El incremento de la aparición de malezas resistentes y tolerantes en épocas de barbecho, se convierte en el principal factor desfavorable para toda la producción agrícola en las distintas regiones de nuestro país.

Un estudio realizado en la provincia de San Luis, definió como “preocupante” el incremento de las malezas para los distintos actores intervinientes de la producción agrícola, incluido el impacto ambiental que podría ocasionar si no se toman las medidas correspondientes, puesto que compiten con los recursos del ambiente como luz, agua, nutrientes y espacio.

Al respecto, el Ingeniero Agrónomo Jorge Garay, técnico del  Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), quien tiene una vasta experiencia en malezas y actualmente es investigador en el Grupo de Producción Agrícola, afirmó que “la falta de rotación de los cultivos, la no utilización de especies invernales, de cobertura o de servicios, y el uso continuo de herbicidas con un mismo mecanismo de acción, como por ejemplo glifosato o metsulfuron, provoca el incremento de malezas resistentes".

El control de malezas debe ser un proceso planificado y se debe comenzar con anterioridad, teniendo en cuenta que el desafío es estar óptimos para la cosecha gruesa. Es imprescindible manejar los tiempos con el barbecho químico durante las estaciones otoño-invierno.

Garay, se explayó aún más sobre el tema particular en la provincia de San Luis al asegurar que “otra forma eficiente de control, poco implementada en San Luis, es la implantación en esta época de cultivos de cobertura como centeno, triticale, trigo y cebada, que han demostrado ser muy eficientes para controlar especies de malezas. Claro que para obtener buenos resultados siempre hay que aplicar, aunque en menores dosis y cantidad de veces, distintos tipos de herbicidas antes de la siembra del cultivo estival".

En lo que respecta al control químico, el investigador afirma que una vez que la cosecha del último cultivo estival se realizó, antes de comenzar con los cultivos que le siguen, cualquiera de ellos, como el maíz, soja, sorgo o girasol, hay que eliminar la vegetación viva de las malezas con un herbicida de acción total, como el glifosato mezclado con algún producto hormonal.

Un cultivo libre de malezas es beneficioso en varios aspectos ya que aumenta la absorción de la luz, asegura niveles óptimos de rendimiento, sana la relación raíz/aéreo, hay una correcta distribución de las hojas y mejora el control de resistencia.

Las especies de la zona en la provincia de San Luis son varias. Se puede mencionar algunas tales como, cardos, ortiga, nabo, mostacilla peludilla, sombra de liebre y flor de la noche. Pero “la maleza en la que hay que enfocarse en otoño-invierno es la rama negra, ya que se caracteriza por dispersión, competencia y dificultad en el control cuando las plantas son adultas”, afirmó Garay.

Para el control de la rama negra son ampliamente utilizados los herbicidas inhibidores de la enzima ALS (acetolactato sintetasa). Se caracterizan por su elevada residualidad, bajo costo y un amplio espectro de control de malezas. Luego, hay que aplicar uno o más herbicidas de acción residual, para mantener el suelo limpio durante un tiempo, que variará de acuerdo a la dosis que se coloque, a la clase de suelo y a las condiciones del clima.

Con esta clase de plaguicidas se pretende controlar la mayor cantidad de emergencia de las malezas de la época y de esta manera usar menos herbicidas posemergentes, que suelen ser errantes en el control con respecto al tamaño de las malezas que tienen que observar.

El ingeniero agrónomo Jorge Garay, ha desarrollado numerosas publicaciones técnicas presentadas en diferentes congresos nacionales e internacionales sobre el manejo de malezas realizando capacitaciones al sector productivo en la temática. Actualmente es referente provincial y regional en manejo de malezas y herbicidas.

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