Por supuesto que desde “El Príncipe”, de Nicolás Maquiavelo en 1532, hasta la fecha, se han escrito infinidad de tratados que indican que la acción de gobierno tiene como un requisito fundamental el manejo de la información que llega a la sociedad, para lo cual todo medio podría llegar a ser considerado válido. Aunque no sea lícito, claro.

Javier Milei basó su reciente discurso en la cumbre de Davos en las bondades del sistema capitalista y su aporte espectacular al crecimiento del “ingreso per cápita”. También mencionó que la Argentina de fines del siglo 19 era el país más rico del mundo y hoy, bueno, ya lo sabemos.

Ambas afirmaciones son reales, pero no expresan un éxito que pueda ser valorado por el conjunto de los seres humanos involucrados. En todo caso, son datos exitosos para quienes se beneficiaron y se benefician con ese desarrollo económico.

La cuestión más importante en el desarrollo económico es la distribución del ingreso.

Humildemente, trataré de explicarme lo mejor que puedo.

Para nuestra forma de ver las cosas, nos parece muy limitado analizar la realidad socioeconómica a través del “ingreso per cápita”, que para los liberales es un valor que explica que las cosas siempre están mejor de lo que realmente están para el Pueblo.

Este número surge de la división entre el valor general acumulado de una economía dividido la cantidad de habitantes que forman parte de esa economía. Esto hace que este valor sea distinto según el país o la región que se tome en cuenta.

En realidad, lo que explica el “ingreso per cápita” es el desarrollo general de la economía, pero por sí sólo no aclara nada sobre la realidad social.

Por ejemplo: supongamos que analizamos el ingreso de 10 personas y determinamos que el “ingreso per cápita” en ese grupo es de 1.000 pesos, esto quiere decir que hay un ingreso total en el grupo de 10.000 pesos.

Ellos (los liberales de distinto pelaje) se quedan generalmente en este análisis, porque es el que más les conviene. Nosotros nos tenemos que preocupar también por la distribución, es decir, teniendo en cuenta cuánto gana cada uno.

Supongamos que 6 de los del grupo en análisis ganan 500 pesos cada uno, 3 ganan 1.000 pesos cada uno y el otro gana los 4.000 restantes, el ingreso general va a seguir siendo de 10.000 pesos, pero la distribución nos dice que el 60% gana un promedio de 500 pesos, un 30% gana en promedio 1.000 pesos y otro 10% gana 4.000 pesos.

Podemos decir que el 90% del grupo se lleva el 60% del ingreso y que el 10% restante se lleva el 40%. También podemos decir que la diferencia entre los que menos ganan (500) y los que más ganan (4.000) es de 8 veces.

Y podríamos seguir analizando, pero no es el objeto de esta nota. Citamos este pequeño ejemplo a modo de reflexión sobre lo que vamos a señalar: la cuestión más importante en el desarrollo económico es la distribución del ingreso.

el 10 % de la población mundial, aún vive en situación de extrema pobreza al día de hoy, con dificultades para satisfacer las necesidades más básicas

En nuestro país, es cierto que a fines del siglo 19 los ricos argentinos estaban entre los más ricos del mundo. Pero la riqueza era disfrutada por menos del 5% de la población. Eso fue el caldo de cultivo del rechazo de la sociedad a ese régimen oprobioso y el nacimiento de una oposición democrática expresada en la Unión Cívica Radical, organización que llegó incluso a repeler la represión gubernamental de forma armada en la llamada “Revolución del Parque” de 1890 (no estaría demás “googlear” para ampliar si no lo sabías).

El desarrollo económico y tecnológico que produjo el capitalismo ha sido soberbio, desde lo que se conoce como la “Revolución Industrial” europea en adelante. Pero ese desarrollo se apoyó en la explotación sin límites de las clases populares, de los trabajadores y las trabajadoras.

En la actualidad, la distribución del ingreso a nivel mundial tiene dimensiones dramáticas. Te comparto esta información:

“Más de 700 millones de personas, o el 10 % de la población mundial, aún vive en situación de extrema pobreza al día de hoy, con dificultades para satisfacer las necesidades más básicas, como la salud, la educación y el acceso a agua y saneamiento, por nombrar algunas. La mayoría de las personas que viven con menos de 1,90 dólares al día viven en el África subsahariana. En todo el mundo, los índices de pobreza en las áreas rurales son del 17,2 %; más del triple de los mismos índices para las áreas urbanas.”

“Para los que trabajan, su puesto de trabajo no les garantiza una vida digna. De hecho, el 8 % de los trabajadores de todo el mundo, y sus familias, vivían en situación de extrema pobreza en 2018. Uno de cada cinco niños vive en situación de extrema pobreza. Garantizar la protección social de todos los niños y otros grupos vulnerables resulta crucial para reducir la pobreza.”

“El 10% más rico de la población mundial se lleva actualmente el 52% de la renta mundial, mientras que la mitad más pobre obtiene el 6,5% de la misma”.

Los datos expresados en los tres párrafos anteriores no los proporcionó un partido político de izquierda, o “nacional y popular”, son afirmaciones de la Comisión de Desarrollo Social de las Naciones Unidas. Es información pública.

Por lo tanto, elogiar al capitalismo por el crecimiento del ingreso per cápita y omitir expresamente la cuestión de fondo, si no es mentir por lo menos es ocultar maliciosamente la verdad.

Además, no hay país en el mundo en el que exista un sistema capitalista igual a otro. Muchos países de economía capitalista cuentan con sistemas de salud y educación públicas, ayuda y seguridad social, a los cuales la concepción retrógrada que sustenta Milei calificaría de “colectivistas”.

Por otra parte, países declaradamente socialistas o comunistas, como China o Cuba, cuentan con importantes áreas de sus economías funcionando plenamente bajo el sistema capitalista.

La verdad que una persona que en su vida no ha administrado ni siquiera un kiosco se ponga frente las potencias mundiales a “dar cátedra” tipo maestro ciruela, con advertencias propias del siglo 19 es, además de desubicado, totalmente fuera de lugar.

elogiar al capitalismo por el crecimiento del ingreso per cápita y omitir expresamente la cuestión de fondo, si no es mentir por lo menos es ocultar maliciosamente la verdad

Mi amigo y compañero rosarino Luis Chervo, analizaba hace poco el discurso de Javier Milei en Davos y decía: ”creo que fue desfachatado y osado, tratar de enseñarles a gobernar a democracias consolidadas, al menos es desubicado” y afirmaba esa valoración en “que Milei diga de que el Estado es malo, a un inglés que tiene toda la actividad médica en manos del Estado, o que a un francés le diga ojo con el Estado, cuando subsidia el 100% de los trabajos del campo”.

En su arenga final, Milei se dirigió específicamente a los empresarios de manera aduladora y servil, llamándolos “héroes” en estos términos: “Ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del periodo de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general.”

En el idioma español en el que nos manejamos, la palabra “héroe” o “heroína” en su versión femenina, significa “persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble” o “persona ilustre y famosa por sus hazañas o virtudes”.

Y el remate final de Milei, para “aconsejar” a los sorprendidos presentes en la cumbre de Davos, fue: “No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo. Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia, y sepan que, a partir de hoy, cuentan con Argentina como un aliado incondicional. Muchas gracias y Viva la libertad carajo.”

El Grand Continent, revista fundada en mayo de 2019 en París, es el primer proyecto serio capaz de producir una revista escrita en los principales idiomas del debate europeo.

La revista es una publicación del Groupe d’études géopolitiques, un centro de investigación independiente con sede en la École normale supérieure y reconocido como de interés general.

Recientemente, publicó una nota del periodista argentino Pablo Stefanoni referida al discurso del presidente argentino en Davos. Muy interesante, también para obtener la versión completa de ese discurso. Clic aquí para leerla.

Dejo para otra nota, cuando podamos obtener más información, la maniobra que el gobierno quiere llevar adelante para vender el Banco de la Nación Argentina.

Ya dijeron desde el comienzo que quieren privatizar todos los bienes del Estado Nacional. Es la misma política que se implementó en la década de los 90 con Carlos Menem como presidente. El objetivo, más allá del intento de repetir la fórmula fracasada y nociva de la dolarización, es generar muchos negocios para los amigos y respaldos del poder, además de suculentas comisiones para los funcionarios gubernamentales que administren esos negociados.

Un ejemplo claro es el ministro de Economía, Toto Caputo, que está intentando generar la venta del Banco Nación por 25 mil millones de dólares, para lo cual su posible socio sea el brasilero André Esteves, titular de BTG Pactual, el banco de inversión más grande de Sudamérica.

La periodista Luciana Glezer, de La Política Online, escribió una nota reveladora con respecto a este tema. Clic acá para leerla.

Es evidente que la derecha argentina y los intereses económicos que la respaldan, han evaluado que el “gradualismo” de la gestión del presidente Macri fue la causa de su fracaso. Ese es el argumento por el cual pretenden implementar su política de saqueo y entrega lo más rápido posible.

Esos son los únicos fundamentos del DNU y de la Ley “ómnibus”.

Milei no tiene ningún intendente ni ningún gobernador de su fuerza política. La presencia de sus representantes en ambas cámaras del Congreso Nacional es minoritaria. Por eso basa su empuje y su intento de arrollar y puentear a las instituciones exclusivamente en el 55% de los votos obtenidos en la segunda vuelta electoral que lo catapultaron a la Presidencia de la Nación. Pero debería registrar que esos votos obtenidos representan solo el 40% del padrón electoral. El ausentismo llegó casí al 25% ya que no fueron a votar 8.891.241 personas habilitadas. También debería tener en cuenta que superó a Sergio Massa por solo 1.137.338 votos, poco más del 3% del padrón. Interpretar estas cifras no quitan legitimidad al gobierno, por supuesto, pero deberían llevar al presidente a una postura más prudente, calma y reflexiva, para intentar llevar adelante su gobierno.

Sin embargo, sus expresiones y las de sus colaboradores están llenas de prepotencia, soberbia, desprecio absoluto por los que pensamos distinto y estamos en el grupo “no la ven”, es decir, no vemos lo que ellos quieren que veamos, vemos lo que está pasando en la realidad.

Javier Milei juró respetar y hacer respetar la Constitución de la Nación Argentina. Lo primero que hizo fue violarla, ignorarla y pretender modificarla por decreto. Está en el lugar en el que las circunstancias y su ambición personal lo pusieron y no oculta sus deseos de establecer una tiranía. Por eso no entiende la necesidad de la construcción de consensos, los mecanismos para la elaboración de las leyes, los compromisos internacionales asumidos en nuestra carta magna con relación a los derechos humanos, en fin, no entiende porque no quiere entender, porque no es ni quiere ser un político.

Si continua por este camino, negacionista de las diferencias y de su propio escaso poder y capacidad para arribar a acuerdos reales de gobierno, llegará el momento en que Dios y la Patria, expresada en la soberanía absoluta del Pueblo, se lo demanden, tal como él lo juró cuando asumió.