Control de plagas

A cuidarse de las isocas

Por Gerardo Gallo Candolo | 14-02-2021 01:00hs

La soja está en pleno desarrollo y, entre los cuidados especiales que debe recibir en estas semanas , se encuentra el control del daño por insectos, principalmente orugas y chinches. Son varios los aspectos a tener en cuenta antes de preparar la pulverizadora o llamar al aero-aplicador. Veamos algunas.

Una pregunta muy común de los productores ante la presencia de alguna plaga: ¿cuál es el límite de daño tolerado para efectuar un tratamiento con insecticidas? Este límite puede entenderse como nivel de perjuicio (por ejemplo cuando supere el 40 por ciento de defoliación); el número de insectos (7 u 8 orugas por metro de surco), o una combinación de ambas.

Comprendamos que no es fácil para el técnico determinar ese límite sin tener en cuenta varios aspectos: en primer lugar el estado fenológico del cultivo, ya que la soja en estado vegetativo puede tolerar hasta el 50 por ciento de defoliación sin ser afectado el rendimiento, pero ese porcentaje baja considerablemente cuando empieza a florecer y, más aún, cuando empieza a granar. Lo dicho anteriormente es para un cultivo que tuvo un excelente nacimiento, pero si hay claros en el lote o malas condiciones de crecimiento el asesor seguramente bajará ese rango. Los cálculos se hacen estimando el nivel de pérdida más probable con el costo del tratamiento, por lo tanto depende del precio recibido por el grano contra el valor del insecticida y el trabajo para aplicarlo.

Cierto grupo de insecticidas que se utilizan para el control de las plagas pueden contaminar el ambiente pero hay un grupo conocidos como "plaguicidas de tercera generación"; algunos tienen imitadores de las hormonas de insectos e inhibidores del crecimiento que tienen la ventaja de ser selectivos y por lo tanto son menos perjudiciales para los enemigos naturales, pero tienen la desventaja de ser más costosos.

En el caso que el cultivo esté destinado a semilla habrá que tener en cuenta otros aspectos además del económico, por el daño a la calidad que pueden hacer algunas plagas; en soja por ejemplo, no se toleraría ningún umbral de presencia de chinches que al picar las vainas y granos le restan calidad, por inocular microbios y restarle germinación a la semilla.

Es fundamental conocer el ciclo biológico del insecto, una oruga de tamaño grande aparenta comer más follaje que una chica, que es la apariencia lógica aunque se mueva lentamente, pero le faltan pocas horas para empupar y dejar de hacer daño al cultivo. Orugas chicas por el contrario, de pocos días de vida, muy movedizas, tiene varias semanas por delante para hacer mucho daño.

Otra cuestión importante es el clima esperado por el posible desarrollo del cultivo, de la plaga y de las condiciones ambientales para hacer el tratamiento. Son todas variables que debe tener en cuenta el asesor para sus recomendaciones. Ah!, otra cuestión: si hay alguna maleza que se empieza a escapar y hay algún herbicida post-emergente que la puede controlar y no sea incompatible su mezcla con el insecticida, la aplicación resultaría gratis.

Coordinar todas estas cuestiones técnicas para tomar decisiones parece muy complejo pero la agricultura es más que técnica… también resulta un arte.

 

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