Maestra rurales: ejemplos de vocación y solidaridad
Ante la imposibilidad que presentan los alumnos para asistir a la escuela en tiempos de COVID-19, las maestras de escuelas rurales contaron a El Agrario sobre su función como docentes, su entrega diaria y asistencia.
Por Camila Correa | 24-05-2020 12:00hs
Donde todo parece estar lejos se hacen presentes las escuelas rurales. Hasta esos colegios que se encuentran arriba de una montaña, cerca de un río o rodeada de esteros llegan niños y niñas que caminan varios kilómetros para estudiar y encontrarse con sus maestros.
Aquellos maestros tienen la vocación de ayudar a esos niños a ver lo cotidiano, su paisaje y vivencias habituales con otros ojos, cuestionarse sobre el cambio del paisaje a través de las diferentes estaciones del año, los cambios de colores y aromas, indagar respecto de los roles en el campo, reconocer los aspectos importantes de la historia del pequeño pueblo en el que viven, profundizar acerca de las costumbres y actividades que se desarrollan en la zona. Estas son algunas de las posibilidades ligadas a la cotidianeidad y a la necesidad de conocer más respecto de aquello que resulta cercano y familiar.
Asimismo, es función del docente de ámbitos rurales pensar cómo posibilitar que este alumno y su familia, imposibilitados de asistir a la escuela, continúen sintiendo apoyo, contención y escucha. La directora y maestra de la escuela rural de la comunidad mapuche Huayquillan en el Paraje Colipilli, Marisa Vega explicó a El Agrario: "La preocupación no sólo tiene que ver con hacerles llegar las tareas, sino que además saber cómo están emocionalmente los alumnos".
Marisa contó que encontró en la radio una forma de hacerle llegar mensajes de aliento a la comunidad. "Son mensajes para hacerlos sentir bien y acompañados, a través del entretenimiento, les recordamos que nosotros pensamos en ellos y en el regreso a clases". "Lo que más deseamos es que ellos y sus familias se encuentren bien, fuertes, contenidos para poder sobrellevar esta situación de la mejor manera. Sabemos que muchos atraviesan malos momentos por la falta de trabajo y cuestiones económicas", profundizó la directora.
La asistencia también es económica, Marisa contó que se asiste con bolsones de mercadería, a las familias de alumnos que comúnmente asisten a comedores escolares. "Hace unos días llego un camión de Neuquén a Chosmalal y armamos 800 módulos de alimentos para los niños que asisten a comedores", subrayó y contó: "Hay que esperar otro camión que llega con más mercadería para seguir armando bolsones de alimentos, en total son 2000".
El trabajo es en red, junto con el secretario de la comunidad, quien reparte los módulos casa por casa de los alumnos y "en este recorrido se les envía a los alumnos las tareas que han preparado los maestros para ellos", detalló Marisa.
Desde la provincia de Corrientes, Liliana Mirta Núñez, directora de la Escuela N° 862, Paraje Cambá Trapo de Esteros del Iberá, departamento de San Martín; también apoya y asiste a su comunidad. Antes de la pandemia, las clases comenzaron con normalidad el 2 de marzo, con una matrícula de 24 alumnos. "La mayoría son familias que trabajan en el campo, hacen artesanías con recursos del lugar; y otros son alumnos son de la zona urbana y sus padres hacen trabajos relacionados al turismo".
Liliana contó a este medio que la escuela a la que asisten alumnos desde el Nivel Inicial a 6° grado, está rodeada de esteros. "En épocas de muchas lluvias, estos desbordan inundando la ruta y campos. El agua no llega al edificio pero llegamos caminando por el agua".
Frante a la situación que se vive por la pandemia del coronavirus y los efectos del confinamiento contó que en su ámbito se presentan distintas dificultades y frente a esto destacó: "Hay que estar disponible para responder cualquier día y a cualquier hora ya que cuando tienen señal hacen las consultas".
Los alumnos que tienen acceso a conectividad lo hacen a través de 4g . Ellos reciben por whatsapp sus trabajos y de esa manera se hace la devolución. Otros alumnos no tienen acceso a esta tecnología y otros viven aproximadamente a 45 km de la escuela y no cuentan con energía eléctrica. "Con quienes me comunico telefónicamente trato mantener una breve charla diaria, donde les consulto como están, si necesitan algo",manifestó Liliana
Frente a estas diversas realidades la maestra explicó que los chicos que no cuentan con energía, reciben las actividades impresas. "Las llevo yo personalmente", subrayó y contó que "ahora que hay cierta flexibilidad, tomando los recaudos necesarios me acerco a la casa de aquellos alumnos que presentan más necesidades y los acompaño un rato, les explico la tarea, son alumnos que no cuentan con la ayuda de su familia y viven muy lejos unos de otros",concluyó Liliana.