DOLOR MUNDIAL

Maradona es pueblo

Maradona, Rodrigo, Monzón, Fangio, Perón, Evita, Gardel e Yrigoyen, siempre hubo Pueblo.

Por Luis Chervo | 07-12-2020 10:00hs

HIPÓLITO YRIGOYEN

1933 - "El día del sepelio, todavía enfermo, fui junto con mi mujer a formar parte como un joven anónimo, de la gran columna popular. Desde la esquina de Tucumán y Callao vi pasar a miles de argentinos que acompañaban al gran caudillo. Hombres y mujeres de todas las edades y de todas las clases sociales. El espectáculo era imponente no sólo por la multitud sino por su composición humana. (...) Los que el 6 de setiembre nos conmovimos por la soledad de Yrigoyen, pudimos advertir cómo el pueblo había ido a su sepelio a decir que el instinto popular es más fuerte que todos los poderes que lo encarcelaron, lo denigraron y lo atacaron. El caudillo era ya un mito de la Patria. Viendo pasar su féretro me sentí más yrigoyenista y comprendí por qué él jamás a su fuerza política la llamó partido. La llamó siempre Unión Cívica Radical, pero no como un partido más, sino como un movimiento que encarnaba los ideales de la Patria" (Arturo Frondizi).

Esto lo escribió el ex Presidente como una experiencia de ese 6 de julio de 1933, cuando unas 200.000 personas despidieron a Don Hipólito Yrigoyen.

Y el gran Félix Luna nos ha dejado escrito su experiencia de ese día del entierro de Don Hipólito: “Cerraba la noche y la ciudad vibraba con el dolor de todos. Hubo discursos, hubo crónicas, hubo homenajes. ¿Para qué? El pueblo estaba sólo y todo estaba de más, todo parecía de más, como las inútiles palabras que se vierten cuando muere un ser querido. Yo era un niño por entonces y no puede entender el por qué de la voz apretada de mi padre o el saludo tristón que nos hizo el vigilante de la esquina, ni las caras serias de la gente que caminaba apurada por Rivadavia hacia el Congreso, ni los ojos llorosos de aquella señora desde los balcones de cuya casa asistimos al enorme desfile todos silenciosos; yo suspenso y sin palabras. Era muy chico y no podía comprender el secreto sentido de aquel gran dolor”.

Los presentes en aquel último adiós del líder radical, cuentan que cerca de llegar a la Recoleta, los militantes políticos arrebataron el féretro de las manos de los Granaderos del Gral. San Martín, y lo llevaron a puro músculo hasta su lugar de descanso eterno.

 

CARLOS GARDEL

1937 – Fue la fecha en que encontró su paz final Carlos Gardel, precisamente el 7 de noviembre. Había fallecido en el accidente aéreo del 25 de junio del año 1935, en donde fue sepultado en el Cementerio San Pedro de Medellín.

El 18 de diciembre de 1935 fue exhumado y llevado junto con un féretro especial de zinc. Tres baúles de sombreros, 20 baúles de ropa y artículos personales acompañaron al féretro que la mañana del 19 de diciembre salió por ferrocarril desde Medellín hasta el puerto de Buenaventura. El viaje fue lento y una parte del viaje se lo trasladó en mula, desde La Pintada hasta Pereira, luego nuevamente en tren hasta llegar el 29 de diciembre a Buenaventura en donde partió vía Canal de Panamá hasta llegar a Nueva York, y allí fue velado por una semana, desfilaron los innumerables amigos y fans del artista rioplatense.

Desde Nueva York, partió en un vapor hasta Río de Janeiro, luego Montevideo y finalmente su querida Buenos Aires, cosa que ocurrió el 5 de febrero del año 1936, cuando el New York Time relataba que les sorprendía no solo las 40.000 personas que lo recibieron, sino que la mayoría manifiesta eran mujeres y todas con ramos de flores en las manos, según cuenta la historia, fue el día que Buenos Aires se quedó sin flores y los jardines podados.

Fue velado el Zorzal Criollo en el centro del ring del Luna Park, que, según las crónicas de la época, era el estadio cubierto más grande de Sud América y muchos con profundo dolor se animaron a cantar algún tango. Lo sepultaron en la Chacarita, pero recién el 7 de noviembre del año 1937 encontró su morada final bajo una estatua especialmente realizada en el mismo cementerio pero en el panteón de los Artistas.

 

EVA DUARTE DE PERÓN

1952 – El fallecimiento a los 33 años de Evita Perón, la Abanderada de los humildes, implicó un velatorio de 16 días, lo que significó el velatorio más grande de la Historia Nacional, cuyo lugar fue el Ministerio de Trabajo y Previsión de la Nación, lo que hoy es la Legislatura Porteña.

La sede final programada fue la CGT Azopardo, puntapié inicial para hacer un Mausoleo que sería custodiado por los Trabajadores, lo que fue modificado por el Golpe Cívico Militar de 1955 y sus atrocidades por todos conocidas, que incluyeron el robo y los vejámenes realizados al cuerpo de Evita, más el secuestro del mismo y su sepultura mentirosa en Milán. Finalmente, su cuerpo fue devuelto al General Perón en Puerta de Hierro en Madrid y posteriormente trasladado a la bóveda de la Familia Duarte en la Recoleta, la cual es una de las tres más visitadas por el turismo mundial.

 

JUAN DOMINGO PERÓN

1974 – La muerte del General Juan Domingo Perón, mientras transitaba su tercer gobierno y luego de 18 años de exilio, fue un momento culmine para el país, y de tremendo dolor en donde el pueblo lloró como nunca antes. Ese julio plomizo nos sorprendió pues también lo creíamos eterno, que nunca iba a dejarnos, ya que se lo veía a pesar de la carga de los años, activo y fundamentalmente lúcido, conduciendo la Nación Argentina en temas tradicionales y nuevos como ser la ecología que decía “es la única ciencia que, en tanto ciencia, llama a tomar conciencia de la importancia de cuidar el planeta”, en cuyo contexto nombró a Yolanda Ortiz como la primera Secretaria de Ambiente de la República Argentina.

El Perón del final fue referente incluso de los opositores, un porcentaje ínfimo pero poderoso, que también compartían la búsqueda de la paz social que tanta falta hacía, y el que mejor lo interpretó fue Balbín quien lo destacó en el discurso en el Congreso, cuando dijo: "este viejo adversario despide a un Amigo". Por eso se sintió más que a nadie en esa despedida, pues su presencia marcaba la certeza de un futuro y su partida marcó la incertidumbre. Y apareció algo que antes no estaba, la televisión, por lo cual fue masivo su funeral y tan sentido en cada rincón del país.

 

CARLOS MONZÓN

1995 - Carlos Monzón, murió en un accidente de tránsito en los Cerrillos, un 8 de enero. El gobernador de Santa Fe era Carlos Reutemann, el intendente era Jorge Obeid y el secretario de la poderosa UPCN, era el brillante dirigente Alberto Maguid, quien le había dado algún empleo como entrenador al ex Campeón Mundial de Boxeo. Entre los tres organizaron el velatorio y la sepultura en el nicho 203 del cementerio local, de la sección 87, a no más de 50 metros de la entrada.

El tema fue como llegó al cementerio desde el Palacio Municipal en donde fue velado. Llego en manos de su pueblo, pues se cree que más de 60.000 santafesinos acompañaron a ese Campeón en el ring, que como dijera el Diego, años después, se equivocó y pagó en la vida.

Nadie recuerda un acompañamiento similar al que se le dio a Carlos Monzón, tal vez, habría que remontarse al sepelio del Brigadier Estanislao López. Esas 60.000 personas lloraban con pañuelos al viento, cánticos, ovaciones, banderas, pancartas de los fanáticos apasionados que lo vieron al changuito descalzo, pobre y marginal de San Javier que llegó a comer con los más famosos de la época y los hizo soñar que llegar a cumplir sus sueños era posible.

 

JUAN MANUEL FANGIO

1995 – El 17 de julio nos dejaba Juan Manuel Fangio, quien fue cinco veces Campeón del Mundo y según centro de estudios del Deporte de Europa, aún hoy tiene la mayor marca de carreras corridas y ganadas de la historia del automovilismo. El Chueco de Balcarce, tenía 84 años y esa madrugada lo encontró la parca, entonces un amigo y admirador, Carlos Menem, quien era presidente de la República, ofrece velarlo en el Salón Blanco de Casa Rosada.

El desfile fue incesante y compartido luego por el público en la sede central del Automóvil Club Argentino (ACA) y finalmente llegaron a Balcarce, donde descansa su cuerpo que fue trasladado por un avión de la gobernación de la provincia de Buenos Aires.

De la despedida, participaron todos los pilotos argentinos, encabezados por Carlos Reutemann y José Froilán González y otros pilotos que gozaron de su respeto y admiración, como los ingleses Stirling Moss y Jackie Stewart.

 

RODRIGO BUENO

2000 – Rodrigo Bueno muere en un accidente de tránsito el 24 de junio. El popular cantante cordobés estaba en la cúspide de su carrera y con 27 años fue sorpresiva su partida  y la conmoción fue muy importante en el núcleo de poder del espectáculo por entonces. Viajó Maradona que estaba en Montevideo, Susana Gimenez, Mirta Legrand y políticos estuvieron presentes con sus coronas como De la Rúa que era presidente, y los gobernadores Ruckauf y De la Sota. Pero su cuerpo consiguió su paz final el 26 de junio del año 2005, en el Cementerio de Las Praderas, en Monte Grande.

 

DIEGO ARMANDO MARADONA

2020 – Lo de estos días con Diego Armando Maradona, que fue algo fuera de control, pues nos sobrepasa como país, fue tapa en los cinco continentes. Estamos ante una figura mundial, cosa que nunca antes pasó, pues nadie de los ejemplos anteriores despertó el dolor en todo el plantea como lo hizo el Diego.

Estamos ante un ser especial por sus características técnicas primero, pensemos que de niño atraía gente a los entre tiempos de Argentinos Junior, para ver a un malabarista de la pelota, y tenía 10 años o menos. Entra a jugar en Primera a los 15 años ante Talleres de Córdoba de la mano de Juan Carlos Montes. En una entrevista contó el Diego: "la primera que le dije que Juan me había citado, fue a mi mamá, pero no sabía que iba al banco, si jugaba, si no jugaba. Tomé el tren, el colectivo 135, me bajé en el mismo lugar de siempre y fui caminando al club, porque Argentinos no concentraba en esa época".

Esa madre Tota y su padre Don Diego lo están acompañando ahora en su última morada en el Cementerio Parque de Bella Vista, es la vida, es el destino.

Pero el fervor que se siente en el ambiente, es producto de la entrega energética que él, jugador, nos dio durante su carrera y en cada club que estuvo desde aquel debut del 20 de octubre de 1976. En cada rincón del mundo se hace sentir la presencia de ese espíritu rebelde que nos dio tanto fútbol, esa cadena de antorchas que se hizo en el Nápoli alrededor de la cancha que ahora llevará eternamente su nombre y apellido.

Pero como dijo mi coterráneo, Roberto Fontanarrosa: "qué me importa lo que Diego hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía" (...) "la primera vez que lo vi fue cuando jugaba para Argentinos, en el Parque Independencia. Hubo algo que me impresionó de él en ese partido, además de su melena enrulada, y era que jugaba como lo haría un veterno, o al menos eso me pareció aquella tarde".

 

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