilarlos".
Esto quiere decir que, si los marcos que tenemos disponibles, gracias a la formación de nuestro intelecto en tanto vivencialmente como académicamente, no contemplan nuestra historia, no registran una parte del pueblo argentino, entonces muy difícilmente logremos empatizar con sus disyuntivas y en definitiva con las nuestras propias pues, como hemos dicho, ese crisol de perspectivas es el que nos da identidad nacional.
Asimismo, también Donna J. Haraway, filósofa estadounidense, lo manifiesta al referirse a cómo abordamos los conocimientos en su texto “Ciencia, ciborgs y mujeres. La invención de la naturaleza”, explicando que: “La Historia es un cuento con el que los mentirosos de la cultura occidental engañan a los demás”. Haraway apunta en su texto a la búsqueda de una objetividad “que trate de transformar los sistemas del conocimiento y las maneras de mirar”, podríamos decir que a través de “estrategias que buscan ver desde los puntos de vista de los subyugados para poder ver bien”.
Lo que no se nombra no existe y adoramos lo que nos imponen que debemos ser y no lo que realmente somos, reproduciendo un esquema de dominación y colonialidad.
Abandonando lo que realmente somos y tomando un modelo prestado e inalcanzable, al hacer propios los intereses extranjeros, nunca podremos completarnos en lo que realmente somos.
Si te interesa el fragmento de la nota de Teresa Meana Suarez,hacé clic AQUÍ.
Si te interesa la Charla TED de Kimberlé Crenshaw, hacé clic AQUÍ.
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Colonizados por la mirada eurocentrista y La publicidad, una herramienta ideológica